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comienza una nueva etapa

10 retos de Mestre como rectora

Foto: KIKE TABERNER
8/03/2018 - 

VALÈNCIA. Rotos todos los techos, superados todos los obstáculos, la catedrática de Psicología Mavi Mestre inició este miércoles su labor como nueva rectora in pectore de la Universitat de València. Una tarea compleja en la que, como ella recordó el martes en el salón de actos del Rectorado, contará con la ayuda de su equipo donde dos nombres propios, los de Isabel Vázquez (vicerrectora de Estudios y Política Lingüística) y Ernest Cano (Vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado), están llamados a tener un considerable protagonismo; sobre todo durante las próximas semanas.

1. Unificar la universidad. El primer gran desafío con el que se enfrentará Mestre es el de unificar la universidad. El ajustado resultado electoral evidencia que en el seno de la comunidad universitaria los duros años de los recortes han dejado un mal sabor y son muchos los que culpan a la propia institución, ya que consideran que se ha comportado de manera sumisa con respecto a las exigencias gubernamentales (algo que Mestre ha querido negar recordando que se han presentado demandas tanto contra el Gobierno como contra la Generalitat). Desde el primer minuto Mestre ha hecho gala de integración. Sus dos rivales, la catedrática María Antonia García Benau y el catedrático Vicent Martínez, con quien compitió en la segunda vuelta, ya avanzaron en su momento su fidelidad a la institución. En este aspecto, Mestre sabe que contará con su colaboración si lo precisa.

2. Profesorado asociado. La cuestión sigue aún pendiente. Este miércoles, tal y como anunció la rectora nada más fue elegida, se ha reunido con los representantes del profesorado asociado. Su intención es resolver la situación lo antes posible pero ya en campaña Mestre no se escondía y advertía, como su predecesor en el cargo, Esteban Morcillo, que la solución pasaba por otros despachos, los de la avenida de Campanar en València, donde está la Conselleria de Educación, y los de la calle Alcalá de Madrid, donde tiene su oficina el ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo. Aún así, dentro de su estrecho margen, Mestre se ha comprometido a encontrar una solución. La cuestión es si satisfará a los profesores que aún mantienen la huelga.

3. Independencia para la universidad. Lo admitía la propia Mestre en su entrevista en Valencia Plaza: “La universidad está intervenida”. No la de València; todas. Uno de los retos que deberá afrontar es lograr que se mejore la financiación de la institución para conseguir con ello mayor autonomía. Algo que se antoja muy complicado habida cuenta la infrafinanciación de la Comunidad Valenciana.

4. Incentivar la participación estudiantil. Es la asignatura pendiente de todos los rectores hasta la fecha. Algunos incluso lo consideran una misión imposible. Pero Mestre quiere que los estudiantes tengan un papel más activo en la vida universitaria y ha planteado cinco medidas dirigidas a ellos que van desde la reducción de tasas hasta incentivar la orientación entre el alumnado, pasando por el impulso a la empleabilidad de los estudiantes.

5. Evidenciar que sí hay cambio. La presencia de antiguos miembros del equipo de Morcillo entre las filas de Mestre ha hecho que se cuestione su voluntad de cambio. La propia rectora optaba por la expresión transformación responsable. Con esta fórmula se quiere dejar de manifiesto que se pretende variar los modos y maneras hasta ahora habituales, para pasar de una verticalidad rígida a unos nuevos esquemas de trabajo donde primen el diálogo y los consensos “los más amplios posibles”, según dijo la propia Mestre.

6. Estabilización del profesorado. Lo peor de los años del austericidio ya ha pasado, pero aún queda pendiente la estabilización de parte del profesorado de la institución académica. Una de las promesas electorales de la ahora rectora es que reservarían 2,7 millones de euros del presupuesto anual para favorecer la promoción pendiente.

7. Renovación de la plantilla. Esa estabilización conllevará de manera inevitable que se empiece a renovar la plantilla de la Universitat. Las cifras medias de edad superan el medio siglo, con el añadido de que a cada año que pasa la rémora es mayor. Como le gustaba recalcar a Mestre, “un profesor no se improvisa”, de ahí que comience a ser perentorio la incorporación de nuevos docentes.

8. La internacionalización pendiente. Con la internacionalización de las universidades nunca hay suficiente. En la propia Universitat de València saben que pueden exhibir números que dicen una cosa y la contraria. Dando por descontado que como institución centenaria que es, ya por tradición o por tamaño, la Universitat tiene una cierta presencia en el extranjero, a ojos de muchos ésta se halla todavía muy lejos de los parámetros en los que debería moverse. Mestre, consciente de ello, ha incluido en su programa el compromiso de crear un Grupo de Trabajo sobre Internacionalización con representación de estudiantado, profesorado y personal de administración y servicios, y de diferentes áreas, que elaborará y estudiará medidas. Además de consolidar la presencia en foros internacionales de la institución se espera estimular la movilidad e incrementar las labores de cooperación.

9. La promesa debida. Convertir el colegio mayor Luis Vives en un centro de dinamización estudiantil y cultural, al que dedicarán 9,2 millones, fue su compromiso específico con esta joya del patrimonio arquitectónico valenciano que lleva cerrada desde hace cinco años y medio. Ya hay partida económica, y si hay presupuesto es más factible que se haga realidad.

10. La implicación con la sociedad. Otro reto heredado y común a todas las universidades públicas del Estado. En demasiadas ocasiones se ha visto a estas instituciones académicas como entes ensimismados, endogámicos y alejados de la realidad cotidiana. Algunas universidades han logrado con más acierto que otras que su presencia en la sociedad sea constante. La Universitat de València quiere encontrarse en este pelotón de cabeza. Para Mestre, más que un reto, la transferencia del conocimiento a la sociedad es una obligación, y a ello se ha comprometido. Es casi una cuestión personal.

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