VALENCIA. Como ya se ha señalado en numerosas ocasiones, la sintonía entre el líder socialista valenciano, Ximo Puig, y el secretario General de su partido, Pedro Sánchez, no ha sido la mejor desde su llegada al poder. Una situación que ha terminado con que el líder del PSPV haya sido uno de los dimisionarios de la Ejecutiva del partido para forzar la salida del secretario general.
Aunque algunas decisiones concretas del secretario general del PSOE han causado cierto malestar en Blanquerías en los últimos meses, el distanciamiento entre ambos dirigentes viene de lejos. Si a estos gestos se le suma además la buena relación que mantiene el jefe del Consell con su homóloga andaluza, Susana Díaz, principal estilete contra Sánchez, se entiende que la comunicación entre ambos dirigentes terminara siendo nula.
Meses después de alcanzar la Secretaría General por parte de Sánchez comenzaron los movimientos que levantaron ampollas entre diversos sectores socialistas. Con la destitución fulminante en febrero de 2015 del ex responsable del Partido Socialista de Madrid (PSM), Tomás Gómez, Sánchez ponía de manifiesto no tener intención alguna de ser un líder cómodo. Una decisión que causó una profunda conmoción –sobre todo por las formas– en distintas autonomías, incluida la valenciana.
La ejecutiva decidió destituirlo por no haber dado una explicación determinante sobre las presuntas irregularidades en relación a los sobrecostes del tranvía de Parla cuando éste era alcalde de la localidad. El secretario de Organización del partido, César Luena, aseguraba que esta era una buena decisión para el PSOE a pesar de que en aquel momento Gómez no estaba imputado ni se le vinculaba de manera directa con ninguna ilegalidad.
No obstante, desde Valencia, Puig abogó por la prudencia al afirmar que según las causas y cómo se gestionara la crisis tendría "resultados positivos o negativos" -ya que en aquel momento eran cercanas unas elecciones autonómicas en Madrid-.
Mientras Gómez aseguraba haberse enterado por la prensa, fuentes socialistas de Blanquerías manifestaban que la decisión había causado "sorpresa y dudas" a partes iguales. Para rematar la sacudida, más tarde llegó la orden del cambio de cerradura del despacho de Gómez, además del de la sede del PSM, acompañada del equipo de seguridad de Ferraz.
Unos cuantos meses más tarde de que Sánchez diera aquel puñetazo en la mesa, concretamente en octubre de ese mismo año, el president de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, sorprendía a todos en un desayuno informativo en Madrid -al que también acudía Luena y el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero- refiriéndose al liderazgo de Pedro Sánchez como secretario general como "revisable".
Aunque en aquella ocasión asegurara que el liderazgo de Sánchez estaba consolidado, también deslizó que su aval dependería del resultado en las elecciones generales de diciembre. "¿Está consolidado el liderazgo de Pedro Sánchez hasta el 20 de diciembre" le preguntaban, a lo que Puig contestó: "Carpe diem, tempus fugit. Todo en la vida, efectivamente, es revisable".
Fue uno de los primeros pulsos que ambos tuvieron y quedó en empate. Sánchez manifestó su "sorpresa" por aquellas declaraciones y nunca más se supo.
Con motivo de las fallas, el secretario general del PSOE visitó Valencia el pasado 18 de marzo. Pero lo que quedó de aquella visita, lo reseñable, no fue el viaje turístico que ya había realizado un año antes, sino la gestión previa de la visita.
Desde Ferraz decidieron organizar una reunión con la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, mientras distintas fuentes socialistas admitieron que no había existido coordinación para planificar un encuentro con el presidente de la Generalitat. Por lo que el resultado de la cita fue una foto con la consellera de Políticas Inclusivas en la que Puig quedaba relegado a un segundo plano justo en la comunidad que preside.
Cabe señalar que en aquel encuentro, Sánchez no llegó a visitar el Palau de la Generalitat, pero sí acudió al Ayuntamiento, donde también se encontró con el alcalde de la ciudad, Joan Ribó. Durante un recorrido que realizó por algunas fallas de Valencia, Sánchez estuvo acompañado de periodistas a los que no hizo ninguna declaración.
A las puertas de las elecciones, Sánchez también se encargó de rechazar la intención de Ximo Puig de conformar una 'Entesa' para el Senado llegando a un acuerdo con Compromís y Podemos en el 26J.
El secretario General del PSOE no aceptaría ningún tipo de acuerdo con Podemos, y con ese fallido intento de 'Entesa', el PSPV se quedaba sin senadores electos por primera vez en la historia de la democracia. Una tesitura por la que el president de la Generalitat, Ximo Puig, afirmaba haberse sentido desautorizado y ser el punto de inflexión por el que habría "dimitido ya de facto" de la ejecutiva federal del PSOE.
En una carta que mandaba ayer a la militancia, el secretario socialista valenciano aseguraba que si no había presentado su renuncia anteriormente fue por no dañar al partido en unas elecciones en las que hicieron "el máximo esfuerzo para intentar sacar el mejor resultado".
Con fechas más próximas, el jefe del Consell había rechazado públicamente la posibilidad de que alguno de sus consellers pudiera concurrir en las listas al Congreso de cara al 20D a la vez que alejaba la opción de que ninguno de sus responsables autonómicos emprendiera camino a Madrid.
No obstante, en la convocatoria electoral para el 26J, la actual consellera de Sanidad, Carmen Montón, aparecía en mayo junto a otros probables ministros en la "foto de equipo" de cara a un posible gobierno de Pedro Sánchez. Una instantánea que sorprendió a diversos sectores del Ejecutivo valenciano.
Unos días después de la presentación de los 'ministrables', Pedro Sánchez volvía a planificar otra visita a Valencia –la primera fue para firmar con Ximo Puig un compromiso para atender las reivindicaciones valencianas-. Sin embargo, en esta segunda ocasión, ambos líderes no coincidieron por, al parecer, desajustes en la agenda política.
En plena campaña electoral, Pedro Sánchez ofrecía un mitin en Burjassot mientras el jefe del Consell atendía los compromisos previos que tenía en la provincia de Alicante.