CASTELLÓ. El pasado miércoles, 1 de julio, se cumplió medio año desde que la autopista AP-7 dejó de cobrar, por fin, por circular entre Alicante y Tarragona. Se puso fin así a más de 45 años de peajes y comenzó una nueva época para la movilidad en el litoral mediterráneo.
Esto llegó acompañado, inexorablemente, de muchos trámites y cambios: desde la licitación de los contratos para el mantenimiento de la carretera una vez eliminada la concesión, hasta las obras necesarias para facilitar la circulación en su recorrido y en los accesos. En este aspecto, seis meses más tarde todavía se están desarrollando trabajos en la mayor parte de su recorrido.
En la actualidad, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana ha concluido las labores de supresión de los peajes y la adecuación de la calzada a la nueva realidad en 10 de los 27 puntos de pago que existían entre Alicante y Tarragona. Así se ha producido en los siete peajes de Alicante (Ondara, Benissa, Altea, Benidorm, Terra Mítica, la Vila Joiosa y San Juan) y en tres de Valencia (Sagunto, Silla y Oliva). Entre las labores a las que el ministerio ha dado prioridad se enmarcan, lógicamente, los tres peajes troncales, situados en la calzada de la autopista: San Juan, Sagunto y Silla.
El resto son puntos de acceso y salida en ramales de la AP-7, como también todos los que restan por acabar. Entre los más avanzados se sitúan los otros tres peajes de Valencia (Algemesí, Favara y Xeresa) y cinco de los seis de la provincia de Tarragona (Cambrils, l'Ametlla de Mar, l'Ampolla, Tortosa y Amposta) cuyas calzadas definitivas se encuentran "en ejecución", señalan fuentes del departamento dirigido por José Luis Ábalos.
Las actuaciones más retrasadas son todas las de la provincia de Castellón, cuyas obras comenzaron más tarde que en el resto de las zonas, así como en un único punto de pago de Tarragona, el de l'Hospitalet de l'Infant. En este, así como en los viejos peajes de Vinaròs, Benicarló, Torreblanca, Oropesa, Castellón de la Plana (norte y sur), les Alqueries/Nules y la Vall d'Uixó/Nules se ha finalizado el desmontaje de marquesinas y cabinas, apuntan desde Transportes.
Una vez concluyan estas labores, la circulación por la AP-7 será totalmente libre y quedarán por resolver cuestiones enfocadas al futuro. Un aspecto clave es el estudio de demanda de tráfico que definirá las obras necesarias para exprimir al máximo la autopista liberalizada, un trabajo que debe estar concluido a finales de año y al que seguirán otros proyectos más concretos. Pero antes se deben resolver los diferentes contratos para el mantenimiento de la carretera, que fueron recurridos, y cuyas labores desarrollan, de forma temporal, Sacyr y FCC.