FOTO RAFA MOLINAORIHUELA. La capital de la comarca de la Vega Baja, Orihuela, se enfrenta a las próximas elecciones tras dar un vuelvo político hace poco más de un año con la moción de censura que rompió con siete años de coalición entre Partido Popular y Ciudadanos, arrebatándole la Alcaldía a Emilio Bascuñana. Ciudadanos continuó en el equipo de gobierno, esta vez con la socialista Carolina Gracia al frente y con el apoyo de Cambiemos. El tradicional bastión de la derecha se rompió, con la llegada del PSOE a la alcaldía tras 35, sin contar el tiempo en el que el socialista Antonio Zapata fue alcalde accidental por unos meses debido a la indisposición del alcalde de Los Verdes, Monserrate Guillén, en 2014.
Los cinco partidos que actualmente tienen representación vuelven a presentarse este 28 de mayo. Se trata de PP, PSOE, Ciudadanos, Cambiemos Orihuela y Vox. Con este panorama, la mayoría absoluta está prácticamente descartada. Así, la campaña se centra en captar votantes al partido de enfrente, aunque todo apunta a que el próximo equipo de gobierno de Orihuela se decidirá a partir del 28M, y no ese día, cuando los partidos se sienten a negociar.
Las tensiones entre PP y Ciudadanos durante los tres primeros años del mandato acabaron con esta coalición, entonces con Bascuñana como alcalde. El pacto que sustenta ahora el equipo de gobierno no es mucho más sólido. El entendimiento inicial con el que PSOE y Ciudadanos llegaron al gobierno, con el dejar hacer de Cambiemos, ha ido tensionándose con el paso de los meses. Dos fueron los principales argumentos de ese nuevo bipartito liberal progresista: la situación judicial del popular Bascuñana, investigado por haber cobrado por su puesto en la dirección Territorial de Sanidad sin acudir al puesto de trabajo, y la falta de presupuesto municipal, prorrogado desde 2018. El nuevo equipo de gobierno no ha podido solventar esto último, pese a que lo prometió para junio del año pasado. Tampoco se han borrado la lista de investigados en el equipo de gobierno. De hecho, se han triplicado, pues se ha pasado de un investigado -el alcalde-, a dos imputaciones para el edil Ángel Noguera y otra para Luisa Boné, ambos de Ciudadanos.
Los problemas judiciales han salpicado también a la edil Mar Ezcurra, también de Ciudadanos, en una denuncia por fraccionamiento de contratos en el desarrollo de los Murales de San Isidro del año pasado, que han hecho que el evento, uno de los más icónicos de la programación cultural de Orihuela en los últimos años, y que se celebra en honor a su poeta universal Miguel Hernández, haya desaparecido del calendario.
Esta situación ha dejado contra las cuerdas en más de una ocasión a Cambiemos Orihuela. Su apoyo fue necesario para la moción de censura, pero el entendimiento que durante los últimos siete años se fue forjando entre la formación independiente y el PSOE en la oposición, se ha roto en apenas unos meses. El partido encabezado por Carlos Bernabé no perdona a la alcaldesa su “tibieza” en asuntos importantes para el municipio en materia urbanística, que sigue en manos de Ciudadanos. El ejemplo más claro, por el impacto que tendrá para el municipio urbanística y medioambientalmente hablando, es la aprobación definitiva del proyecto de urbanización de Cala Mosca, que supondrá acabar con el último rincón virgen de la costa oriolana. Frenar este proyecto era una de las condiciones que Cambiemos impuso para dar su apoyo a la moción de censura. Su portavoz, Carlos Bernabé, se ha hartado de criticar la pasividad de la alcaldesa en esta materia, quien se ha limitado a decir que cumplía con su deber legal de sacar adelante este proyecto, aunque tampoco le gustara.
Y si en los tres partidos que sustentan el gobierno hay turbulencias, el PP no podía llegar a esta campaña con más revuelo. Su intento de renovación tras los líos judiciales de Bascuñana y un grupo municipal que no supo mantener el gobierno tras siete años, se vino abajo el mismo día de presentación ante la militancia de su nuevo candidato, Pepe Vegara. Ese día, hora antes de un encuentro con más de 300 militantes y al que asistió el líder de los populares en la Comunitat Valenciana y candidato a la Generalitat, Carlos Mazón, y la secretaria general de los populares, Cuca Gamarra, estallaba la bomba: Vegara estaba investigado por doble fraude fiscal a través de su empresa, ITV Vega Baja. De nada sirvieron los intentos de apagar el fuego mediático que se desató entonces, a escasas semanas del inicio de campaña. Vegara trató de justificarse diciendo que el asunto estaba archivado. Tres días después, el mismo día que dio a conocer su lista electoral y que además coincidía con el cierre del plazo para presentar las listas electorales en los juzgados, Vegara tenía que admitir que la causa seguía abierta. Horas más tarde de esa presentación llegaba la estacada definitiva: no solo la causa estaba abierta, sino que la Fiscalía pedía para Vegara y sus socios siete años de prisión. De nuevo, la sombra de la justicia que había hecho que Bascuñana no repitiera como candidato del PP, se cernía sobre el partido, más concretamente sobre el candidato que trataba de vender renovación. Si esta circunstancia influirá o no el 28M es algo que decidirán los oriolanos y las oriolanas. Vegara lo atribuye a un “asunto privado”, obviando que la Hacienda Pública es eso, pública, y que el servicio que gestionaba a través de su empresa, el de las ITV, era gracias a una concesión autonómica y estatal. Hablando de renovación, una de las caras más visible en los actos del partido y apoyo del candidato del PP en esta campaña está siendo Mónica Lorente, la exalcaldesa popular que acabó siendo expulsada del partido y que ahora, absuelta del conocido como Caso Brugal -aunque con una causa pendiente-, ha vuelto como si nunca se hubiera ido. Sus antiguos colaboradores ocupan los principales puestos de la candidatura local.
Vox, que había pasado prácticamente sin pena ni gloria durante toda esta legislatura, tampoco se ha librado de las polémicas en estas últimas semanas. Su portavoz, José Manuel García Escolano, se ha mantenido en un perfil bajo durante todo el mandado. Algo más visible ha sido su compañera de partido, la segunda de los dos ediles que mantiene la formación: Asunción Aniorte. Ella ha sido la encargada de intervenir en los plenos en la mayoría de las ocasiones, y de defender las pocas propuestas que el partido ha llevado a las sesiones plenarias. La oposición de Vox en Orihuela ha sido muy diferente al perfil que ha mantenido en otras instituciones, tanto locales como autonómicas y, por supuesto estatales. La formación ha apoyado numerosas iniciativas presentadas por el PSOE, Ciudadanos, PP, y hasta alguna de Cambiemos, y ha recibido el apoyo de estas formaciones en algunas otras. Las discrepancias ideológicas están ahí, por supuesto, pero Vox, en especial Aniote, ha sabido mantener en ocasiones un talante dialogante y llegar a acuerdos en algunas cuestiones básicas. No ha dudado incluso en posar con la alcaldesa o concejales socialistas en actos institucionales. Muy lejos del “no por el no” que mantiene el partido de Abascal en el Congreso, por ejemplo.
Sin embargo, a escasos días de que comenzara la campaña, Aniorte rompió con Vox y dio su apoyo a Ciudadanos, acusando al partido de exigirle que traspasara la asignación que el Ayuntamiento da a los partidos políticos a la cuenta general del partido, criticando al nuevo candidato Manuel Mestre, que no se ha pronunciando al respecto, y atacando a Escolano, en lo que derivó en un cruce de acusaciones.
Las alianzas entre partidos también serán decisivas el 28M. Y hay cambios importantes con respecto a hace cuatro años. Orihuela Costa es otro de los terrenos a conquistar, electoralmente hablando, por todos los partidos. Conscientes de ello, en 2019, Cambiemos Orihuela se alió con Claro, el partido de la Costa que ha llegado incluso a tener algún concejal cuando se presentaban a las elecciones como partido independiente. Sin embargo, en un giro ideológico de 180 grados, el partido se ha aliado con el Partido Popular para sus próximos comicios y su cabeza más visible, Antonio Cerdán, está en la lista de los populares.
Por el contrario, Cambiemos gana el apoyo de Compromís, que en las últimas elecciones se presentó en solitario sin conseguir representación en el Ayuntamiento, “tirando a la basura” 759 votos de la izquierda. La formación liderada por Carlos Bernabé incorporará en su lista la marca Acuerdo para ganar de Compromís, con el fin de sumar fuerzas de cara a la Diputación. La coalición también contempla un acuerdo con Podemos, Izquierda Unida y Compromís para ir juntos este 28M.
La falta de entendimiento entre los socios de gobierno de PP y Ciudadanos tras revalidar su pacto de gobierno en 2019 ha frenado un sinfín de proyectos durante esta legislatura. El “boicot” de los populares a todo proyecto que viniera de Ciudadanos, y viceversa, ha hecho que se llegue a final de la legislatura sin prácticamente ninguno de los proyectos ejecutados. La prueba más clara de esa falta de entendimiento entre socios de gobierno es que no fueron capaces de aprobar un presupuesto en los tres años que duró el pacto antes de que llegara la moción de censura.
Orihuela sigue hoy con unos presupuestos prorrogados desde 2018, por lo que se ha tenido que ir tirando de continuas modificaciones puntuales para hacer frente a todo lo que iba sobreviniendo. Con una DANA y una pandemia de por medio. Precisamente este bloqueo fue el principal argumento de Ciudadanos y PSOE para presentar la moción de censura que se consumó a finales de abril de 2022. Y aunque ni siquiera el nuevo equipo de gobierno ha sido capaz de aprobar unas cuentas municipales para 2022 o 2023, siguiendo con ese presupuesto prorrogado desde 2018, el nuevo bipartito se ha esforzado por desbloquear, o que pareciera que se desbloqueaban, proyectos que llevaban mucho tiempo esperando la firma del responsable municipal de turno o a la espera de pasar por la mesa de contratación. Especialmente en estos tres últimos meses PSOE y Cs han tratado de acelerar las máquinas para plasmas ese desbloqueo que prometieron. Ya están en marcha las obras del palacio de Rubalcaba, la Caja de Ahorros de Monserrate, la Rehabilitación de los antiguos juzgados de Orihuela o la rehabilitación de las Norias de Moquita y Pando (estas iniciadas hace apenas dos semanas, el 3 de mayo).
Otros proyectos, sin embargo, continúan estancados. El hecho de que en los últimos meses el equipo de gobierno ha tenido que dedicar más tiempo a apagar fuegos que a trabajar en nuevos asuntos, tampoco ha ayudado. El ayuntamiento ha licitado, tras seis años sin contrato, el servicio de mantenimiento de zonas verdes de Orihuela Costa. Una falta de contrato, por cierto, que es la que ha llevado a los ediles de Ciudadanos Luisa Boné y Ángel Noguera a ser investigados. La mesa de contratación aún no ha adjudicado el contrato. Y la lista de contratos pendientes se acumula, con decenas de ellos pendientes de resolución.
Como ha ocurrido tradicionalmente en Orihuela, son muchos los flecos pendientes por cubrir y el trabajo que deberá hacer la nueva corporación que surja desde 2023 a 2029. Parece difícil que haya una mayoría absoluta. Serán claves, una vez más, los resultados de Ciudadanos, y también de Vox, que tras las últimas polémicas podrían ver cómo se desinflan. El partido de José Aix podría tener de nuevo la llave de gobierno, pues más complicado parece que la suma de los dos partidos de izquierdas, PSOE y Cambiemos, puedan formar gobierno. El PP tiene como objetivo recuperar su bastión en el sur. Habrá que ver si la renovación de prácticamente toda su lista es suficiente para convencer a Ciudadanos de volver a firmar un pacto de gobierno, aunque desde el PP también miran de reojo a Vox por si la suma de ambos partidos fuera suficiente para volver a ostentan la vara de mando del Ayuntamiento de Orihuela.
