Hoy es 7 de octubre
VALÈNCIA. 2019 fue un año histórico desde el punto de vista electoral para la Comunitat Valenciana aunque también para el conjunto de España. El socialista Pedro Sánchez no lograba sacar adelante los presupuestos y convocaba las elecciones para el 28 de abril, unos comicios que volvería a repetir en noviembre al no conseguir los apoyos necesarios para su investidura. Es decir, dos convocatorias de comicios estatales en el mismo año, a las que había que sumar las autonómicas, municipales y europeas del 28 de mayo.
Ahora bien, en la Comunitat Valencia se produjo, por primera vez en su historia, un factor diferenciador del resto de las CCAA: el adelanto electoral promovido por el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, para hacer coincidir las elecciones autonómicas con las generales el 28 de abril. Una decisión que causó un fuerte enfado en su socio en el Consell, Compromís, y un interesante debate mediático sobre una maniobra que, en general, se interpretó como meramente táctica.
Estas y otras muchas cuestiones son abordadas en el último número de la revista Debats, editada por el Institución Alfons el Magnànim, organismo de la Diputación de València.
'Els valencians davant les urnes: partits polítics, mitjans de comunicació i ciutadans davant els processos electorals de 2019'. Así se titula este monográfico coordinado por el profesor de Periodismo y colaborador de Valencia Plaza, Guillermo López, y que cuenta con distintos referentes académicos de la comunicación y las ciencias políticas que se ocupan de analizar lo que podría entenderse como "una única campaña para varios comicios", tal y como explica López, lo que convirtió 2019 en un año singular desde el punto de vista electoral.
De esta manera, la sufrida victoria de la izquierda valenciana pese al adelanto de Puig; la poca visibilidad de la Comunitat en España durante el proceso; la transferencia especialmente intrabloques de voto entre unos y otros comicios; el análisis de los mítines de las distintas fuerzas políticas; la cobertura electoral de À Punt en su primera campaña tras el regreso de la televisión pública, así como el uso y contenidos políticos subidos a las redes sociales, son algunos de los asuntos en los que los autores profundizan a lo largo de 200 páginas.
Algunas de las conclusiones que se extraen de los diversos análisis es que la campaña electoral de las elecciones autonómicas quedó totalmente oscurecida por los comicios estatales, además de poner en discusión la estrategia del adelanto electoral de Puig, que si bien sirvió para que el PSPV se distanciara de Compromís, dejó a las fuerzas de derechas más cerca de conseguir la mayoría absoluta.
Un hecho que no se repitió en las elecciones municipales del 26 de mayo, dado que los resultados se asemejaron más a los de 2015, mientras que en la repetición de las elecciones generales en noviembre vencía la suma de las tres derechas. O lo que es lo mismo, de estos análisis se desprende que la izquierda, globalmente, no se vio beneficiada por el adelanto electoral en la Comunitat Valenciana.
Por otro lado, en esta publicación también se profundiza en las campañas, llegando a la conclusión de que la dependencia de la actualidad estatal se vio demostrada en la cobertura de los medios de comunicación y en la organización de los mítines de campaña, donde los candidatos a la Generalitat fueron actores secundarios por la agenda política nacional.