ALICANTE. En toda España los dentistas cerraron sus consultas durante la cuarentena, excepto para atender urgencias. Se trataba de una medida de precaución para prevenir contagios hasta disponer de un protocolo de seguridad específico.
En este periodo los pocos dentistas que han atendido urgencias coinciden en que la primera causa de atención han sido las fracturas de dientes por causa del estrés. Esta patología, explica la Dra. Carmen Pomares, directora de la clínica Perio&Implant de Alicante, es causa directa del bruxismo, que provoca que de manera inconsciente las personas estresadas rechinen los dientes superiores con los inferiores manteniendo las mandíbulas apretadas, llegando a producirse fracturas o fisuras.
Además de fracturas, las urgencias han atendido otras patologías como dolores dentales e inflamaciones de la encía e incluso roturas de prótesis o de dientes provisionales implantados, que también pueden estar relacionadas con el estrés. Las intervenciones de urgencia realizadas por los dentistas confirman que el estrés, junto a la ansiedad, el miedo o la irritabilidad ha sido uno de los efectos psicológicos más frecuentes por el confinamiento.
Visitar al dentista ha sido una de las actividades más evitadas durante la cuarentena y en la “desescalada” por el miedo a un posible contagio durante las intervenciones. Para evitar contagios el Colegio de Odontólogos ha difundido un protocolo de obligado cumplimiento por parte de las clínicas que garantiza la seguridad de acudir a un odontólogo.
La Dra. Carmen Pomares es rotunda “acudir a una clínica dental que cumpla con el protocolo es tan seguro como estar en un quirófano”. “De momento”, afirma la doctora, “solo se atreven los pacientes con patologías que producen dolor o con tratamientos que no pueden retrasarse”, aunque los dentistas confían en que, cuando comprueben las estrictas medidas de seguridad, los pacientes vuelvan a cuidar de sus dientes.
El protocolo que deben aplicar los dentistas es realmente exhaustivo y comienza ya mediante un cuestionario telefónico previo a concertar la cita, sigue con medidas de aislamiento y toma de temperatura a cada paciente en la clínica y pasa por proteger a pacientes y profesionales con los EPI (equipo de protección individual) que incluyen guantes, gorro, gafas, patucos, bata y, por supuesto mascarilla e incluyen una meticulosa limpieza de salas y material cada vez que sale un paciente.