ALICANTE. El conglomerado de empresas del plástico que forman parte del holding Samar Internacional es ya oficialmente, como ha publicado este diario, propiedad de Vicente Sala Martínez. En 2016, sin embargo, la empresa era aún propiedad, a partes iguales, de los cuatro hermanos y de su madre, Carmen Martínez, que falleció asesinada pocos días antes de que terminase el ejercicio. Ese año, según las cuentas consolidadas depositadas ahora en el Registro Mercantil, el grupo experimentó un ligero retroceso de su facturación debido sobre todo a problemas en Latinoamérica, y su beneficio se redujo diez veces respecto al ejercicio anterior.
Según reflejan las cuentas, Samar Internacional, la cabecera de las dos grandes empresas de plástico de la familia (SM Resinas y Samarlen), facturó un total de 239,2 millones de euros, un 7% menos que en 2015, cuando las ventas consolidadas ascendieron a 256,7 millones. El resultado de explotación, sin embargo, se resintió mucho más, al caer un 50% desde los 14,4 a los 6,9 millones, fundamentalmente por la aplicación de deterioros al inmovilizado fruto de la pérdida de valor de unos terrenos (en 5,8 millones de euros, de los que 1,7 se cargaron a reservas de ejercicios anteriores) tras una nueva tasación, según se explica en la memoria.
El resultado financiero también empeoró el del ejercicio anterior, como consecuencia del tipo de cambio (cabe recordar que buena parte del negocio de Samar está fuera de la zona euro) y del deterioro de una cuenta pendiente de cobro, de forma que el resultado antes de impuestos pasó de 12 a 4 millones de euros, según reflejan las cuentas. Al cierre del ejercicio, Samar Internacional y sus empresas dependientes se anotaron un beneficio neto consolidado de 0,8 millones, cuando un año antes éste fue de 8,1 millones de euros. Es decir, una décima parte que el ejercicio anterior.
El informe de gestión elaborado por Vicente Sala junior, que para entonces ya era el administrador único de la sociedad pese a compartir su propiedad, esgrime estos dos deterioros como principal causa del retroceso en el beneficio: "El resultado del ejercicio se ha visto afectado por el registro de deterioros de terrenos en base a las tasaciones realizadas por expertos independientes, con un impacto negativo no recurrente de 4 millones, así como el registro de un deterioro de una cuenta por cobrar de una sociedad vinculada por importe de 1 millón", señala el documento. Sin tener en cuenta estos deterioros, "el resultado del ejercicio habría alcanzado los 6 millones de euros", mucho más próximo al de 2015.
El informe de Vicente Sala alude también a "un contexto complejo en los países sudamericanos", donde Samar tiene una fuerte implantación, que explicaría la ligera caída de facturación. Las ventas fuera de la Unión Europea, de hecho, cayeron un 10,5%, de 182 millones de euros en 2015 a 163 millones al año siguiente. Para el ejercicio 2017, del que se aprobarán las cuentas este verano, el informe preveía una evolución favorable de las principales magnitudes de resultados del grupo en los mercados en los que opera, con lo que vaticinaba un mayor crecimiento en ventas y resultado.
Vicente Sala no tendrá problemas para aprobar las cuentas relativas al ejercicio 2017, dado que desde abril de este año no solo es el administrador único, sino el propietario de Samar Internacional, como ha venido contando Alicante Plaza. Sin embargo, las cuentas de 2016 que se conocen ahora supusieron un nuevo motivo de enfrentamiento entre el hijo varón del matrimonio Sala Martínez y sus tres hermanas, Antonia, María del Mar y Fuensanta, que como se ha dicho intentaron tumbarlas en la junta general de accionistas (las tres mujeres sumaban el 60% del capital). Su hermano hizo valer la 'acción de oro' que consideraba legada por su madre a su muerte, y el asunto terminó en los tribunales. El pleito se retiró al alcanzar el acuerdo para dividirse el imperio empresarial.
Tal como ha contado este diario, Vicente compró a sus hermanas su parte en Samar Internacional a cambio de 54 millones de euros, de los que 12 corresponden a su participación en la firma patrimonial de la familia, la Compañía Española de Resinas. Así, el hermano varón se queda el negocio del plástico con un crédito de 36 millones de euros, y las hermanas con los inmuebles no relacionados con estas empresas y 42 millones en metálico. Una fórmula que permite separar sus caminos después de un año y medio de enfrentamientos por el control del holding familiar.
Este enfrentamiento salió a la luz precisamente con el asesinato de su madre, y se investiga como móvil del mismo. El único acusado por la muerte de Carmen Martínez el 9 de diciembre es su yerno, Miguel López (ex gerente del concesionario Novocar, propiedad también de Samar), casado con Fuensanta. La Policía, la Fiscalía y Vicente Sala creen que lo hizo por las discrepancias en torno a las empresas, que llevaron a las tres mujeres a deponer a su hermano como presidente del consejo de administración, y luego a su madre a disolver dicho consejo y reponerlo como administrador único. El asesinato se registró, precisamente, veinte días antes de cerrar este ejercicio.