ALICANTE (AP/EFE). María Dolores de Cospedal se ha presentado en la última mascletà de les Fogueres 2018 con el aire casual de quien aparece en una fiesta sin saber cómo. Un aire más que estudiado, evidentemente, pues solo hay que contar las veces que, siendo presidenta de Castilla-La Mancha o ministra de Defensa, se ha dejado ver por la capital alicantina. La otrora 'número dos' de Rajoy, que cuenta en la provincia con el apoyo del presidente de la Diputación, César Sánchez, ha desplegado un discurso plagado de guiños a la provincia donde tan mal recuerdo dejó su empeño en terminar con el trasvase Tajo-Segura, para lanzarse luego en brazos del discurso anticatalanista que enarbola la dirección del PPCV de Isabel Bonig.
La dirigente popular, que reproduce el discurso de la reconstrucción del centro-derecha machacado por JoseMaría Aznar, ha señalado que el 21 de julio el PP debe salir "más reforzado, fuerte y unido que nunca" para el reto de las elecciones autonómicas y municipales, primero, y europeas y nacionales, después, y ha insistido en que "no hay victoria sin valores". "Los valores del PP son la libertad, la defensa de la iniciativa individual, la defensa del espíritu de sacrificio y el esfuerzo colectivo, además de la defensa del medio rural, de los agricultores, ganaderos y del sector turístico, que crea riqueza, como sabe Alicante", ha señalado.
Un sector turístico cuya necesidad de aportaciones externas de agua no veía con buenos ojos la castellano-manchega cuando ocupaba la presidencia de la región vecina, como sucede ahora con el socialista Emiliano García Page. El intento de 'guiño' a Alicante, donde no cuenta precisamente con demasiadas simpatías, ha dado paso al discurso del anticatalanismo (antiindependentismo, más bien), con el que Cospedal 'compra' las tesis de una parte del PPCV: se propone "luchar por unidad del país y la singularidad de las comunidades autónomas", porque "no es de recibo que los independentistas catalanes quieran apropiarse de Castellón, Valencia y Alicante".
Cospedal, acompañada por César Sánchez, el alcalde, Luis Barcala, o el presidente local del PP, Toño Peral, entre otros, también ha apostado por "defender las lenguas de todos" y ha puesto de manifiesto que en la Comunitat Valenciana "se habla valenciá y castellano", y que hay que "defender y respetar las dos lenguas", lejos de la "expansión del catalán" ya que "esta tierra tiene su propia historia, que ha contribuido a la de España".
Cospedal ha querido lanzar un mensaje a la militancia de que "no es momento de divisiones sino de construir" y ha opinado que en el PP están "bien preparados" y ella tiene "moral de victoria". "He venido a trasladar un mensaje de confianza, esperanza, optimismo y de moral de victoria" y para contribuir a que "el militante se sienta orgulloso de ser del PP" y eso "pese a gente que ha manchado nuestras siglas" en episodios de corrupción. En este punto, ha continuado que "con humildad, he luchado la que más, sino como la que más, contra la corrupción, con mi cara de frente y mi imagen, y a veces me ha perjudicado pero he defendido la honorabilidad de mi partido".
Preguntada por la petición que realizó ayer en Alicante otro de los candidatos, José Manuel García-Margallo, para que haya debates sectoriales, Cospedal ha señalado que está dispuesta "a lo que diga el comité organizador" del PP, que se rige por "las reglas de los estatutos que se aprobaron entre todos en el partido". "A mí, lo que diga el comité organizador, sin saltarme las reglas, porque hay gente que se está saltando las reglas", ha advertido.
Los primeros pasos de Pablo Casado al frente del PP, aunque firmes, dejan alguna que otra herida. Según el interlocutor que lo explicite ha integrado a todos y si es el contrario asegura que no ha sabido ganar. Algunos a los que se da por muertos, se ocupan de mantener la llama por si acaso. Es todo muy reciente y es difícil asumir la realidad