DISEÑO PARA EL PENSAMIENTO

12-E: crónica de una jornada histórica para el Diseño en España

Aunque en un momento de marginalidad en cuanto a diseño en las políticas del actual Gobierno, España da un histórico paso para acercarse al club de los países que comprenden la importancia estratégica del diseño como asunto de estado

22/01/2018 - 

VALÈNCIA. Hace diez días, el pasado 12 de enero, el diseño entraba en el Congreso de los Diputados y no lo hacía en forma de silla, butaca o cartel sino como colectivo unido, como aliado y como estrategia para el desarrollo de un plan a escala nacional. Ya lo contó Valencia Plaza, los diseñadores escenificaban en el Congreso la necesidad de una estrategia nacional, una Jornada Parlamentaria extraordinaria consistente en dos mesas de debate en torno a los retos y estrategias del diseño español en el siglo XXI, que dieron cobijo a un buen puñado de Premios Nacionales de Diseño y a empresas que son ejemplo del éxito por su incorporación del diseño como estrategia empresarial, además de dos centenares de profesionales venidos de todos los puntos de España con, por cierto, amplia representación valenciana tanto en las mesas como entre los asistentes.

El Grupo Parlamentario Socialista organizaba esta jornada con la colaboración de la Reunión de Empresas de Diseño (RED) y la Red Española de Asociaciones de Diseño (READ), para tratar y poner en común la Proposición no de Ley presentada el 14 de noviembre de 2017 en el Congreso de los Diputados. La diputada valenciana Ana Botella, durante años al frente del área de competitividad del IMPIVA y una de las artífices de las políticas de diseño que se llevaron a cabo en la Comunitat Valenciana décadas atrás, ha sido la encargada de materializar esta propuesta al Congreso, que arranca poniendo el foco en el marco europeo donde sí está reconocido el diseño como motor de la innovación y como impulsor del crecimiento empresarial, además de como un generador de valor que contribuye a la prosperidad y al bienestar.

Esta Proposición no de Ley consigue exponer de manera clara y también demoledora el ninguneado potencial del diseño en España, recorriendo planes e informes de los últimos años haciendo hincapié en las enormes carencias estatales de nuestro país, poniendo en negro sobre blanco una decena de puntos con los que insta al Gobierno a debatir sobre la implementación de políticas públicas en promoción del diseño, la profesión o el papel de la Administración General del Estado. Una alternativa para incluir el diseño en el Plan Estatal de Innovación como sector de futuro, en contraste a la situación de marginalidad tanto a nivel empresarial como estratégico del Gobierno actual. Curiosa antítesis, como destacó en su discurso el diseñador valenciano Pepe Cosín, lo parco de la cultura visual y estética de nuestro país y sin embargo la de genios creativos que ha dado y sigue dando España.

 

La jornada fue histórica porque define el momento en el que el Diseño (con merecida mayúscula, sí) da un paso para ser asunto de estado, y se abre, con gran expectativa, la oportunidad de que cristalice en una serie de puntos que no harían otra cosa que consolidar unas políticas de diseño dignas y a España como país que integra el diseño en su estrategia y marca. Como introdujo Ana Botella mientras narraba cómo se había llegado hasta esa Proposición, “si hay un sector ha de haber un servicio”, y así surgían esas diez propuestas en la iniciativa para impulsar el diseño, “de manera constructiva y sin mirar hacia atrás, ni por crítica ni por nostalgia”. Por cierto,el hashtag de la jornada (#estrategiadiseño) se movió entre los cinco primeros Trending Topics nacionales en España durante las primeras horas de la mañana.

La crónica de la jornada

En la primera parte de la jornada dedicada a los retos del diseño español, Vicent Martínez, histórico de doble faceta profesional como diseñador y como empresario y pieza clave del nacimiento del diseño valenciano, destacaba la alegría y también la preocupación por lo mucho que queda por construir. Desde su punto de vista más social el reto es la transformación de las ideas en bienes, servicios y beneficios, y de ahí que, citando a Juli Capella, también opine que “el diseño salvará el mundo”.

Llegado desde Euskadi, Carlos San José centró su intervención en la búsqueda y obtención de objetivos y leyó, no se sabe muy bien si con una semana de retraso o un año de adelanto, su carta a los Reyes Magos, en la que fijaba una serie de términos algo impacientes como sugerencias estratégicas que empezaban con el deseo de un Ministerio del Diseño o ente similar. “A veces hay que buscar atajos o nuevas rutas, pensando a lo grande y con ambición”, matizó. Salió pronto El Gordo, y he ahí la clave de toda la jornada, ya que con un organismo capaz de coordinar el diseño desde la cultura, economía e industria (desde sus respectivos ministerios), como interlocución válida y directa con Presidencia del Gobierno, resolveríamos el problema de raíz colocando el diseño en la estructura de base y no en satélites aislados.

Está empíricamente demostrado, como argumentó el histórico Emilio Gil, que el diseño aporta mejoras a las comunidades que lo incorporan. Se repasaron todos estos beneficios del diseño desde diferentes discursos y enfoques a lo largo de las más de cuatro horas que se prolongaron las mesas, desde el lado más empresarial al más social, algo que recogió Soledat Berbegal, de la empresa alicantina ACTIU, destacando la apuesta estratégica del diseñador en el ADN de las empresas y el factor clave que es para que éstas avancen, así como la contribución del diseño para hacer marca país: “Aplicando el diseño podemos ser mejores”.

Apareció en varios momentos clave el extinto DDI (la Sociedad Estatal para el Desarrollo del Diseño y la Innovación), y fue de hecho el turno de palabra de May Valdecantos, la que fue durante casi ocho años Consejera Delegada de la institución que más hizo por la promoción del diseño español, uno de los más aplaudidos, junto a la insistencia y reclamo de Javier Fernández (exvicepresidente de la asociación madrileña Dimad y de READ) de interlocutores válidos entre diseñadores, asociaciones y administración, quien también propuso el gran reto para el año electoral 2020 de que todos los programas políticos incluyan el diseño en sus propuestas. Valdecantos, por cierto, hizo alusión a otra que es, en mi opinión, una de las claves y referentes a tener en el horizonte como modelo de esa especie de Ministerio del Diseño que proponía San José: el Design Council del Reino Unido. Y es que para el gobierno inglés el diseño es un asunto de política de estado para mejora la educación o los servicios públicos. Frente a este modelo, al de Holanda o al de países nórdicos, May Valdecantos sentenciaba: “Los interlocutores están aislados y España no tiene una política de estado respecto al diseño”.

Salió también el carácter transversal del diseño, más allá de segmentación de actividades (gráfico, industrial…), y poco se habló explícitamente de presupuestos o de problemáticas cortoplacistas, igual que tampoco fue un foro en el que exigir apoyos en forma de subvenciones. Más bien lo que se pidió directamente a los políticos, recordemos, desde el Congreso de los Diputados, fue que se entienda al fin el potencial del diseño y se utilice a los diseñadores para que tanto empresas como ciudadanos tengamos una vida mejor.

Ya en la segunda mesa, dedicada concretamente a estrategias, empezó agradeciendo y matizando como moderador el diseñador valenciano y presidente de READ Vicente Gallega: “Siempre estaremos con las iniciativas que estén en pro del diseño, vengan de donde vengan”. Gallega cedió la palabra a Nacho Lavernia, uno de los mayores exponentes del diseño valenciano a nivel internacional, quien en los minutos de su turno dió toda una lección magistral sobre gestión del diseño en las empresas, clientes, comunicación, Design Thinking y el diseño como solucionador de problemas, pilar de la innovación y nexo de unión entre las empresas y las personas.

Destacó otro de los puntos importantes Eugenio Vega, Presidente de la Confederación de Escuelas de Artes Plásticas y Diseño, denunciando que no está cuantificado el número de alumnos estudiando diseño, ya que no se publican datos desde el Gobierno desde 2011, y para más inri, tampoco se sabe si se les está enseñando lo que hay que enseñarles. Que estas incertidumbres que destacó Vega sean de hecho sus certezas, dicen mucho de otra de las bases de la profesión a revisar: la educación. Eduard Corbí, director de la Escola d’Art i Superior de Disseny d’Alcoi, aportó también su punto de vista, desde el terreno educativo, a la problemática y retos del sector.

Si es difícil medir términos educativos, más lo es en lo productivo, como relató el diseñador Anxo López, cuya investigación doctoral trató la confusa y tortuosa tarea de cuantificar el diseño, desde el problema del CNAE y toda la estadística al no existir epígrafes concretos y unificados para la actividad del diseño en España, como sí hacen otros países europeos que tienen entre ellos el denominador común del diseño posicionado como una profesión madura y una masa social concienciada y sensible al mismo. Una vez más, un desastre desde la raíz, con la educación y la cultura como cimientos que no han sido atacados a nivel estratégico desde el diseño.

Y así se sucedieron intervenciones y frases que quedan grabadas para entender la necesidad de una estrategia nacional del diseño.

 

Las claves: cultura, educación y bienestar

Esta jornada dinamizó los distintos argumentos que trata la Proposición no de Ley presentada en el Congreso por el Grupo Parlamentario Socialista que pretende, desde sus diez propuestas finales, que se desarrolle una Estrategia Nacional de Diseño, algo que se debatirá en la Comisión de Economía, Industria y Competitividad a partir de este próximo mes. El quid de la cuestión, que figura entre la decena de puntos, la organización e incorporación del Ministerio de Cultura, que es quien desde un primer momento debería coordinar para irradiar la cultura (valga la redundancia) del diseño en España.

Dando protagonismo a la cultura atacamos de raíz el problema. El discurso aislado del diseño como valor añadido para la eficacia de las empresas, o el tan manido argumento de que diseño es igual a innovación podrán pivotar hacia una posición con mucho más potencial y posicionar al diseño, desde la cultura, en el terreno de la educación, para desde ahí poder extenderse y llegar por un cauce natural al terreno empresarial, pero siempre con el origen cultural del diseño, con una base firme y una estrategia definida, con organismos competentes y, una vez más, interlocutores válidos.

El diseño es realmente una actividad intelectual, que estamos acostumbrados a que se materialice a menudo como un producto o una representación gráfica, logo o cartel, pero puede también dar como resultado un diseño de servicios o una estrategia empresarial ya que como actividad analítica que es (interesante la reflexión de Pau Rausell en estas páginas hace unos días) es capaz de modelar y cambiar el modelo productivo de las empresas. Generar cultura, crear propiedad intelectual, genera prosperidad a las empresas (esta idea es originalmente de Steve Jobs y fue también utilizada por el diseñador valenciano Vicent Martínez en la jornada).

Si nos trasladamos a la Comunitat Valenciana, se están haciendo los deberes en paralelo, y en este ecuador de legislatura son varias las iniciativas de gobierno puestas en marcha desde diferentes administraciones para analizar y poner en valor el diseño valenciano en nuestra sociedad y en el tejido empresarial. Superado queda el cambio de modelo de contratación del diseño institucional, gracias a una Presidència de la Generalitat y a un Ajuntament de València sensibles desde el primer minuto al grave problema de imagen que arrastraban, solucionado por la incorporación de profesionales y asociaciones del diseño como consultores en esta materia. La vista debería estar fijada en lograr profesionalizar internamente esta figura, a nivel autonómico con ejemplos aplicables a lo que tratábamos a nivel nacional al referirnos al Design Council, que integra estos actores del diseño dentro de las instituciones.

Entre la nube de tags o etiquetas, además de las obvias “diseño”, “estrategia” o “innovación”, salieron a la luz en la jornada en diferentes ocasiones los términos “personas”, “felicidad” y “futuro”. El diseño existe en última instancia para hacer más felices a las personas, y más allá de una lectura naif de esta afirmación, la función más social del diseño contribuye de manera directa a nuestro bienestar. Este enfoque revaloriza un sector que es mucho más que un sector; es toda una herramienta.

 

Aún queda camino para que el diseño se consolide en nuestro país como un ente coordinado con los responsables gubernamentales de cultura, educación, economía, industria y presidencia, o para que se plantee un centro o museo nacional al nivel del de otros países. Todo está madurando, y desde el pasado día 12 de enero, con mayores expectativas, en un año, 2018, en el que probablemente el Diseño Español pueda escribirse en mayúsculas, mirando al horizonte y empezando a divisar tierra firme, con un rumbo (al fin) que permita fijar expectativas reales, y por eso toca ser ambiciosos, como parte de una fórmula en la que el diseño podrá ser el aliado estratégico fundamental para el Estado. Puede sonar a discurso manido, pero sigue siendo más que necesario y el escenario esta vez fue fundamental. Parafraseando a Ana Botella en la inauguración de la jornada, “hemos movido una fuerza que no debemos parar”.

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