La histórica fábrica de Benicalap tuvo que ser intervenida en abril tras el derrumbe de parte de su tejado
VALENCIA. Nueva alerta en La Ceramo. A la histórica fábrica de Benicalap le han vuelto a flaquear las fuerzas tras años de abandono y un débil estado que obligó al Ayuntamiento de Valencia a realizar unas obras de urgencia que, según parece, no han sido suficientes. La fuerte lluvia de los últimos días ha hecho estragos en la construcción, provocando el desprendimiento de numerosas tejas de cerámica de los cupulines que presiden su característica portada.
Fue un vecino de la zona el que alertó de la situación, al encontrar varias piezas en el suelo, algunas enteras y otras en pedazos a causa del golpe. Éstas se agolpan ahora frente a un pórtico cerrado de par en par desde 1992, año en el que sus hornos dejaron de funcionar. Estas tejas, además, se caracterizan por estar hechas con cerámica de reflejo metálico, especialidad de la centenaria compañía.
Este no es el primer problema al que se enfrenta La Ceramo en los últimos años, periodo en el que se ha agravado considerablemente su situación. Los últimos trabajos se realizaron en abril de este mismo año como respuesta a la recomendación del Síndic de Greuges tras las continuas quejas por parte de la asociación Círculo por la Defensa del Patrimonio Cultural. Ahora son testigo de unas obras que no han evitado la caída de las tejas frente a la portada, de estilo neomudéjar.
"Hace tiempo que tiene grietas, sabíamos que en algún momento iba a pasar esto. Si no se protege La Ceramo la perderemos para siempre", asevera César Guardeño, presidente de la asociación cultural, quien incide en la necesidad de llevar a cabo una rehabilitación integral del edificio frente a los "parches".
Fue el popular Carlos Mundina, exconcejal de Gestión y Disciplina Urbanística, quien el pasado mes de abril ordenó llevar a cabo una serie de acciones para evitar la ruina del inmueble como consecuencia de las recomendaciones del Síndic. Estas obras se limitaron a la limpieza y consolidación de una parte de la estructura, trabajos que se centraron en el 20% de la fábrica, concretamente en las cubiertas que recaen en la avenida de Burjassot, que se derrumbaron hace dos años. Entonces se retiró la maleza y se realizaron actuaciones para evitar hundimientos y filtraciones, “pero de la fachada principal no se ha tocado nada”, denuncia Guardeño.
Desde la asociación proponen que, como medida precautoria, se cubra la fachada con una malla aunque, tras el desprendimiento de tejas, no descartan retomar las quejas ante el Síndic de Greuges para forzar al Ayuntamiento de Valencia a ir más allá en la rehabilitación del complejo, que el actual concejal de Urbanismo, Vicent Sarrià, catalogó como Bien de Relevancia Local tras ordenar una modificación del PGOU al Servicio de Planeamiento.
El futuro de La Ceramo está en el aire aunque, si bien, esto no es novedad. Hace ya algunos meses que el director del Museo Nacional de Cerámica ‘González Martí’, Jaume Coll, verbalizó su intención de sumar a sus instalaciones el gigante de Benicalap, donde esperaban rehabilitar la maquinaría tradicional y realizar talleres y cursos en colaboración con la Universitat Politècnica de València. El proyecto, sin embargo, se hizo añicos después de que el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte calificara de “inasumible” la adquisición de la misma por la “cuantiosa inversión” que supondría.
El subdirector general de Museos Estatales, Miguel González, respondió así a una petición que demandaba un plan entre las diversas administraciones implicadas para completar la adquisición de la parte privada de La Ceramo. González explicó que la propuesta fue analizada en el año 2008 por el gobierno estatal, que "evaluó de manera favorable la valía patrimonial de este bien y reconoció el interés que tendría para el Museo Nacional de Cerámica poder sumar a sus activos este inmueble".
La empresa, construida en 1855 por Josep Ros y Furió, fue la encargada de decorar algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad, como la estación del Norte o el Mercado Central. Actualmente, y para evitar que caiga en el olvido, la Asociación de Patrimonio Industrial Valenciano (Apiva), CaminArt, Círculo por la Defensa del Patrimonio Cultural y diferentes historiadores están realizando un documental con el que poner en valor uno de los iconos del patrimonio industrial valenciano.