La naranja Martínez Vidal será la presidenta y el socialista Serrano, el alcalde
MURCIA. Ciudadanos dio este miércoles el paso que no se atrevió a dar hace un año y medio, en el verano de 2019, cuando decidió aliarse con el partido que había gobernado la Comunidad Autónoma y la capital de la Región de Murcia desde 1995. La formación naranja rompe con su socio de Gobierno, el PP, y propina todo un vuelco a la legislatura al presentar, junto con el PSOE, una moción de censura para desalojar al PP de sus fortines más preciados: el Ejecutivo regional y el Ayuntamiento de Murcia. La maniobra fue una sorpresa que muy pocos conocían. Las conversaciones se llevaron en secreto, en manos de un grupo muy reducido de dirigentes. El propio Fernando López Miras se enteró de la noticia en la noche de este martes. El terremoto político ha provocado un efecto mariposa con resonancia en toda España: la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, adelantó elecciones antes de que Ciudadanos le hiciera la misma jugada que en Murcia.
Nadie se esperaba que Ciudadanos se decantara por activar la bomba nuclear de la moción de censura. Esta arma política era una amenaza en la sombra, silente y soterrada. Ciudadanos jamás insinuó ni amagó con la moción de censura a pesar de que su relación con el PP había empeorado en los últimos dos meses. El trato entre socialistas y liberales tampoco era feliz. Recientemente el PSOE daba la espalda a los naranjas en la Cámara autonómica y dejaba al Gobierno que se apoyara en Vox para aprobar el techo de gasto. Hace sólo un mes, en una entrevista con Murcia Plaza, la líder de Ciudadanos descartaba que su partido sopesara cambiar de socio. "No nos planteamos aliarnos con los socialistas", sostenía Ana Martínez Vidal, quien, no obstante, ya deslizaba, cual presagio, que "en política nunca se puede decir de esta agua no beberás".
Los escándalos políticos de la vacuna marcaron punto de inflexión. Ciudadanos se mostró inflexible y forzó la salida del consejero de Salud, Manuel Villegas, que se había vacunado contra la covid, junto con otros centenares de funcionarios. Pero, en Murcia, el concejal del ramo, Felipe Coello, que también se había puesto la vacuna a pesar de que es un médico fuera de servicio, se resistía a presentar su dimisión, tal y como le pedía su socio de Ejecutivo y toda la oposición. Tardó un mes y medio en hacerlo. Mientras tanto, la confianza entre PP y Cs se resquebrajó, en medio de un fuego cruzado, con acusaciones judiciales entre ambos partidos: Mario Gómez denunció a la Fiscalía presuntas contrataciones irregulares del PP desde 2016 y los populares replicaron con denuncias por violación de secretos.
La salida de Coello, este martes, parecía poner punto final a la crisis. Pero sucedió justo todo lo contrario. La decisión, de hecho, ya estaba tomada. El vicesecretario general nacional de Ciudadanos, Carlos Cuadrado, una persona de máxima confianza de Inés Arrimadas, viajó hasta Murcia el mismo martes y se reunió con varios dirigentes regionales para dar los últimos retoques, según indicaron fuentes cercanas a Murcia Plaza. Un día después, la bomba se activaba.
A las 9.50 horas de la mañana de este miércoles, Juan José Molina (portavoz liberal en la Cámara) y los diputados socialistas Francisco Lucas y María del Carmen Fernández registraban una moción de censura en la Asamblea Regional. Poco después, a las 14.30 horas, hacían lo propio en el Ayuntamiento capitolino Mario Gómez y los portavoces locales del PSOE José Antonio Serrano y Podemos, Ginés Ruiz Maciá. Y en el aire también quedan otros cuatro ayuntamientos con bastones de mando en manos -todavía- del PP: Caravaca de la Cruz, Ceutí, Fuente Álamo y Pliego.
Ciudadanos alegó dos razones principales en la moción de censura contra Miras. Por un lado, "la corrupción y el abuso de poder por las vacunaciones irregularidades"; por otro, la pérdida de confianza con su socio de Gobierno. "Nos responde acusando, denunciando y espiando al denunciante. Entenderán que la confianza se ha roto", apuntaban. "No podemos ser cómplices de la corrupción y de las irregularidades", esgrimían en rueda de prensa Vidal y Gómez, que acusaban al PP de no saber gobernar en coalición: "No ha soportado la prueba de vivir en coalición".
Hay más motivos, no oficiales -por supuesto-. En el trasfondo de este movimiento, a ningún analista político se le escapa que Ciudadanos ha gastado su último cartucho para recuperar el pulso, en un contexto de decadencia del partido naranja, perdido en las encuestas -la mayoría le conceden la mitad de los escaños en la Asamblea- y vapuleado en todos los comicios que ha concurrido desde noviembre de 2019. La moción coloca a Martínez Vidal como presidenta de la Comunidad, lo que le daría todo el foco político para el partido liberal durante los dos próximos años. Será la primera vez que un dirigente naranja ocupe la Presidencia de un Gobierno autonómico. Y será la última oportunidad de Ciudadanos de ganar crédito ante el electorado.
La moción de censura pone fin, y de un plumazo, al primer Gobierno de coalición de la historia de la Región. El partido naranja, siguiendo la estela de Madrid -cuya ejecutiva entonces dirigida por Albert Rivera había elegido al PP como socio preferente en los territorios autonómicos-, firmó un pacto de Gobierno con los populares de López Miras y se conjuró para terminar la legislatura juntos. Los 17 diputados de PSOE y los seis de Ciudadanos sumaban mayoría absoluta, sin necesidad de más socios: 23 escaños; en cambio, los liberales prefirieron abrazar la fórmula de gobernar con el PP (16 diputados) más el apoyo parlamentario de Vox (cuatro representantes).
Ciudadanos se había mostrado, al principio, como un socio complaciente con el PP. Apenas dio un disgusto a su compañero de Gobierno... hasta las Navidades de 2020. Fue la primera vez. Ciudadanos enviaba la ley para blindar el Mar Menor a la Asamblea, en contra del criterio del PP. Pero las relaciones empezaron a cambiar cuando Martínez Vidal fue nombrada por Inés Arrimadas como nueva líder del partido en la Región. Sucedió en septiembre de 2020, y desde entonces el cambio de rumbo se ha notado en la política regional. Los liberales han protagonizado sonoros desmarques del PP, al exigir la presencialidad de las alumnos de las aulas, la supresión del 'pin parental' y su preferencia por pactar con los socialistas las cuentas antes que con Vox. El ambiente se había caldeado hasta que llegó la vacuna de Villegas. Aquel episodio marcó un antes y un después. Ya nada sería igual. Las discrepancias se hacían notar incluso en las ruedas de prensa del Consejo de Gobierno, con Martínez Vidal -la portavoz- pidiendo la remodelación del Ejecutivo.
El enfado de López Miras era visible en la rueda de prensa que dio en la tarde de este miércoles. Destituyó de forma fulminante a los dos consejeros que "han pergeñado el atraco", Ana Martínez Vidal (portavoz y consejera de Empresa) y José Gabriel Sánchez Torregrosa (consejero de Transparencia), pues ambos son miembros de la ejecutiva regional de Ciudadanos. Se mantienen todavía, sin embargo, la vicepresidenta Isabel Franco y el titular de Empleo, Miguel Motas.
Arropado por todos los consejeros del PP (son seis), Miras cargó contra Ciudadanos: calificó la maniobra como "una traición y una deslealtad" y señaló que se mantendrá en la Presidencia hasta que el Boletín Oficial lo permita. "Cumpliré con mi obligación hasta el último minuto, con lealtad, con trabajo diario".
El aún presidente asegura que tuvo la opción de adelantar los comicios, y evitar el problema para su partido. Pero afirmó que no lo hizo por responsabilidad: "No es el momento en plena pandemia". Aun así, de haber convocado elecciones, tal y como ha hecho la presidenta de Madrid, Miras no podría presentarse dado que la actual Ley del Estatuto del Presidente impide presentarse quien haya ejercido más de dos mandatos.
Por la tarde, socialistas y liberales se sentaban a negociar el nuevo Gobierno, que verá la luz si ningún giro de última hora lo impide, una vez que se culmine la moción de censura. La fecha para este pleno se conocerá el lunes. Previsiblemente el día para la aprobación de la moción sea el miércoles o el jueves de la semana que viene. La Vicepresidenta quedará en manos de los socialistas, que además tendrán seis consejerías a su cargo (con Sanidad y Educación como principales carteras), mientras que Ciudadanos tendrá tres, además de la Presidencia. En Murcia, por su parte, el socialista José Antonio Serrano será el alcalde.
Ciudadanos y el PSOE, que tantos reproches se han lanzado esta legislatura, que tantas críticas se han dirigido entre ellos, se dan ahora la mano y se lanzan a pelear por la gran oportunidad de gobernar juntos la Comunidad Autónoma y la capital de la Región de Murcia. Justo la oportunidad que se negaron en verano de 2019. Los caminos de la política son inescrutables.