ALICANTE. El alcoyano Isra García no es un conferenciante motivacional, aunque imparta conferencias. Ni un consultor empresarial, aunque decenas de empresas recurran a sus servicios para diseñar sus estrategias. No es un experto en marketing digital, aunque fue uno de los pioneros de esta disciplina en España. Ni un profesor, aunque ha impartido docencia reglada hasta 2013 y ha puesto en marcha su propio programa de formación disruptiva. Es todo eso al mismo tiempo, y nada de eso a la vez. El que algunos conocen como 'el Josef Ajram alicantino' (con quien comparte proyectos en común) está embarcado este año en un reto personal que implica recorrer en bicicleta varios países. Pero hará un alto en el camino para acudir este verano a Alicante, donde piensa celebrar su 35 cumpleaños con una particular iniciativa: impartir su programa de excelencia a 35 parados en jornadas de formación intensiva, para que sean capaces de encontrar un empleo en 60 días. La formación se llevará a cabo en el Business World Alicante que dirige Javier Reina, a quien le une una estrecha amistad de varios años. Hablamos con él de esta iniciativa, de formación, de actitudes vitales, y de emprendimiento.
-Ha decidido celebrar su cumpleaños con una iniciativa particular: regalar su formación a 35 parados en Alicante. ¿Cómo surgió la idea?
-Bueno, hace dos años decidí cambiar la forma de recibir regalos por mi cumpleaños, y pensé que era buena idea compartir la celebración con gente que pueda necesitarlos más que yo. A los 33 años me empeñé en entregar mi tiempo, durante todo el año, a 33 causas sociales. Mi primer regalo fue un master (pausa y sonrisa). Una figura de los Masters del Universo, Skeletor en concreto. A estas alturas de la vida, veo los regalos de otra forma. Con 34 años, lo que hice fue donar mi tiempo a proyectos educativos, y estuve en Bétera introduciendo a escolares en el concepto del emprendimiento. Y, la verdad, aunque soy yo el que da, lo cierto es que recibo muchísimo más: hay algo de egoísmo en estas iniciativas, porque me llenan muchísimo. Este año pensé qué podía hacer, y finalmente, como estoy poniendo en marcha mi nuevo programa formativo, pensé en regalarlo a 35 parados, tantos como años cumplo.
-Usted ha seguido una trayectoria formativa, por así decir, poco convencional. Y ha sido parado. ¿Cómo influye eso en esta decisión?
-Sí, mire. Yo me fui a Manchester con una carta de denegación de acceso a su universidad. Y con un nivel de inglés 'videogame', lo único que sabía eran las palabras que buscaba cuando estaba jugando a videojuegos. Cuando llegué allí, vi que había 550 hoteles, y pensé que, recorriendo 50 cada día, malo sería que no encontrase trabajo en alguno. Y así fue. La experiencia te curte. Este es un programa disruptivo, un programa de excelencia con el objetivo de que encuentren trabajo en 60 días. Sigue un poco la línea del otro proyecto que tenemos en marcha desde hace dos años, el Stand Out Program (junto a otros tres socios), y que ahora queremos lanzar a nivel internacional, aunque ya está en marcha en algunos países: Chile, Colombia... También estamos trabajando con la Universidad de Valencia en un estudio sobre cómo lograr el alto rendimiento, no solo en el trabajo sino en la vida. Y tengo en marcha el 'Inconformistas', con Josef Ajram, que es un micro-MBA poco convencional.
-¿Cuál sería el perfil del alumno de este programa?
-Tratamos áreas críticas para ayudar a esos parados a sobresalir. ¿Es para todo el mundo? Pues me gustaría, pero no. Ponemos un primer filtro que es un formulario muy exhaustivo para cribar a quien realmente quiere hacer el curso y quien no. Son 30 preguntas para conocer los sueños, frustraciones, valores, puntos fuertes y débiles de esas personas... al ver las respuestas, sabes quién está comprometido y quién no. Lo haremos en el Business World Alicante porque Javier (Reina) nos abrió las puertas, y estoy encantado de que sea en Alicante. Aunque soy de Alcoy y vivo en València, me siento alicantino, me gustaría vivir en la Albufereta o el Cabo de las Huertas. Y tenemos el programa casi completo, porque hemos recibido 40 solicitudes y te diría que unos 30 están ya dentro. Ponemos una barrera tan alta, que en realidad quien contesta ya está prácticamente seleccionado. A finales de este mes daremos a conocer los primeros 15 alumnos.
-Echando la vista atrás, ¿se imaginaba estar en este punto cuando terminó el instituto y se puso a trabajar en una fábrica textil?
-Con 24 años estaba en una fábrica textil de Cocentaina, poniendo conos 12 horas al día. Pero de repente me di cuenta de que no quería que me pasara lo que a mi abuelo, que es uno de mis referentes personales. Después de toda una vida en su trabajo, cuando se jubiló le regalaron un reloj y una placa. Yo no quería eso, quería algo más. Mi abuelo siempre me ha impulsado a hacer las cosas por convicción. Así que me matriculé en la Universidad de Alicante, en Empresariales. Pero al poco de empezar me di cuenta de que los profesores se limitaban a leernos un libro. Me saqué el primer año sin ir a clase, solo 'empollando' para los exámenes. Creo que ahora la asistencia es obligatoria, por cierto... En fin, me di cuenta que era una farsa, y me marché. Mi novia de entonces me convenció para estudiar en Inglaterra, porque allí los profesores sí 'enseñan'. Cuando volví, me matriculé en un posgrado en Fundesem, y luego me gané una de las dos becas para ir a Estados Unidos. Tuve la suerte de que en ese momento, mientras estaba allí, empezaban a utilizarse las redes sociales aplicadas al mundo empresarial, pero aún no había una doctrina, así que estábamos innovando.
-Hablando de Fundesem, usted ha sido profesor en la escuela de negocios alicantina, y en otras instituciones. Pero en 2013 decidió dejarlo. ¿Por qué?
-Es una buena pregunta (pausa). Porque me di cuenta de que estaba yendo contra mis principios. Como decía Marco Aurelio, sin principios no somos más que una montaña de huesos, carne y piel. Yo eso lo llevo a rajatabla, e incluso he perdido trabajos por eso: una multinacional me quería contratar para liderar su expansión en España, y les dije que no porque el puesto de trabajo estaba en Madrid, y allí no hay playa. Yo no quiero vivir lejos de la playa. Por eso creé mi propio programa, como una oportunidad de cambiar como profesor lo que no pude cambiar como alumno. Yo pienso que la mejor manera de aprender es hacer 'currar' a la gente, los saco de su zona de confort, los pongo en situaciones incómodas, los frustro, los pongo en situaciones en las que no han estado, los obligo a hacer cosas que no saben... eso es lo que no me dejaban hacer en las escuelas de negocios. Me decían "no puedes suspenderlos, han pagado mucho por el master". Pues mira, yo quería suspender a un alumno que me había entregado un trabajo copiado. Y además, que se supiera.
-¿De modo que se puede decir que es usted un autónomo?
-Bueno, fui autónomo. Ahora soy empresa. Al final, para poner en marcha un proyecto solo hace falta tener mucha iniciativa. Ni actitud, ni motivación, porque hay gente que dice "estoy muy motivado" pero no mueve un dedo. Si tienes la iniciativa, yo, mi equipo y tú mismo podemos encargarnos de ayudarte a hacerlo realidad. Por ejemplo, nosotros hemos puesto en marcha nuestra agencia de marketing, que ahora se está expandiendo con las criptodivisas, en un proceso de expansión muy rápido. Yo creo que a la gente le falta hambre, quizá no están lo bastante jodidos para moverse. Iniciativa, esa es la primera clave. La segunda es la autodisciplina: Usain Bolt siempre dice que no quiere ver las medallas, porque lo distraen de lo realmente importante, que es entrenar todos los días. O como dice Mike Tyson, hay que hacer las cosas que odias como si las amases. La tercera clave es la autoconciencia.
-¿Sigue asesorando a empresas para alcanzar sus objetivos económicos?
-Sí, por ejemplo en Alicante trabajamos con Panama Jack, que es uno de nuestros clientes más antiguos. Además, Antonio Vicente es un tío increíble. Trabajo a nivel de consultor, de marketing... mis socios Enrico Ahrens y Víctor Ronco han adaptado el Stand Out Program para empresas, y están trabajando en un proyecto con Bacardi. En cuanto a las conferencias, he bajado el ritmo, aunque sigo dando alguna. Yo no quiero ser Luis Galindo, ya hay un Luis Galindo y lo hace muy bien. Creo que, si hablas, no trabajas, y si no trabajas, ¿de qué vas a hablar? A mi lo que me gusta es mancharme las manos. Soy un 'currante'. Y por otro lado, cuantas menos conferencias doy, más las disfruto. No me gusta la sensación de estar impartiendo la misma conferencia durante un año. No soy un speaker motivacional.
-Hemos hablado de salir de la zona de confort, de tener iniciativa... ¿no cree, como sostienen otros expertos, que hay una especie de burbuja del emprendimiento?
-Sí. Estamos creando emprendedores por obligación, y eso es un error tremendo. Creo que es algo cultural, España es el país del pelotazo. Cuando tocaba el ladrillo, todos al ladrillo. Ahora que parece que toca ser emprendedor, todos a emprender. Y si no emprendes eres un fracasado. Lo estamos haciendo mal. Porque no todos valemos para lo mismo. Hacen falta emprendedores que creen empresas, y hace falta gente para trabajar por cuenta ajena en esas empresas. Y a lo mejor no tienes que emprender, sino ser fontanero, porque es lo que se te da bien. Yo siempre digo que hay que ir pulsando botones en esta vida, para saber qué es lo que queremos. Porque si solo pulsamos uno, ¿cómo podemos saber que ese es el que teníamos que pulsar?