ALICANTE. Vuelve el Ballet Nacional de España al Teatro Principal dirigido por Antonio Najarro y lo hace con el recuerdo “maravilloso” de la última acogida. “En Alicante hay una afición estupenda a la danza española y tras el espectáculo vinieron muchos alumnos y aficionados”, apunta.
A los jóvenes precisamente es uno de los sectores a los que Najarro, director de esta institución desde 2011, se marcó como objetivo llegar. “La voluntad por llegar es mucha porque, de todas las artes escénicas, la danza era la más olvidada”, cuenta. “Cada vez estamos consiguiendo que tenga más repercusión y público joven, que es lo que más me interesa”.
En estos siete años han puesto en marcha una serie de actividades “que van más allá de la mera representación en el teatro para captar nuevo público, solidarizarnos con partes de la sociedad que puedan estar marginadas y trayendo propuestas en nuestra programación que, además de reponer el repertorio de la danza, añada propuestas vanguardistas”.
Ese empeño de ir más allá ya lo demostró en su última visita a Alicante, “con un programa en el que una coreografía era con diseñadores de vestuario de moda y una música muy actual”. Con ello lo que quiere conseguir es que “el público se sienta identificado y como algo accesible que emociona”. La moda, una área que disfruta particularmente, no es la única zona en la que ha entrado con el BNE. Una más novedosa son los videojuegos, un proyecto que aún tienen en desarrollo para tabletas: “Será el primero de danza española para niños -como el libro infantil que hemos lanzados-, con el que queremos que los más jóvenes descubran, a través del juego, los cuatro estilos de la danza española”.
La apertura con la que se lanza Najarro también tiene otra barrera que saltar, la del género. “No creo que a un niño, sin prejuicios, le cueste entrar”, sostiene, “le puede costar más a las personas que rodean al niño”. “Como estamos tan inmersos en esta captación de público joven, hemos elaborado una serie de talleres con los que visitamos colegios”, explica. Azucena Huidobro y Belén Moreno son las responsables de este apartado en el que se entrevista a los niños para, “antes de hacer nada, ver qué conocimiento tienen de la danza española, después asisten a un ensayo en la sede del BNE y luego se hace un test para ver qué impacto ha tenido”. En los resultados obtenidos, “los niños varones han tenido muchísimo más interés que las niñas”. Para Najarro eso demuestra que “un niño sin prejuicios no pueda tener ningún miedo en adentrarse en la danza”.
“No pienso en pelear o defender por ello, sino normalizarlo”, insiste el director. “Sé, por supuesto, que todavía existen algunos prejuicios y muchas más bailarinas que bailarines pero cada vez es menos”. “No es modernizar, sino actualizar”, subraya. De forma que se entienda que “adentrarse en cualquier expresión artística es maravilloso”. Y, añade, “sobre todo en la sociedad en la que nos movemos, en la que veo muy necesario mover la sensibilidad, el expresarse a través del movimiento, que es muy positivo”.
El programa con el que llega al Principal este viernes y sábado se compone de Farruca, Soleá del mantón, Bolero y Suite Sevilla. “Estamos luchando constantemente, y desde que era coreógrafo, para que el público se conciencie de que la danza española tiene cuatro estilos”, cuenta, “una escuela bolera, una danza estilizada, un folclore riquísimo de todas las regiones de nuestro país y aparte el flamenco”. “Nuestro deber, y así lo programo en todas mis producciones, es que el público se vaya con una visión súper amplia de ello”, añade. “Y desde luego los que van a ver el BNE ya se van sabiendo que España tiene una riqueza de danza enorme, del norte al sur”.
Su defensa del patrimonio le lleva a afirmar que “podemos presumir de tener un país con una expresión artística rica, España habla por sí sola en todas sus regiones”. “La danza española es maravillosa, allá donde vaya, porque habla del corazón y de la riqueza cultural que tenemos en nuestro país y eso, esté como esté la situación actual es algo que es palpable”, prosigue, “como BNE lo mostraremos donde sea, independientemente de la situación que viva el país”.
Política aparte, con su creación de la Suite Sevilla le llegaron a decir que revolucionó el panorama. “Que me lo digan es halagador”, dice, “mi vida siempre ha ido ligada al riesgo porque pienso si no arriesgamos, no evolucionamos”. “He sido una persona que he querido que se conozca la danza española”, reitera, “y para ello he tenido que irme al mundo de la moda, a la pintura, al cine, al teatro…”. En este caso, la composición habla de la capital andaluza, “traducida con un lenguaje muy personal, que se ha ido forjando con el aprendizaje y lo que me han podido enseñar los grandes coreógrafos con los que he tenido la suerte de trabajar. Si me dicen que ha revolucionado, es una maravilla, siempre que llegue al corazón de la gente, que para eso hacemos los espectáculos”.