ALICANTE. El Banco Sabadell presenta este viernes en su sede corporativa de Madrid los resultados anuales del ejercicio 2018, los segundos desde que trasladó su domicilio social a Alicante en el contexto del desafío independentista (octubre de 2017). Unos resultados que los mercados esperan con gran interés, dada la fuerte desinversión en ladrillo realizada por la entidad que preside Josep Oliu durante el pasado año, y los problemas con la integración de su filial británica, TSB, que el propio Oliu reconoció recientemente que influirán decisivamente en el beneficio de la entidad.
Hasta el cierre del tercer trimestre, el Sabadell acumulaba un beneficio de 247,8 millones de euros, o lo que es lo mismo, un 56,5% menos que en el mismo periodo del año anterior (569,4 millones), debido a los ajustes por las ventas de carteras institucionales y las provisiones extraordinarias de la migración de su filial británica. Desde entonces, la entidad no se ha desprendido de más paquetes de ladrillo (la última gran operación fue con Cerberus, en julio), pero sí ha colocado el 80% de su servicer, Solvia, al fondo sueco Lindorff. Asimismo, ha puesto a la venta la rama promotora de Solvia, con suelos finalistas por valor de 1.300 millones de euros.
Sabadell es el banco español que más exposición al ladrillo ha sacado de su perímetro de consolidación durante el pasado año (y el tercero de Europa), según el ranking de Debtwire: vendió carteras por 15.300 millones de euros (nominales, pues estos paquetes se venden con fuertes descuentos cercanos al 50%). Un movimiento que libera el balance del banco de las provisiones para dotar dichos activos, y que en parte se ha beneficiado del Esquema de Protección de Activos (EPA) sobre los activos tóxicos 'heredados' de la CAM.
En cuanto a los problemas con TSB y la integración tecnológica (de infausto recuerdo es el pasado mes de abril, justo tras la junta de accionistas en Alicante, cuando varios clientes se quedaron sin servicio durante días), más allá del coste económico de retrasarse en la migración, el principal problema que asoma en el horizonte es el Brexit del próximo verano, y cómo afectará la salida de la Unión Europea del Reino Unido a la filial del Sabadell. La 'penalización', en cualquier caso, se puede dar por descontada al cierre del tercer trimestre.
Eso sí, Oliu ya advirtió hace apenas diez días, en una suerte de profit warning informal, que los resultados de 2018 que se presentan el viernes iban a estar "muy condicionados" por la migración de TSB, que, aseguró, "nos habrá costado un dineral". Unas declaraciones sorprendentes por el contexto en el que las realizó: en una jornada de la Cámara de Comercio de Sabadell, a dos semanas de enviar los resultados a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
En bolsa, el Sabadell no solo está cada vez más cerca de ser una 'penny stock' (acciones que valen menos de un euro), sino también de llegar a sus mínimos históricos de los 0,9 euros por título que llegó a marcar en 2012. Como toda la banca, tiene el problema de la política monetaria ultra-laxa del Banco Central Europeo, a la espera de la posible subida de tipos en 2019. Algunos analistas consideran que, en este contexto, el banco tendrá que seguir los pasos de Telefónica y vender activos no estratégicos para hacer caja.