El festival vuelve en su décimo aniversario con el lema 'Fronteras'. Siempre se ha caracterizado por tratar el arte como "pionero y desencadenante de la acción social"
VALÈNCIA. Desde su puesta en marcha, el festival 10 Sentidos ha apostado por canalizar a través de las artes vivas mensajes que no son siempre fáciles de digerir. Y de eso, de su nacimiento, han pasado ya diez años, que se dice pronto. Más aun cuando hablamos de un proyecto cultural. Perfección e imperfección, la invisibilidad de colectivos excluidos socialmente o la situación de precariedad de la juventud son algunas de las cuestiones sobre las que han reflexionado, siempre con una mirada profunda y crítica. Esta nueva edición, la décima, no podía ser menos y girará en torno a la globalización y los límites que las fronteras imponen a las sociedades actuales, una reflexión siempre necesaria pero, quizá, ahora más pertinente que nunca.
Todo esto a través de la danza, el teatro, el cine, la performance y las artes plásticas. 10 Sentidos regresa, como no podría ser de otra manera, para celebrar su décimo aniversario en un momento sumamente convulso, y ha escogido las fronteras como lema porque, como explican desde la organización del festival, “no podemos permanecer al margen de la crisis sanitaria actual. La expansión del virus por todo el mundo ha demostrado que no existen fronteras inquebrantables en nuestro planeta, pese a las barreras que levantan países, ideologías y políticas. La pandemia ha generado límites hasta ahora desconocidos”.
También tiene como reto llevar adelante una programación en un escenario cambiante. De hecho, la pasada edición tuvo que extenderse de manera excepcional de mayo a diciembre y sufrió algunas cancelaciones, cuando normalmente el festival se limita al mes de mayo. La intención este año es que se celebre como siempre, a lo largo de un mes, aunque desde la organización no pueden asegurar que esto vaya a suceder debido a las posibles restricciones.
El festival, que nace de la iniciativa de las coreógrafas y bailarinas Meritxell Barberá e Inma García, siempre ha tenido como reto analizar la realidad que vivimos a través de las disciplinas artísticas y en este 2021 no será menos, un año en el que la palabra clave será frontera.
Meritxell Barberá explica a Culturplaza que en este décimo aniversario 10 Sentidos reflexionará sobre el concepto de frontera, un término que, como dice, “no tiene ni mucho menos el mismo significado hoy que hace cincuenta años”. De esta manera, por medio de las artes vivas, el festival reflexionará sobre cómo las redes sociales y la tecnología han provocado que esas fronteras se hayan ido desdibujando con el paso de los años. Un fenómeno, señala, que será abordado desde distintas lecturas: “el territorio y cómo se ve afectado por esas fronteras; el sentimiento de pertenencia a nivel idiomático, cultural, etcétera; o incluso cómo se difuminan todavía más con la aparición de un virus que pasa por encima de ellas como si no existieran”.
El festival se aproxima a este concepto de manera multidisciplinar. Muestra de ello es que esta edición no ha querido olvidar las implicaciones emocionales que la situación pandémica impone sobre los individuos. Algo que, en palabras de Barberá, “también son fronteras”. Habla de las consecuencias emocionales que conllevan los confinamientos, o las de tener que compartir el espacio físico privado con otras personas. La directora del festival resalta que “este es un lema que ya estaba pensando antes de la pandemia, pero que ahora cobra un sentido renovado y mucho más interesante”.
El festival 10 Sentidos lleva diez años analizando el arte como catalizador de la acción social. Esa es la razón por la que en cada edición proponen un lema que siempre sitúa en el foco problemas o situaciones que generen violencia, diferencias o exclusión social de algún colectivo vulnerable. Barberá señala que el arte “siempre juega un papel importantísimo” en el devenir social. Desde su experiencia ha visto que “siempre se adelanta a los nuevos escenarios, que posteriormente la sociedad conduce”. La directora del festival afirma con rotundidad que “el arte tiene el don de ser pionero y de ir más allá de lo establecido”. Según ella, los creadores siempre reflexionan sobre temas que afectan a la sociedad y que generan situaciones que no solemos ver normalmente. Es ahí, según dice, “donde el arte se posiciona como innovador e investigador”.
Hacer ver este hecho ha sido siempre el objetivo del 10 Sentidos. El balance de los diez años que lleva en la Comunitat es muy positivo: “Si el virus lo permite, esta es una edición para celebrar muchísimas cosas. La progresión ha sido estupenda. De la primera a la segunda edición ya hubo un gran cambio, y hasta ahora hemos estado mejorando el festival gracias a nuestra propia experiencia, que ha ido creciendo. El 10 Sentidos se ha convertido en el festival de la ciudad. Es pionero en aunar en una misma programación el arte y el estado social”, añade Barberá.
Se trata de un festival que siempre ha tenido un fuerte componente internacional, ya no solo en los temas que trata -que suelen ser universales- sino en la programación artística que ofrece. No obstante, la pandemia impide que este año puedan apostar por una programación más allá de las fronteras nacionales. Lo cual, por otro lado, no quiere decir que las disciplinas representadas no vayan a enfocarse desde la diversidad de visiones. Esta edición incluirá teatro, danza, cine, música y performance “desde el espíritu crítico, la conciencia social y el afán por investigar propuestas diferentes”.
Habitualmente, el festival suele tener cerrada su programación antes de Navidad (celebrándose este en mayo). Este año, la posibilidad de nuevos repuntes y restricciones, ha provocado que, en palabras de Barberá, “tengan que trabajar casi día a día”. La directora asegura que tienen muchas ideas y que “será cuestión de ir acoplándolo todo como si fuera un puzzle”.
Las dificultades actuales, en cualquier caso, no acabarán con el festival. Barberá ve su futuro muy halagüeño. “Creo que el 10 Sentidos es de los encuentros más fuertes que existen en el panorama local e incluso en el nacional. Quiero pensar que seguiremos pese a las embestidas que nos vengan. Seguramente lo tendremos difícil, y estaremos un poco más débiles, pero cuando todo esto acabe, asumiremos la situación en la que nos encontremos como un reto”. Por último, concluye, “estaremos bien en la medida en que la cultura esté bien”.
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