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la exposición se centra en las obras de la última década de vida de la autora

El MACA recupera la exaltación de la vida y la muerte de Juana Francés

23/07/2018 - 

ALICANTE. "Juana Francés es una de esas artistas que tenemos siempre preparadas", empieza destacando Rosa Castells. La conservadora del MACA se ha encargado de comisariar esta muestra que, inaugurada la semana pasada, es la apuesta fuerte del verano en el museo alicantino. En ella recupera una de las etapas menos conocidas de su carrera, la que entre 1980 y 1990 dedicó a la exaltación de la vida y el dolor de la muerte por su marido.

"Las obras de Juana están perfectamente restauradas y cuidadas para que en cualquier momento ocupen su espacio en el museo —recalca—, así que no es una exposición que se haya tenido que improvisar, tenemos varias muestras preparadas". De Francés tienen bien controlada su obra porque ella, como Eusebio Sempere, hizo una gran donación a su ciudad natal. 

"Juana Francés está oculta desde su propia condición de mujer en un contexto histórico copado por hombres", subraya. Castells no duda en calificarla como una de las artistas fundamentales de la segunda mitad del siglo XX "y no ha sido lo suficientemente reconocida".

Herencia y legado

En ese desconocimiento aún mayoritario de la obra de Francés hay que trabajar mucho en la parte local. La responsable del MACA cree que "no lo ha sido en su ciudad de nacimiento pese que hizo un acto de generosidad al igual que Sempere y legó una parte de su colección". En su testamento, explica Castells, la artista había decidido favorecer a cuatro de las ciudades con las que se sentía especialmente vinculada: Madrid, Zaragoza, Valencia y Alicante. 

Cada una de estas cuatro beneficiarias albergaría en su museo de arte contemporáneo las obras entregadas. "Así el IAACC de Pablo Serrano en Zaragoza tiene una parte; el Reina Sofía de Madrid, tiene otra; el IVAM, otra; y nosotros en Alicante, la cuarta", enumera. Esas cuatro partes se organizaron para que "fueran parejas: todos tenemos piezas de las cuatro etapas que tuvo su obra, es casi una visión antológica".

En Alicante se encuentran 134 de estas piezas. Es un legado que comprende óleos de sus inicios cuando la pintora trabajaba "con un estilo hierático y figurativo". En la siguiente etapa se pasa al informalismo, "cuando desarrolla con lienzos en tierra y dripping una obra muy gestual". Estas son las obras con las que participa en el Grupo El Paso, donde sería la única mujer, "al mismo nivel y calidad que sus compañeros, entre los que se encontraba Pablo Serrano, con el que mantuvo una relación sentimental hasta que este fallece en 1985".

'Escala de Jacob', en 1985

La muerte

El fallecimiento de Serrano influyó en la creación de Francés. Un cambio que se refleja claramente en esta exposición que recorre los últimos diez años de la vida de la pintora. Esta es la cuarta etapa en la que los especialistas dividen su obra y que sucede a una muy exitosa, la dedicada a las cajas en las que introduce a sus personajes aislados y acuciados por el progreso técnico y el poder. 

A finales de los años 70 y principios de los 80 el ánimo general del país es efervescente y eso se traduce en las pinturas de Francés. El uso de colores vivos para reflejar motivos marinos y celestiales demuestra el total dominio que tiene la creadora. "Esta es la menos conocida de Juana y me parece muy brillante, sobre todo la de 1980 a 1985 en la que pinta los fondos submarinos".

La naturaleza sustituye la opresión de la soledad que había tratado durante los años de la dictadura franquista. Es un periodo en el que decide utilizar elementos, como los cometas, en los que evoca sus trabajos iniciales de los años 50.

Tanto en las piezas más vitales como las que reflejan la angustia y el duelo "hay un hilo conductor: el círculo y el cuadrado". Ambas figuras geométricas se mantienen constantes en estas piezas. Pero es en los papeles bañados en gouache, que lija y vuelve a pintar donde brilla su vitalidad. "Son delicadísimos y bellísimos", concluye. 

En esta ocasión, Castells ha dispuesto diversos sillones para animal al espectador a una "reflexión" sobre la obra de Francés, para que "la puedan admirar".

Reconocida como una gran artista dentro del panorama español, "siempre había estado a la sombra de su marido que era un gran artista con una personalidad poderosa que la eclipsaba". Aún así participaba en bienales internacionales y conseguía premios. Entonces ¿por qué la obra que creaba en una etapa de mayor popularidad no quedó fijada en el imaginario colectivo?

Castells cree que la respuesta está en la voluntad que demostró Francés a lo largo de toda su carrera de experimentar. "Y en vez de seguir con aquello que estaba haciendo, decide aventurarse en una nueva etapa con un camino nuevo para ella". Los pequeños papeles con los que empezó a dibujar esos fondos marinos se van haciendo progresivamente más grandes y van llenándose de unos colores "fascinantes".

Mientras en los primeros trabajos el acrílico estaba diluido, conforme avanza en la serie gana intensidad. Tanta que hasta se sale de los papeles, salta al fondo e inunda el enmarcado de la propia obra. Un reto que como conservadores debieron asumir al proteger la obra y que les obligó a buscar en su momento la misma pintura que trabajaba, Vallejo, para las estructuras de las piezas "y respetar al máximo su voluntad".

"Domina el color como pocos artistas los estaban haciendo en ese momento: marrones, naranjas, añiles... Creando unas combinaciones casi inauditas". Son variables en las que también se manejaba otro gran creador, Luis Gordillo, quien pasará por la sala temporal del MACA este año. Reflejo así de la "dirección sobre la que transitar que tiene este museo".

El fallecimiento de Serrano impactó la creación de Francés.

El viaje que transcurre desde los fondos marinos hasta los cometas en el cielo se interrumpe. La causa es el mencionado drama de la muerte de su pareja, Pablo Serrano. "Ella está un tiempo sin pintar y cuando vuelve a hacerlo, vuelve a coger el lienzo, las pinturas y la tierra". Es cuando el regreso se plasma "en gestos violentos, en el dripping y en las formas ovoides que ahora parecen haberse convertido en pozos".

La energía brutal y dolor profundo de las pinturas que realiza en sus últimos dos años de vida mantienen la paleta que había utilizado apenas unos años antes "pero con una capa negra que lo cubre todo. Es como si estos cuadros estuvieran profundamente heridos". El contraste entre la exaltación de la vida y el dolor de la muerte cierran una carrera en la que busca enlazar con sus inicios informalistas. "Retomó el óleo y lienzo para cerrar el círculo", finaliza Castells.

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