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exposición en hàbitat

Ramón Esteve: «Mi deseo es seguir sorprendiendo a través del diseño de nuevas piezas»

Hábitat dedicará una exposición a Ramón Esteve, diseñador y arquitecto, que define como «sobria» y está concebida como una pequeña muestra para acercarse al universo de uno de nuestros creadores más internacionales 

| 11/08/2019 | 13 min, 45 seg

VALÈNCIA.-La próxima edición de Feria Hábitat dedica una muestra retrospectiva a Ramón Esteve. Una exposición que permite visualizar una línea histórica y argumental coherente con su doble condición de arquitecto y diseñador. 

­­—¿De qué forma surge la posibilidad de realizar esta retrospectiva?

—El pasado año, la exposición estuvo dedicada a Mario Ruiz. La elección de Hábitat prosigue con la idea de seguir apostando por mostrar el trabajo de diseñadores con proyección nacional e internacional. Creo que esta idea se cumple en mi caso y agradezco la oportunidad dada.

—Tu participación no se limita a la cesión de los proyectos. Te has implicado en el diseño del espacio.

— Al disponer del doble enfoque, de diseñador y de arquitecto, la propuesta que he transmitido posee una parte de arquitectura. Puedo adelantar que se tratará de una instalación muy sobria, un cubo de telas blancas que juegan con las reflexiones de la luz, en el que las piezas adquieren una condición escultórica. La instalación captura esta luz natural, la controla y la proyecta contra los objetos. Para mí supone un reto porque la utilización de luz natural es mucho más difícil de controlar.

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— ¿Esta instalación supone un redimensionamiento a pequeña escala de tus proyectos de arquitectura?

— Realmente, no. A lo largo de mi carrera he realizado mucha arquitectura efímera. Mi primer proyecto fue un stand para la división española de Kodak en la feria SIMO durante cinco ediciones. La arquitectura efímera tiene unas características muy especiales, por eso considero que la propuesta para Hábitat está más cercana a la instalación artística que a la arquitectura en el sentido de un proyecto perdurable en el tiempo. Algunos proyectos de arquitectura efímera que se pretende que perduren en el tiempo corren el riesgo de perder la frescura y ser pretenciosos. La arquitectura efímera tiene sus propias leyes, espíritu y naturaleza. 

— ¿En qué momento profesional llega esta retrospectiva?

— Creo que en el adecuado. Los proyectos que se verán expuestos en Hábitat no suponen ni siquiera una tercera parte de las piezas que he diseñado. Comencé a diseñar producto en 1996, con la colección Na Xemena, para Gandía Blasco. Anteriormente ya había diseñado pero estas creaciones no se habían industrializado. Por ejemplo, en los años noventa diseñé el mobiliario para el stand de Kodak. Como cualquier creativo, las piezas han tenido mucha visibilidad pero no había surgido la posibilidad de visionarlas en conjunto.

— ¿Cuáles han sido los filtros por los que te has regido para seleccionar las piezas?

— He seleccionado las piezas más representativas de mi trayectoria. Hay una muestra más amplia de los proyectos realizados para Vondom (es la compañía con la que mantengo una mayor colaboración), aunque aparecen todas las marcas con las que trabajo: Vibia, Noken, L'Antic Colonial, LZF Lamps, Talenti, etc. El diseño de producto es un ámbito en el que entré con mucha fuerza y que llevaba en paralelo a la arquitectura, prestando una atención limitada. Hace diez años decidí realizar una apuesta muy fuerte y en estos momentos significa una parte muy importante del trabajo diario en mi estudio. Es la división que más está creciendo.

— ¿Podrá apreciar el visitante la conexión entre el Ramón Esteve arquitecto y el diseñador?

— Por supuesto. Piensa que todas esas piezas han crecido inmersas en un ambiente arquitectónico. En mi caso sucede que soy un diseñador de producto que proviene del mundo de la arquitectura por lo que la tengo siempre presente. Cuando diseño, he de imaginar las piezas en un contexto y creo que por este motivo funcionan muy bien dentro de la arquitectura. En bastantes casos, para las compañías con las que he colaborado, he creado los espacios adecuados para que esa pieza contara su propia historia en su totalidad.  En mi tesis —La fabricación del interior—, ya hablaba de la necesidad de los creadores de diseñar mobiliario para sus espacios, caso de los maestros de la vanguardia del siglo XX, acorde con la idea de obra de arte total, algo que sucede por ejemplo, en el caso de la Bauhaus.

«me gusta mucho emplear materiales naturales porque al final es una forma de conexión con la naturaleza y la tradición»

— Has mencionado antes Na Xemena, una colección que nace a partir de un proyecto de arquitectura...

— En este caso, la introducción de los rasgos arquitectónicos en el diseño de las piezas parte de un concepto geométrico. A esto se unen otros conceptos como la sobriedad o materiales naturales vistos. Las pautas empleadas en el espacio arquitectónico —modularidad, geometría elemental— se extienden al diseño de Na Xemena. Cuando Gandía Blasco edita la colección Na Xemena se abre una nueva vía. No se había prestado la atención debida al mueble outdoor, de exterior. En este caso, provocó el nacimiento de una marca en este campo.

— ¿Existe una línea argumental entre los diseños que componen la retrospectiva?

— Esperemos que sí. Hay una idea que siempre he barajado en mi trabajo. Como verás en la exposición, salvando algunos diseños que son más arriesgados, siempre he intentado que las piezas sean atemporales. Me gusta mucho la idea del objeto cotidiano, ese objeto con un diseño anónimo. Objetos que te rodean y perduran en el tiempo. Creo que sería adecuado poder utilizar una unidad en la arquitectura, la «cantidad de forma». Cuando las piezas tienen una «cantidad de forma» excesiva, pueden llegar a ser muy atractivas pero, obviamente, por ese exceso también son más caducas. Las piezas más serenas perduran en el tiempo porque no están llamando continuamente la atención. Pasan desapercibidas, no están gritando todo el tiempo «aquí estoy yo».

— ¿En qué se diferencia el Ramón Esteve que comenzó a diseñar del actual?

— Lo primero es la ingenuidad. Al principio, esa ingenuidad te lleva a abrir puertas que no conoces, y cuando no conoces bien dónde te mueves te atreves a realizar proyectos más arriesgados. Con la madurez, vas conociendo muchísimo más cómo funciona el mercado. No digo que tengas menos libertad o espontaneidad pero ese conocimiento te hace ser más sesudo. Posteriormente la experiencia te va indicando el camino a seguir, aunque a veces es bueno aventurarse y salir de esa zona de seguridad. También es cierto que las marcas te van metiendo en tu propia zona de seguridad. La suerte que he tenido es que los proyectos que he realizado han tenido una respuesta muy positiva. Una de las ventajas e inconvenientes en el diseño de producto es que tú, como diseñador, vas a éxito con el fabricante. El fabricante puede apostar por ti una vez, pero no dos. Esto, cuando estás diseñando, debes tenerlo en cuenta.

— ¿La arquitectura y el diseño son compartimentos estancos o vasos comunicantes?

— Siempre vasos comunicantes; uno condiciona al otro. De hecho, cuando tengo que realizar proyectos aislados me cuesta más. En algunos proyectos de arquitectura tengo la posibilidad de diseñar las piezas que lo acompañan y en otros selecciono el mobiliario. Cuando no existe esta posibilidad, el proyecto queda cojo. Un ejemplo claro es uno de mis últimos proyectos, Refugio en la viña, en Fontanars dels Alforins, en el que he diseñado hasta el último grifo y enchufe. En un proyecto de este tipo puedes apreciar que todo está en consonancia, todos los aspectos se mueven al son de la misma música. Cuando hablo de arquitectura me gusta emplear la expresión «ecosistemas estéticos». Utilizando este paralelismo, dentro de un ecosistema los diseños crecen con naturalidad. 

— Retomando la colaboración con las empresas, ¿es un camino en el que la compañía y tú coincidís en mitad del sendero?

Si la compañía o diseñador cambian sus conceptos a costa de buscar a cualquier precio una colaboración, el resultado no será fiel a ninguno y el mercado no lo aceptará

— Suceden dos cosas. Por un lado hay compañías que me contactan, y por otro, también yo busco una empresa determinada porque siempre aspiras a crecer en esta colaboración. En el ámbito del diseño el caché es muy importante. Crear piezas para grandes marcas es clave a la hora de ganar prestigio y solvencia aunque no hay que obsesionarse. Tú empujas a la marca y la marca te empuja a ti. Cuando la marca tiene una filosofía fuerte en diseño y creas una pieza potente, esto ayuda a posicionar la empresa.

— En tu caso, tienes una línea de diseño que no es apta para todas las marcas.

— Claro que no. Y así debe ser. Lo primero que haces cuando una compañía contacta contigo es, primero, ver si dispone de una filosofía de diseño, y segundo, analizar si su línea de producto encaja con lo que estás desarrollando. En arquitectura puede suceder que comiences un proyecto con un cliente con el que no tengas una afinidad pero en el caso del diseño eso nunca ha sucedido. Tiene que haber un flechazo mutuo. Si la compañía o diseñador cambian sus conceptos a costa de buscar a cualquier precio una colaboración, el resultado no será fiel a ninguno y el mercado no lo aceptará. Conseguir prestigio cuesta muchísimo y perderlo no cuesta nada.

— ¿Qué valor diferencial proporcionas a las marcas con las que colaboras?

— Los valores en los que baso mi trabajo. La búsqueda de formas rotundas y simples pero con empatía. Creo que esa filosofía encaja con muchas y muy buenas marcas. Y continuamos trabajando con proyectos muy potentes que verán la luz en los próximos meses, con compañías estadounidenses como Restoration Hardware (RH).

— Sueles trabajar con metal o materiales plásticos.

— También he trabajado en muchas ocasiones la madera, y me siento cómodo vinculándome a empresas que emplean estos materiales, como sucede con RH. Me gusta mucho emplear materiales naturales porque al final es una forma de conexión con la naturaleza y la tradición. Cuando hay posibilidad me gusta recurrir al trabajo artesanal, al oficio, para conseguir un diseño con un doble carácter: un diseño de vanguardia pero con un alma que conecta con la tradición y la naturaleza. Diseñadores italianos como Gio Ponti son una referencia. Recogen una tradición y la modernizan, uniendo artesanía e industria desde los años cincuenta y sesenta. Creo que en el caso de València, aunque hay empresas que han hecho una excelente labor, es una asignatura pendiente.

— Por último, ¿esta retrospectiva marca un punto de inflexión?

— En este momento, el apartado al que más atención presto es al diseño de producto. Creo que la recapitulación es importante. Para dar un salto adelante es necesario examinar lo realizado. Detenerse a revisar el trabajo creo que me va a ayudar mucho, sobre todo en lo personal. Deseo continuar sorprendiendo desde el diseño de nuevas piezas, porque la capacidad de sorpresa es un aspecto inherente al diseño. Al final, lo más importante es seguir siendo creativo, y para mí la creatividad es el resultado de imaginar, resolver y sorprender. 

VALENCIA.- Alberto Martínez es diseñador industrial y socio fundador de CuldeSac, agencia creativa con sede en València cuyo trabajo con grandes marcas goza de repercusión internacional. Alberto Martínez no solo comparte ámbito profesional con Ramón Esteve, sino que con el paso de los años, su relación laboral se extendió hasta el terreno personal. «Nos conocimos gracias a la cátedra Lladró de la Universitat de València —recuerda Martínez—. Existía un interés previo por ambas partes para conocer con mayor detalle el trabajo del otro, así que cursamos sendas invitaciones. Compartimos charlas y estas citas informales me permitieron conocer al Ramón persona, alejado de su condición de arquitecto y diseñador». 

La relación saltó de la ciudad de València al ámbito internacional en acciones promovidas por el ICEX, en Dubai o Tokio. «Nosotros en nuestro papel de diseñadores industriales y Ramón, entonces, como el enfant terrible de la arquitectura en València. Ya en ese primer momento me di cuenta de un rasgo suyo muy característico: su meticulosidad». ¿Existen diferencias entre el Ramón Esteve que aparece en los medios y el que te encuentras cara a cara? «Aprecias matices reflejados en su tono de voz, la forma en la que te cuida y las exigencias en su estilo de vida, muy cercanas a las que plantea en los proyectos desarrollados. Ramón es una persona que suscita contrastes. O no lo entiendes o lo adoras. Creo que no existe un término medio. Ante todo debo decir que en nuestra relación siempre ha sido muy generoso y ese compartir no lo encuentras muy a menudo en un ámbito tan competitivo como el diseño». 

Martínez fue uno de los profesionales participantes en el volumen Ramón Esteve, arquitectura / diseño editado en 2011. En aquel texto el diseñador ya apuntaba a la curiosidad innata como uno de los aspectos clave en el trabajo de Esteve. «La curiosidad es esencial para muchos creativos. Facilita una forma de observar el mundo diferenciada de la mayoría y esta es una de las causas por las que el trabajo de Ramón es distinto al de otros autores coetáneos. Otro aspecto fundamental para entender su trayectoria es la cautela. De esta cautela se desprende la meticulosidad de la que antes te hablaba. Entre dos viviendas, detalles casi imperceptibles permiten saber cuál ha sido proyectada por Ramón». 

¿En qué momento llega la exposición para Esteve? «Creo que está en un momento de cambio absoluto. Se ha posicionado de forma rotunda en el ámbito residencial y está con los ojos abiertos, dispuesto a arriesgar y afrontar proyectos más ambiciosos e internacionales. Por otro lado, pienso que no quiere perder el control de trabajar desde un estudio relativamente pequeño a través del que puede otorgar a sus proyectos una calidad de tipo boutique».

Es hora de que un diseñador opine sobre otro diseñador, algo relativamente infrecuente. «Destacaría la labor de diseño integral. Su trabajo abarca toda la escala y no todos los profesionales son capaces de lograrlo. Su diseño es muy reconocible visualmente, ha creado marca gracias al empleo de geometrías potentes. Diría entre comillas que le cuesta hacer la curva. Posee una trayectoria coherente y ha dado un paso muy importante: no solo diseña la pieza sino que acompaña a la compañía en el diseño de stands, dirección de arte, labores de comunicación… Lleva el rigor y la metodología de trabajo a esas empresas, trata de compatibilizar sus valores con los de la marca». 

A la pregunta sobre si la doble visión de Ramón Esteve, la de arquitecto y diseñador, supone una ventaja añadida, Alberto no tiene dudas: «En parte, el éxito de CuldeSac viene dado por la mezcla de diferentes metodologías de trabajo. Ramón es capaz de trabajar en diferentes escalas con el mismo entusiasmo y la misma calidad».

* Este artículo se publicó originalmente en el número 58 (Agosto 2019) de la revista Plaza

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