CASTELLÓ. La Unión Europea ha escuchado el clamor del campo valenciano... y no se queda parada. El director de Defensa Comercial del Ejecutivo comunitario, Leopoldo Rubinacci, ha reconocido a la eurodiputada valenciana Inmaculada Rodríguez-Piñero que Bruselas va a analizar si la aplicación de la cláusula de salvaguarda en el acuerdo comercial entre la UE y los países de África del Sur, que tanto perjuicio ha causado a la citricultura castellonense y autonómica en la campaña en curso, es posible. Para ello, Rubinacci pide además algo lógico: reunirse con el sector.
El director de Defensa Comercial europeo es el encargado de evaluar la aplicación de las cláusulas de salvaguarda, así como de otros instrumentos de defensa frente a acuerdos lesivos para los intereses comunitarios y es "plenamente consciente de que hay una problemática", apunta Rodríguez-Piñero. Así lo ha comprobado la eurodiputada socialista en la reunión que ha mantenido esta misma semana con Rubinacci, de la que también destaca que en el Ejecutivo comunitario "están dispuestos a estudiar su aplicación".
Y, para avanzar en este sentido, Rubinacci expone a las claras el camino: es necesario que el sector citrícola cuente "con un interlocutor claro" en Bruselas que aglutine el sentir del campo y las empresas; y la decisión la tomarán los Veintiocho en base a datos. El director de Defensa Comercial continental recalcó en varios momentos de la cita ambos puntos, de forma que ayuden a esclarecer "cuál es el problema exacto" o si, por el contrario, lo que le sucede al campo valenciano es un cúmulo de situaciones.
Es más, Rodríguez-Piñero señaló a Rubinacci que esta cláusula de salvaguarda ya se ha aplicado a otros productos, como la banana o el arroz. En el segundo de los casos, el responsable europeo señaló que se debía a una vulneración clarísima de los derechos humanos en Myanmar, mientras en el primero expuso la unidad que exhibió el sector europeo en su conjunto.
Precisamente, este es otro de los aspectos que apuntó el director de Defensa Comercial: la necesidad de que el problema trascienda lo autonómico e incluso lo estatal, puesto que la Unión Europea busca cómo solucionar problemas europeos, no nacionales. Así, expuso la necesidad de que los agricultores castellonenses, valencianos, andaluces, murcianos y tarraconenses (las principales zonas productoras en España), sumen fuerzas con los citricultores italianos y griegos. Y es que lograr "la máxima alianza del sector", así como la presentación de cifras constatables (incluso habló de "cuentas de resultados" de las empresas) es algo casi imprescindible para que la UE se ponga a funcionar.
Sobre todo ello, Rubinacci calificó de "urgente" la reunión con el interlocutor citrícola. Y es que, a partir de septiembre, la Unión Europea debe someter a evaluación la aplicación del acuerdo comercial con los países de África del Sur, que, tras su aplicación en 2016, posibilita la entrada de naranja sudafricana entre el 15 de octubre y el 30 de noviembre con unos aranceles que se reducen de año en año hasta su desaparición definitiva en 2026, lo que está motivando que Sudáfrica desplace sus exportaciones a Europa hacia esas fechas.
Es más, dado que el país del hemisferio sur no cesa de plantar cítricos, es de prever que en los próximos años el problema para el campo valenciano incluso vaya a más.
Cara al proceso de evaluación del acuerdo comercial que se abrirá en septiembre, y que se prevé se prolongue durante varios meses, Rubinacci también trasladó a la eurodiputada española la idoneidad de que en esas fechas ya esté en marcha el Observatorio europeo de frutas y hortalizas que el president de la Generalitat, Ximo Puig, pidió al comisario europeo de Agricultura, Phil Hogan. El objetivo es recabar los máximos datos posibles durante la próxima campaña, cuando volverán a solaparse las variedades tempranas de las clementinas castellonenses y autonómicas con los cítricos tardíos sudafricanos.