La ciudad se unirá a la red de ciudades por un Estado laico y retirará los símbolos religiosos de los edificios públicos; Ciudadanos amaga con apoyar la propuesta de Valencia en Comú en el pleno y se retracta a última hora
VALENCIA. Estuvo a punto de pasar. No habría sido la primera vez ni la última. De hecho, en el mismo pleno de este jueves ya ocurrió con algunas mociones que fueron aprobadas por unanimidad, como la que hacía mención a la recuperación de las playas del sur de la ciudad. Pero la que estuvo en un tris de suceder tenía una especial significación. Valencia en Comú había lanzado una moción para defender la laicidad del Ayuntamiento de València. El PSPV y Compromís la habían secundado tras introducir unas modificaciones. Se hicieran otras a última hora buscando “afinar la redacción”, en la expresión del regidor de Participación Ciudadana Jordi Peris, de Valencia en Comú. Y Ciudadanos había planteado unas enmiendas... que el Govern de la Nau le propuso estudiarlas.
Llegó el momento de la votación y Peris pidió un receso de cinco minutos, que fueron más, lógicamente, para analizar esas enmiendas. Se iba a producir una suerte de cuadratura del círculo, un imposible. Pero los imposibles imposibles son y finalmente Ciudadanos no apoyó la proposición de Valencia en Comú. Salió adelante sólo con los votos del equipo del gobierno. Extraño porque en principio la moción podría haber sido suscrita por todos los partidos, porque pretendía algo tan básico como “fomentar la libertad de conciencia”, así como la independencia del consistorio “como institución del Estado” de cualquier confesión religiosa o ideológica, “por respeto a la pluralidad de convicciones y creencias del conjunto de la ciudadanía”. Pero en Ciudadanos no gustaba un punto, el 13, el que incluía a Valencia en la red de municipios por un Estado laico, y en el PP el trasfondo, que según su portavoz, Eusebio Monzó, pretendía borrar cualquier rastro de signo religioso en la vida pública.
En la moción defendida por Peris se habían incluido matizaciones respecto a la propuesta inicial de Valencia en Comú. Se defendía que “la laicidad es una seña de identidad del poder civil, la libertad individual y la democracia”. Se consideraba que cada persona “es titular del derecho a la libertad ideológica y a sus propias convicciones y creencias”. Y Peris insistía en su alocución: “esta moción no va en contra de la religión como creencia; defendemos la laicidad respecto a cualquier confesión desde la independencia, el respeto, la pluralidad y la concordia”, aseguraba.
El objetivo final, decía Peris, es “separar el ámbito civil y religioso de la vida municipal”. “No vamos a destrozar iglesias ni quemar retablos ni impedir que se entre a iglesias, sinagogas o mezquitas”, dijo Peris. “La intención es promover una neutralidad que facilite la convivencia y esta es una tarea en la que esta Corporación quiere implicarse”, añadía. Igualmente expuso que los reglamentos municipales de honores y protocolos y de sus entes públicos se adecuarían a la “no confesionalidad del Estado”, principio amparado en la Constitución artículo 16.3. Así, se consignaba que el Ayuntamiento no organizará de forma oficial ritos y celebraciones religiosas, sólo los de carácter civil, salvo aquellos que suponen un legado cultural y festivo y un bien patrimonial e histórico contrastado.
En el debate plenario tanto Fernando Giner, por Ciudadanos, como Eusebio Monzó, por parte del PP, recriminaron a Peris el uso parcial del artículo 16.3 de la Constitución. Monzó, quien centró su discurso en el hecho de que el Estado es aconfesional, habló de que “el laicismo no va en contra de la religión” y afirmó que se trataba de una moción que “divide a los ciudadanos” y obliga a retroceder “a la Constitución de 1931”. Tras sentenciar que forma parte de “una política de gestos y no de gestión”, la consideró contradictoria, se refirió a que “una laicidad positiva ya existe” y mencionó al concejal de Fiestas, Pere Fuset, quien, recordó, será pregonero de la Semana Santa Marinera.
Por su parte Giner, que fue interpelado con síes por parte del equipo de Gobierno, se refirió a que el Estado “es no confesional”. Con una alocución que bordeó la filosofía, se refirió a que el Estado “es laico y las personas libres”, e insistió en que se deben tener en cuenta a todas las religiones y cooperar “con todas ellas, especialmente con la Iglesia Católica”. Para el portavoz de Ciudadanos, un debate de este cariz “no puede ser objeto de algo tan confuso”, dijo, y propuso entre otras cuestiones crear un comité de expertos para dilucidar qué manifestaciones religiosas y fiestas son legado y cuáles no. Un guante que Peris recogió.
Peris, por su parte, defendió la moción citando una frase dicha por el Papa Francisco: “El Estado debe ser laico”. Igualmente justificó los cambios de última hora en pos de transmitir mejor el sentido último de la moción e invitó a Ciudadanos a sumarse. Algo que habría sucedido, según explicó después del pleno Giner, si se hubiera retirado el punto 13 en el que se hacía mención a la inclusión de Valencia en la red de municipios por un estado laico. No se quitó, no apoyaron la moción, y al final salió adelante con la mayoría que conforma el Govern de la Nau. Y Valencia ya es laica. Ya forma parte de la red de municipios.
Entre las consecuencias más relevantes de la moción es que el Ayuntamiento adoptará un papel más activo en las campañas a favor de que se modifiquen las leyes y acuerdos estatales con la Santa Sede, con el fin de eliminar las exenciones fiscales de los tributos municipales otorgadas a las confesiones y entidades religiosas, con el IBI de los edificios religiosos en el punto de mira. Igualmente, se retirarán los símbolos religiosos de los edificios públicos. Pero, como bromeaba después del pleno el propio concejal, Pere Fuset no dejará de ser pregonero de la Semana Santa Marinera.