CASTELLÓ. (EP). Los síntomas premenstruales empeoran con el frío y la falta de exposición solar. La doctora Sandra Ortega, ginecóloga de Vithas Castellón, ha recalcado la importancia de una buena alimentación, una vida activa y una exposición solar adecuada para aliviar la sintomatología.
"La dieta tiene un papel fundamental en el síndrome premenstrual, una alimentación adecuada proporciona los nutrientes imprescindibles para paliar los síntomas y reponer las pérdidas ocasionadas durante este periodo", ha apuntado la especialista, quien ha añadido que es "clave" reducir el consumo de carne, proteínas animales, grasas saturadas y alimentos grasos y aumentar los alimentos ricos en hierro, magnesio, potasio, vitamina C, B o E, así como una buena hidratación con agua, "evitando el exceso del consumo de cafeína y bebidas con gas".
Respecto a la ingesta de la vitamina D, la especialista ha destacado que "además de desempeñar acciones de fijación del calcio y fósforo en el organismo, esta vitamina también se ha relacionado con la producción de serotonina y, debido a que en la depresión se encuentra un bajo nivel de este neurotransmisor, la vitamina D podría beneficiar a las personas deprimidas, y por lo tanto paliar la irritabilidad y estados depresivos que provoca en muchas mujeres el síndrome premenstrual".
Tal como ha explicado la doctora Sandra Ortega, "los síntomas premenstruales empeoran también con el frío, especialmente los que afectan al estado de ánimo de la mujer, ya que, durante el verano, la exposición al sol es mayor, lo que genera la producción de vitamina D y dopamina, elementos asociados al estado de ánimo positivo".
Por otra parte, cuanto mayor es la exposición solar, mayor estimulación ovárica existe a nivel hormonal. "Las hormona foliculoestimulante (FSH) y la hormona luteinizante (LH) estimulan la producción de estrógenos y modulan la maduración de los ovocitos que es la célula germinal femenina que está a punto de convertirse en un óvulo maduro en la primera parte de cada ciclo menstrual", ha indicado la especialista.
Así, ha apuntado que, en verano, aumenta la secreción de FSH y también la frecuencia de ovulación, por ello los ciclos suelen ser más cortos en el verano comparados con el invierno y, en invierno por el contrario, si existe poca exposición, la actividad de los ovarios será menor.
La doctora Ortega ha apuntado que "hay que tener en cuenta que el calor actúa como vasodilatador y, es por ello que la sangre puede fluir con más facilidad y, por lo tanto, que duela menos la menstruación en verano". En cambio, -ha dicho- en invierno el frío actúa como vasoconstrictor y "por eso las mujeres tienen períodos más dolorosos, menos abundantes y más largos".
Otro de los factores que ha destacado la especialista es la necesidad de la actividad física. "El invierno implica pasar más tiempo en casa y movernos menos, lo que implica un empeoramiento de los síntomas premenstruales, ya que las mujeres que son más activas tienen ciclos mucho más regulares y menos dolorosos", ha dicho.