CASTELLÓ. (EFE) El artista Juan García Ripollés califica de “falta de respeto para todos los ciudadanos de Castelló” la decisión de borrar su mural del edificio de la plaza de la Paz y acusa al gobierno municipal de “desatender” su obra.
“No tiene excusa lo que han hecho”, sentencia el pintor y escultor, que critica que el actual equipo de gobierno —formado por PSOE, Compromís y Podem— no se haya puesto en contacto con él en ningún momento, “cuando hace años que el edificio tiene problemas de humedad”.
El Ayuntamiento tampoco ha informado al artista que dibujó el mural en la década de los 80 de que la obra había desaparecido definitivamente. “Me enteré paseando por la calle con mi hijo. Fue un disgusto muy grande”, cuenta Ripollés.
Sobre la pintura, Ripollés recuerda que fue una donación al pueblo de Castelló: “El Ayuntamiento, cuando creó la iniciativa del museo al aire libre en el que participaron otros artistas, me encargó un mural en la calle Mayor. Yo no quería cobrarlo, pero como estaba presupuestado no podían hacerlo de otra forma, así que decidí pintar gratuitamente otro, del doble de extensión y que titulé Titiriteros, una escena de circo en homenaje a todos los niños y niñas de Castellón y del mundo”, rememora.
Sobre la decisión de borrar este regalo del artista, para terminar con los problemas de humedad, el pintor niega con contundencia que fuese necesario. “Cuando pinté el mural el edificio ya tenía problemas de grietas. Los ingenieros me explicaron que la fachada de hierro dilataba la estructura y abría grietas —por donde se producían filtraciones— cada cierto tiempo”, explica, y añade que “hace años ya se repararon las grietas y se volvió a pintar el mural en los lugares que habían quedado dañados, y ahora se podía haber hecho exactamente lo mismo. Era totalmente innecesario”.
Más allá del borrado, el artista considera muy grave que “desde los departamentos de Urbanismo y Cultura del Ayuntamiento de Castellón” no se le haya informado ni consultado en ningún momento del proceso. Tanto es así que se ha llegado a considerar “señalado” por el tripartito, especialmente por la “política cultural” de Compromís, algo que entiende como consecuencia de haberse “declarado siempre, públicamente, no nacionalista”.
De hecho, el borrado del mural de la plaza la Paz no es la única queja que ha querido elevar el artista: “Mi obra está siendo poco respetada”, comenta en referencia al tripartito, a quien acusa de “desatender” sus esculturas y otras piezas en materia de reparaciones o limpieza.
El principal ejemplo de esta “situación nada agradable” de la que habla el escultor es la escultura de la ronda sur de circunvalación de Castellón titulada La Paz, levantada en 2010 y que, tras sufrir un derrumbe 2013 tras unas fuertes rachas de viento, lleva desde 2015 sin terminar de repararse.
“La escultura se cayó por un error técnico del ingeniero. Me aseguraron que estaba condenada a caer por desgaste de material, con viento o sin él”, dice.
Tanto en el momento de la inauguración en 2010 como en el derrumbe de 2013, gobernaba en Castellón el Partido Popular, el mismo que decidió que se volviese a levantar la escultura en su forma original, pese a que el artista solicitó que se mantuviese derruida: “Es un monumento a las víctimas del terrorismo del 11-M y me pareció que filosóficamente tenía sentido que la propia escultura hubiese sido víctima de un terror”. Pero en 2015 llegó el primer gobierno progresista de coalición a Castelló.
Ese año, tras realizarse el nuevo proyecto por parte de un equipo de ingenieros, el artista decidió pagar de su propio bolsillo los 50.000 euros que sufragaron el levantamiento del primer tramo de la escultura —el que hoy se puede contemplar, de 28 metros de altura y 32 toneladas de peso—, dejando al Ayuntamiento los costes (supuestamente menores) de concluir el segundo tramo con la paloma, que completaría la escultura.
“Hasta hoy todavía no he recibido ni una sola llamada al respecto, ni tampoco por cualquier otro asunto”, critica Ripollés, que añade: es “un poco vergonzoso y molesto no para mí, para los ciudadanos de Castellón”.
Ripollés, el artista castellonense, continúa triunfando en China y Europa mientras es orillado en la Comunitat Valenciana, anatematizado por su amistad con políticos condenados por la corrupción como Carlos Fabra