GRUPO PLAZA

Salvador Navarro / presidente de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV)

«Hay que ganarse el respeto de Madrid»

Ante la crisis del resto de las patronales de la Comunitat, el presidente de los empresarios de Valencia se erige como voz autorizada para cantarle las cuarenta a los dirigentes políticos... y a los empresariales 

| 25/11/2016 | 20 min, 21 seg

VALÉNCIA.- Salvador Navarro (Valencia, 1963) está a punto de alcanzar su sexto año al frente de laConfederación Empresarial Valenciana (CEV), la única patronal que ha sobrevivido a la tormenta perfecta que ha dejado al resto de organizaciones territoriales al borde de la desaparición. Con ese aval, aspira a liderar a los empresarios de la Comunitat en una patronal autonómica renovada. Libre de hipotecas,en la práctica ya se ha erigido como principal contrapunto del Consell en asuntos como la defensa de la gestión privada de servicios públicos. En esta entrevista lamenta los personalismos del empresariado valenciano y critica que el Consell gobierne desde la ideología. Cree, además, que tras años en los que los ministros venían a la Comunitat «aplaza ganada» habrá que trabajar mucho para conseguir el «respeto» de Madrid.

— ¿Qué nota le pone al Consell?

—Es complicado poner una nota global. Su mejor aportación ha sido trasladar al exterior que los valencianos, focalizados por la corrupción, hemos sido capaces de cambiar de un gobierno a otro formado tras negociar. Pero este Consell no puede ser incongruente en otros asuntos, como trasladar a Madrid que tenemos problemas de infrafinanciación y a la vez que vamos a revertir un hospital privado al sector público. Hay que dejar a un lado las cuestiones ideológicas y mejorar la estructura de costes de esta comunidad. Y no me vale que digan que hay menos funcionarios que en otras.

Lea Plaza al completo en su dispositivo iOS o Android con nuestra app

— ¿Observa diferencias entre los departamentos que controla el PSPV y los de Compromís?

— Claramente. Al margen de que la mayor diferencia son las personas, hay departamentos que tienen mayor carga ideológica. Por ejemplo, con Medio Ambiente hemos tenido problemas en proyectos como el de Puerto Mediterráneo, el SDDR —plan de envases retornables— o Lafarge en Sagunto. Pedimos seguridad jurídica frente a decisiones con una importante carga ideológica.

— Lo focaliza todo en Medio Ambiente, ¿tienen problemas con esa mitad del Gobierno del mestizaje?

— No. La Conselleria de Sanidad no es de Compromís y también tiene una elevada carga de ideología. Como la de Educación. Estamos de acuerdo en que hay que cambiar las cosas, pero existe la colaboración público-privada y no es lógico que, teniendo los problemas de financiación que tenemos, asumamos lo que ahora hace una empresa privada. En la CEV tenemos una comisión de colaboración público-privada que he querido que presida Alberto de Rosa, presidente de Ribera Salud, porque hay que defenderse.

— ¿Qué avances ha logrado esa comisión?

— En la última sesión, el director del IVF, Manuel Illueca, puso a la SGR como ejemplo de colaboración público-privada. Es más, dijo que el IVF es el adalid de la colaboración público-privada en el Consell.

— Pues el IVF es el organismo que debe evaluar el coste para las arcas públicas de revertir a la sanidad pública el Hospital de Dénia...

— Sí, pero el IVF actúa bajo un mandato. Eso va a quedar en nada porque no se puede asumir. Se está lanzando el mensaje a los empleados de Ribera Salud y de Marina Salud de que van a ser funcionarios, pero ahora ya se les dice que no. No hay que tener miedo a las multinacionales porque dan trabajo a muchos valencianos.

— La decisión de tumbar Puerto Mediterráneo, ¿es técnica o ideológica?

­— Es una decisión ideológica. Me preocupa que, por ideología, este gobierno haya trasladado desde el principio que ese proyecto era inviable. Y no se han aportado datos para justificarlo.

— ¿En qué ha cambiado la relación con el Consell?

—Teníamos buena relación y también diferencias con los anteriores consellers. La relación es buena en general, pero cuando hemos tenido que decir algo lo hemos dicho. Los empresarios nos exigen independencia económica y política, y por primera vez este año en la patronal tendremos más ingresos privados que públicos.

«Si los valencianos hemos sido invisibles y permitido que los ministros vinieran a plaza ganada, es complicado que ahora en Madrid se pregunten qué nos pasa»

— ¿Cómo es su relación con Ximo Puig?

— Muy buena. La primera organización empresarial que visitó tras tomar posesión fue la nuestra. Y dijo que lo tenía claro: empresa sí o sí y colaboración público-privada. Pero tenemos una economía muy tocada, mientras no demos una solución a la infrafinanciación no podemos lanzarnos a aventuras económicas y el presidente lo sabe. El intento de focalización en la corrupción es un error en el que ellos mismos caen a veces.

— ¿Tienen el mismo nivel de relación con la vicepresidenta Mónica Oltra?

— Tenemos menos relación por el ámbito de su conselleria, pero cuando la hemos llamado ha venido. Ella tiene una carga mediática mayor y creo que no es positivo actuar por acción-reacción. Por ejemplo, cuando hay un problema con un anciano en una residencia, que se recuerde que con el PP hubo cinco muertes. ¡Claro, fue portada nacional! Será verdad, pero no es positivo. Igual que relacionar en las ruedas de prensa el proyecto de Puerto Mediterráneo con las mordidas. No enviemos más mensajes negativos porque los demás no lo hacen. Están gobernando, no en la oposición.

— Hace poco acompañaron al Consell en Madrid para que se visualizase el problema valenciano, pero no se consiguió. ¿Sintieron que se les utilizó en algo que al final tuvo un efecto muy limitado?

— No. Nosotros aportamos al presidente de la CEOE, pero es cierto que el resultado fue pobre. En lo individual somos potentes pero en lo colectivo no sabemos trabajar.

— ¿Qué diagnóstico hacen?

— Hay que seguir trabajando. Si hemos sido invisibles durante tantos años y hemos permitido que los ministros vinieran a plaza ganada es complicado que ahora en Madrid se pregunten qué nos pasa. Hay que trabajar en el campo político y en el empresarial. Por ejemplo, los diputados del PP en Madrid no estuvieron ese día; creo que los diputados valencianos, de cualquier signo, tienen una responsabilidad con los valencianos, que han votado a unos diputados que, al final, se pierden en la consigna de partido. Esto hay que cambiarlo. Yo quiero que los diputados a los que he votado me representen. Nosotros hicimos una apuesta seria cuando le planteamos a Joan Baldoví cuatro puntos para resolver esa invisibilidad, porque existía la oportunidad para, con cuatro diputados, decirle a Rajoy esto, esto, esto y esto. ¿Lo consiguen? Chapeau.

— Pero no le hicieron caso y Rajoy gobierna gracias a la abstención del PSOE...

— Y seguiremos con la invisibilidad valenciana. Si nos hubiéramos anticipado y nuestros diputados, los que hubieran sido, hubieran hecho ese ejercicio, aunque fuera con pinzas, podría haber encajado. Se ha perdido una oportunidad histórica, claramente. Hay que usar otros métodos porque en ese acto, al que no vino absolutamente nadie de Madrid, se demostró la invisibilidad valenciana.

— En Madrid trabajan muchos valencianos, pero se pierde la idea de trabajar por Valencia, cuestión que no les ocurre a los de otras comunidades.

— Totalmente de acuerdo. Como mínimo deberíamos tener un secretario de Estado. Tenemos que tener una presión en Madrid. No se hace, pero debemos empezar a organizarnos. Pero las patronales estamos inmersas en los problemas de Alicante, Castellón y de la propia autonómica (Cierval). Y si nosotros no estamos, alguien va a llenar ese hueco.

— Antes aludía a la representatividad y la disciplina de voto, ¿ve a los políticos preparados para el cambio que les piden?

— No. A los políticos hay que pagarles bien. La demagogia de reducir en la que ellos mismos han entrado... En política, como en todo, los líderes han de estar bien remunerados, porque si no, acabaremos teniendo lo que no quieran otros.

— ¿Cree que la reforma del sistema de financiación se resolverá con la urgencia que necesita la Comunitat?

­— No. Creo que todo el mundo tiene conceptualmente claro el problema de la Comunitat. Ahora, ¿cómo se pone en la agenda política? Creo que el problema de la financiación autonómica va a acabar con más impuestos a los ciudadanos. La administración pública ha demostrado que es incapaz de reducir su estructura. La Administración General no ha hecho nada para ello y está trasladando el problema a las Comunidades. Las Comunidades Autónomas han votado por la abstención porque les están ahogando, porque mientras el Gobierno estuviera en funciones no iba a soltar más dinero. El próximo gobierno va a tener que negociar mucho.

«No hace mucho el PP acusaba al Consell de dividir a la Comunitat por no invertir en Alicante. Cuidado con estas cosas»

— Mariano Rajoy dijo muy claramente que no se abordó la reforma del sistema caducado desde 2014 porque había «otras prioridades».

— Y no va a estar en la agenda política. O nos dan una solución o vamos a tener un problema importante. Y desde aquí debemos comenzar a trabajar y no caer en incongruencias como comprar hospitales.

— La Comunitat, ¿es viable si no se le perdona parte o toda la deuda?

— Siempre se ha dicho que la administración es inmorosa. Échale años. Con el potencial empresarial que tiene la Comunitat, claro que es viable si estuviéramos bien financiados.

— Reclamar la deuda histórica, ¿es una utopía?

— Una utopía que hay que tener en la agenda personal para cuando se pueda, porque no sería la primera comunidad a la que se concede.

— La Comunitat acaba de abrir un nuevo marco de relaciones con Cataluña, que se visualizó con una cumbre de presidentes en Valencia.

— Cataluña es nuestro principal cliente y proveedor, nuestra salida hacia Europa y, a la vez, nuestro competidor. Es lógico que tengamos relaciones viables con Barcelona igual que con Madrid. Para hacer negocios, no tiene sentido que la segunda ciudad del país no esté debidamente conectada con la tercera. Ir a Barcelona es una odisea y no sé qué interés oculto hay en ello.

LA SUCESIÓN

«Me gustaría que fuera una presidenta»

VALÈNCIA.- Aunque tiene casi tres años por delante hasta alcanzar el tope de ocho años que se marcó, el presidente de los empresarios de Valencia ya comienza a pensar en la transición. A menos que las organizaciones empresariales de las tres provincias sean capaces de consensuar un proyecto de mayor envergadura, Salvador Navarro volverá a centrarse en su empresa de transporte. Sólo en ese caso estaría dispuesto a ponerse al frente de una patronal autonómica renovada. Si no, cederá el paso a nuevos liderazgos en la CEV. Lo tiene claro: «Me gustaría que fuera una presidenta».

No obstante, Navarro es pesimista sobre el futuro inmediato del asociacionismo empresarial en la Comunitat porque Valencia y Alicante, de momento, no aceptan una fusión que gire en torno a la patronal Cierval. «Somos tres patas fundamentales y tenemos que ponernos de acuerdo en la patronal que queremos, con libertad de asociación para las empresas», considera.

Sobre el futuro modelo de la patronal, el presidente de la CEV no oculta que aboga por unos perfiles más profesionales y «menos institucionales» en los puestos directivos. Está convencido de que los perfiles «presidencialistas» en las organizaciones empresariales están desfasados y lamenta que los «personalismos» hayan impedido mayor colaboración entre organizaciones empresariales: «Me sorprende la individualidad del empresariado valenciano, pero en lo colectivo fallamos estrepitosamente. No sabemos».

— ¿Cómo ha cambiado su relación con el PP tras el tránsito que ha hecho a la oposición?

— ¿Qué PP? Porque nosotros en 2012 nos opusimos a la ampliación del Palacio de Congresos.

— Ese PP.

— Pueden jugar el papel de interlocución con el Gobierno en asuntos como la financiación o el Corredor pero están tomando una actitud que no me gusta. No hace mucho acusaba al Consell de dividir a la Comunitat por no invertir en Alicante. Tengamos cuidado con estas cosas y con el papel de victimismo de unas provincias u otras. En relación a la financiación autonómica, no es lo que toca que se haga un acto en Madrid y el PP esté en bloque con el ministro de Hacienda. Bonig está avanzando desde el punto de vista de visión del partido en Madrid pero, insisto, no podemos caer en lo de siempre; los ministros han venido a plaza ganada, pero no hay que ponérselo fácil. De ahí nuestra crítica a uno y otro partido. El déficit en infraestructuras no ha venido sólo con el PP, también con los socialistas lo ha sufrido la Comunitat. Hay que ganarse el respeto de Madrid.

— Pero a este Gobierno se le van a poder enmendar los presupuestos. Ya no depende del PP, una eventual enmienda conjunta del PSOE, Compromís, Podemos y Ciudadanos puede hacer que se cuelen enmiendas...

—Pero el PSOE o Ciudadanos, ¿qué va a apoyar? ¿Inversión en Algeciras o en el Puerto de Marín? Porque para todo no va a haber...

— Pero si un partido valenciano como Compromís presenta una enmienda para la Comunitat, el resto de partidos se tendrá que retratar.

— Y ahí estará la CEV. Si el partido que sea presenta una enmienda que favorece a la Comunitat presionaremos para que todos los grupos valencianos la apoyen. Veremos el talante del Gobierno, al final va a tener que negociar asuntos prioritarios como la forma de reducir el déficit que pide Europa o la reforma de las pensiones, que al final se va a resolver con más impuestos.

— ¿Qué opina del plan de viabilidad para la SGR?

— He felicitado a Manuel Illueca por conseguir 200 millones del FLA para la SGR. El Consell ha hecho una apuesta seria porque la SGR ha de existir por el bien de los pequeños empresarios. Valoro que el presidente del IVF haya asumido la complicada presidencia de la SGR. Creo que Illueca es una de las personas técnicamente más brillantes de este Consell. Estoy de acuerdo en que se analicen todas las operaciones y que se denuncie si hay algunas que se han dado a familiares.

— ¿Abusaron los empresarios de la SGR?

— El abuso ha venido de dos partes. Por un lado, por la apuesta por la construcción, pero también de las entidades financieras que se quedaban lo bueno y pasaban lo malo a la SGR. Sobre posibles abusos en operaciones, tengo la tranquilidad de que en Valencia no me constan. ¿Ha habido abusos? En 2009 se intentó que José Roca dejase la presidencia para que la asumiera yo con el objetivo de cambiar la gestión, pero él se fajó. Y menos mal, porque me habría comido el marrón. ¿Abusos? Que yo conozca, sólo ha habido una operación, con José Roca, que él avaló y el dinero le dio el banco. Aquí la banca también se ha ido de rositas.

— Pero la SGR tenía un consejo que veía las operaciones y parece que ha habido una cadena de actuaciones inadecuadas.

— Exactamente igual que la del Banco de España, que no había visitado la SGR para revisiones en siete años. El exdirector general de la SGR, cuando vino el Banco de España, nos vendió que había venido un becario y había sacado un agujero en la SGR de 30 millones. Una revisión posterior de KPMG encontró 200.

— Antes elogiaba la solución a la SGR. La otra gran operación ha sido Feria Valencia, pero también obliga a la administración a asumir un gran volumen de deuda ¿Había alternativas menos gravosas?

— No. Ninguna. Mi única duda es saber qué apoyo público tienen Fira Barcelona, Ifema, el BEC de Bilbao o la Feria de Zaragoza. No sé si es la mejor solución, pero no quedaba otra porque suponía perder la institución y alguien hubiera llenado ese hueco. Illueca se ha fajado para poner de acuerdo las distintas ideologías. La Feria tiene que estar bien gestionada y tener apoyo público porque tiene impacto en el territorio.

— ¿Necesita la Generalitat un banco público?

— Las empresas necesitamos un IVF que dé crédito ¿Que se llame banco público...? Para proyectos que la banca no financia, las empresas necesitamos una entidad que lo haga. Si es un banco que va a financiar viviendas sociales para gente con una capacidad problemática de reembolso, dentro de unos años tendrá problemas de morosidad. Como concepto, no veo que la Generalitat necesite un banco público; sí que el IVF financie operaciones normales de economía productiva a las que la banca tradicional no llegue, pero no equipos de fútbol.

— ¿Y una televisión pública?

— Sí. Necesitamos una televisión porque somos un pueblo con identidad, pero no la que había. Bien gestionada, no con gestión política como en el pasado, sino con mentalidad de empresa privada.

— CEC y Cierval están procesadas por fraude en las subvenciones y Coepa ha sido denunciada por el Servef por el mismo motivo. Evidentemente no es el mejor momento para la imagen de las patronales. ¿Qué ha fallado para haber llegado a esta situación?

— Primero, el servilismo, porque se han acomodado en la subvención pura y dura, en no querer cambiar el modelo ni la gestión. Cuando nosotros renunciamos a ejecutar la formación, el secretario general de la CEC lo vio como un sacrilegio. Nosotros estamos más cómodos sin ejecutar formación e incorporando empresas asociadas. No podemos tener a presidentes 29 años en el cargo. Es un error estratégico empresarial. Yo me he limitado el mandato a ocho años.

— ¿El problema ha sido el sistema o las personas?

— Las dos cosas, porque si las personas fallan el sistema ha de ser capaz de cambiarlas. La asamblea ha permitido los excesos de Castellón en este caso claramente. José Roca salió reelegido el año pasado para vender una transición en la que no se ha hecho nada. Ha fallado el sistema y las personas. Las patronales han de avanzar a una mayor profesionalización en las presidencias y en los directivos, que no pueden estar pensando en las subvenciones de la Generalitat o de la formación. Hay que salir a la calle porque los clientes están fuera. Creo que en la CEV lo hemos conseguido. Estas organizaciones tienen una componente de lobby y otra institucional porque es lo que piden los empresarios.

— ¿Cuál es el futuro de la patronal autonómica?

— El futuro de Cierval dependerá de lo que los empresarios de la Comunitat Valenciana, todos, queramos y de nuestra apuesta seria y responsable por sobreponernos a la difícil situación que nos afecta. Las empresas valencianas, que están tirando de la economía y contribuyendo al superávit comercial del país, requieren una organización acorde con su dinamismo y liderazgo. No podemos pretender que nadie venga a resolver nuestros problemas. La CEV hace años apostó por un modelo organizativo que le dotara de solvencia económica e independencia funcional. Y eso es lo que queremos para nuestra organización autonómica, los cambios, compromisos y reformas que puedan hacerla viable dando entrada directa a empresas, asociaciones y federaciones sectoriales y comarcales y otras entidades del ámbito económico y empresarial. Pero éste debe ser un proyecto de todos los empresarios y de ninguno más que de otros. 

— ¿Qué opina de cómo se ha resuelto el problema de la gobernabilidad de España?

— En nada ha contribuido a la estabilidad económica y social, ni a nuestra proyección exterior ni a la inversión, el desgobierno de este último año. Se ha demostrado la incapacidad de los grupos políticos para anteponer el interés general por encima de sus intereses partidistas. Habrá que ver qué ocurre ahora, dada la actual composición del Congreso, que exige un alto grado de consenso para acometer las reformas que la economía requiere. Necesitamos un Gobierno y unas administraciones públicas que favorezcan el crecimiento y el empleo, la unidad de mercado, la flexibilidad interna; que apoyen la reforma del sistema de formación profesional para adecuarlo a las necesidades de la empresa, al igual que la necesaria reforma del sistema de pensiones, cuya evolución es muy preocupante. Y todo esto no se va a resolver con un Gobierno de mínimos, necesitamos altura de miras de los distintos grupos políticos.

— ¿Qué le parece el Presupuesto que ha aprobado el Consell para 2017?

— El cuadro económico sobre el que se basa nos parece bastante realista, más en la parte de crecimiento del PIB que en la parte de generación de empleo neto. Sobre esta premisa, los presupuestos son claramente expansivos y la tendencia nos parece coherente si se tienen en cuenta dos hechos económicos relevantes: la perspectiva de un crecimiento económico que, no obstante, se ralentizará en 2017, y el aumento del objetivo del déficit para las Comunidades Autónomas. No obstante, al igual que se está aplicando en el sector privado, dentro de los gastos entendemos que debe imperar la eficiencia y la moderación salarial, y entendemos que un incremento de los gastos de personal del 2,3% es excesivo. En inversiones podemos compartir la dedicación a suplir carencias en Educación, pero echamos en falta un mayor esfuerzo en infraestructuras en transporte y un mayor apoyo a los sectores productivos. Por el lado de los ingresos, entendemos que un incremento del 20,5 % en la recaudación del IRPF está fuera de toda realidad, y que el aumento de la presión sobre Sucesiones desincentivará el ahorro e incentivará el cambio de residencia de más de un contribuyente. 

"No me guío por gurús"

VALÈNCIA.- Entre los planes de Salvador Navarro no estaba ser empresario. Menos aún liderar la patronal, a la que llegó porque se lo pidieron y con la aquiescencia de las familias empresariales de toda la vida. El presidente de la CEV comenzó archivando albaranes en la empresa de transporte en la que trabajaba su padre cuando aún era un adolescente. Abandonó los estudios a los 15 años y, tras pasar por todos los departamentos de la empresa, con 31, se endeudó para quedarse la mitad de la firma junto a otro socio. «No me costó pasar de empleado a empresario porque no me gusta depender de nadie», defiende.

No fue a la universidad y aprendió devorando los manuales de Ediciones Deusto. Por eso, considera que si ha llegado a liderar la patronal y dirigir un grupo empresarial que factura 10 millones es porque se ha aplicado a rajatabla la cultura del esfuerzo. «No tengo a nadie idealizado ni me dejo guiar por gurús, pero una persona con la que coincido en que la cultura del esfuerzo ha de imperar es Juan Roig».

Ahora que está a punto de ser abuelo, lamenta los momentos que se perdió de la infancia de su única hija. Confiesa ser muy familiar y, aunque siempre ha trabajado en la misma empresa que su mujer, han conseguido hacer de su casa «un búnker». Su forma de desconectar son los viajes en moto por Europa. El próximo, probablemente sea por Escocia e Irlanda. La Ruta 66 la reserva para el momento de la retirada.

* Esta entrevista se publicó originalmente en el número 25 de la revista Plaza (octubre / 2016)

next