El compositor pasa por Castelló para interpretar en vivo la banda sonora de Dear Werner (Walking on cinema). Un documental en el que la música es más protagonista que acompañante.
CASTELLÓ. El 2020 nos ha llevado a todos por caminos impensables. Senderos inimaginables que han cambiado por completo nuestros planes. En su caso, cansado de no recibir financiación para sus proyectos, Pablo Maqueda inició el año pasado un viaje desde Múnich hasta París con el deseo de recrear el camino que en 1974 Werner Herzog hizo en busca de su amiga Lotte Eisner, quien estaba a punto de morir. Un viaje que el madrileño hizo, décadas más tarde, solo. Él, la naturaleza y el frío. Nada más le acompañó en aquel viaje que además de dar luz a un documental en homenaje al legendario cineasta, también le sirvió para reflexionar sobre su propia condición y sus ganas frustradas e imparables de hacer cine.
Pero Dear Werner (Walking on cinema) no solo es esto. También son José Venditti y su saxofón. Una banda sonora que sirve para iluminar la marcha que Maqueda grabó solo con su cámara. La respiración, la sonoridad de sus pasos o la soledad de aquellos días la llenan sus composiciones. Un trabajo que además formó parte del film desde los primeros momentos. Reconoce Maqueda que sin Venditti, su trabajo- que ha sido nominado a los Premios Feroz- no hubiera tenido la magnidut a la que ha llegado.
¿Y qué hay de Venditti? Acostumbra el profesional a deconstruir los patrones clásicos de la música con su sonido. Esto lo hace al jugar con el saxofón, los sintetizadores y la electrónica. Un híbrido que enfrenta el sonido conocido y comprensible con el más abstracto y desconocido. Pero son las tensionen que se crean en ese enfrentamiento las que mueven a Venditti, quien por su carácter más experimental nunca antes había compuesto la BSO de un film. De hecho, puestos a elegir, lo suyo son más las live films. Un tipo de performance en la que un músico toca al mismo tiempo que una película se proyecta. Justo esto hará el profesional en la próxima edición de Cinemascore. Con la diferencia que ahora sí, tocará su propia banda sonora. Será el 5 de febrero cuando se proyecte Dear Werner en el Paranimf de la Jaume I, pero antes el creador atiende a las preguntas de Castellón Plaza.
-Decía Pablo Maqueda, en una entrevista con Plaza Radio, que el miedo y las dudas que le provocaron hacer este documental le han cambiado como cineasta. ¿Qué ha supuesto para ti forma parte de Dear Werner?
-Para mi ha sido un proceso de creación muy interesante, yo no vengo del mundo de composición para cine, sino del arte sonoro. Hice hace años un viaje por el Sudeste Asíatico y por Latinoámerica, en el que recorrí 17 países. Fue bastante largo y fui desarrollando por el camino diferentes proyectos de arte sonoro, en residencias y conciertos. Por eso, Pablo Maqueda me contactó. Recuperamos parte del trabajo que hice en ese viaje, porque tenía mucha cabida en el film. Fue bonito y un proceso de trabajo un poco loco. Hicimos el montaje y la sonorización durante la pandemia. Pero ha quedado bien, estamos contentos con el resultado.
-No es habitual que el compositor de bandadas sonoras comience su proceso creativo al mismo tiempo que se guioniza el film. Se suele empezar a trabajar, en la mayoría de casos, en las fases finales del rodaje. ¿Era para vosotros imprescindible que la música se trabajara desde los inicios?
-Sí, no queríamos que fuera poner música por encima y ya está. Por eso Pablo quiero contar conmigo, porque para mi tiene mucha importancia el sonido. No era solo componer una banda sonora, sino hacer un diseño sonoro. La música tenía que imitar el proceso ambiental.
-De hecho, pedía Maqueda que sus pasos fueran tan sonoros como su respiración. Esto os ha llevado a hacer un trabajo muy sensorial, ¿no?
-Sí, hemos intentado que fuera muy sensorial, que la que la experiencia cuando estés viendo la película no sea solo de acompañamiento, sino que intentes meterte en el propio viaje de Pablo. La música no solo acompaña un film, debe sumergirte en él como si estuvieras dentro de un videojuego y pudieras caminar con su protagonista.
Además, como ha sido una película hecha por tres personas y con muy poco presupuesto, no teníamos la capacidad de ir a grabar todos los sonidos durante el viaje. De hecho, Pablo fue solo a rodar. Entonces, lo que hicimos en el estudio fue coger todas las grabaciones que tengo de mis proyectos y con esos sonidos reconstruimos los pasos y la respiración de Pablo, intentando que fuera muy sensorial.
-El planteamiento que teníais para el film en la 'pre pandemia' no era el mismo que finalmente se dio. Entre otros, el cineasta tenía pensado caminar mano a mano junto a Herzog. ¿Cambio mucho tus planes que, finalmente, no se hiciera?
-Pablo habló con Herzog desde el principio y nos ayudó mucho en el proceso. Tanto que iba a haber fragmentos en los que iba a grabar conjuntamente con nosotros, porque iba a ir a Inglaterra a dar una serie de entrevistas que tenía en marcha por un proyecto y allí se iba a encontrar con Pablo. Pero por la pandemia se cancelaron viajes y cambio un poco nuestros planes, sí. En su lugar, se propuso que Herzog grabara algunos fragmentos hablados y fue muy bonito también.
-¿Has leído tu también los libros del cineasta para inspirarte?
-Pablo me regaló el libro Del caminar sobre hielo. He visto casi toda su cinematografía, pero este libro no lo había leído. A ambos nos sirvió mucho, porque Pablo quería imitar estos pasos, aunque no quería hacer exactamente lo que ponía en el libro, sino coger estos pasos para hacer su propia reflexión sobre el cine, que es lo que hace interesante el film. Pablo coge los textos y el camino que hizo Herzog, pero al final la película no se convierte en un homenaje sin más, sino en una reflexión propia sobre su situación, las penurias que ha pasado muchas veces para financiar sus trabajos. Por eso, a través del texto hace su propia narrativa.
En cuanto a mi, cuando me regaló este libro y también el de Conquista de lo inútil pude ver rápidamente como la forma de describir las imágenes de Herzog era sonora. Las describe dando importancia a cómo suenan las cosas. Esto me sirvió como punto de partida para nosotros también hacerlo.
-¿Crees que ser buen músico ayuda a hacer buenas bandas sonoras?
-No sé qué decir, porque no he compuesto muchas. Mi aproximación al cine es bastante rara. Me acerco desde donde vengo, del arte sonoro. Por eso, Pablo también fue valiente al querer contar conmigo. Me gusta experimentar y romper con las reglas establecidas. Yo he hecho lo que me ha apetecido, no he tenido limitaciones. He hecho cosas que no eran dogmáticas dentro de la composición de bandas sonoras. Creo que al final he trasladado lo mismo que en mis otros trabajos.
-En Cinemascore tendrás la posibilidad de tocar en directo la banda sonora que tu mismo creaste. ¿Es la primera vez que participas en un evento así?
-No, he hecho bastante live cinema. No con mis propias composiciones, porque como digo no he hecho más bandas sonoras, pero sí he sonorizado películas mudas. Además, ya he hecho el live de este film un par de veces. Es lo que realmente me gusta. Me interesa mucho más lo performático. El ver la película y escuchar el sonido con la potencia que esta necesita. Ejecutando en vivo el saxofón o el gong le da otra dimensión más interesante.
-¿Y cuál será en este caso el 'plus' de escuchar la BSO en directo?
-La música sigue estando basada en la del film, pero hay varios elementos nuevos, ya que modifico algunas partes, como puede ser la electrónica, sobre la marcha. Hago cambios a tiempo real.
-Como decías, tus creaciones sonoras se pueden encontrar más bien en otro tipo de proyectos, aun así, ¿hay algún director de cine con el que te gustaría repetir esta experiencia?
-La creación de bandas sonoras es una puerta que he abierto y no voy a cerrar. Hago mucho trabajo de diseño sonoro para marcas e instituciones, pero me interesaría trabajar con algún director más, ojalá salgan proyectos... Si he de decir nombres, con quien me hubiera encantado trabajar pero es imposible, es con Tarkovsky. Y de aquí, me gusta mucho el trabajo que hace Sorogoyen, que cuenta mucho con Oliver Arson, un compositor de música electrónica que también trabaja fuera de la norma clásica de la música para cine. Y en el plano internacional, hay últimamente muchos directores que están apostando por músicos experimentales, como Ari Aster.
-¿En qué proyectos te encuentras ahora mismo trabajando?
-Estoy preparando un álbum de estudio propio que, además, va a tener un set performativo junto a Marta Verde, una artista visual que vive en València y es muy potente. Haremos audiovisuales en vivo. Y por otro lado, sigo llevando los live del documental a más ciudades.