El panorama político español esta estancado hasta tal punto, que uno tiene la sensación de estar viendo siempre la misma película una y otra vez. La foto que se nos presenta, es como aquellas cintas que repiten por doquier en los canales de televisión y que uno tiene la duda de que si han producido nuevas películas con un contenido diferente.
Los que me conocen, saben que me encanta la política, que nunca rechazo una tertulia acompañada de un buen café y con una compañía variopinta que de pie a un diálogo distendido y enriquecedor. Pero la situación actual en la que nos encontramos, no propicia este tipo de encuentros de confrontación de ideas por el hecho de que el debate político se encuentra envuelto en un círculo vicioso en el que las serpientes de verano no cesan de reptar por el arco parlamentario. La misma retahíla se repite una y otra y vez hablando de los partidos que sucumbirán al encanto de Sánchez facilitándole su permanencia en La Moncloa. Una casa presidencial, que lleva ya mucho tiempo sin hablar de los problemas que de verdad preocupan a los ciudadanos. Obcecado por su prepotencia, el Presidente en funciones pretende que las demás siglas sean las que lleven la iniciativa en lugar de ser el, el que se ponga a trabajar para formar un gobierno. Ejecutivo, que debe ser de coalición, de cooperación o de cualquier tipo de formula que se les ocurra a los politólogos que les gestionan los gabinetes, porque los españoles requieren de soluciones inmediatas sin que un sujeto calculador actué por impulso de su ego o por los análisis demoscópicos.
¿Habrá nuevas elecciones? ¿Gobernará Pedro Sánchez con el apoyo de Podemos y los nacionalistas? Al igual que esta cuestión ronda por los programas de televisión, muchos de mis allegados me preguntan sobre estas incógnitas sin tener claro que responderles. La situación esta tan estancada, que cualquier variable puede ser posible. La posibilidad de coaliciones de izquierda a derecha, mantiene la encrucijada que bloquea al país y también el debate público. Añoro los días en los que se discutía sobre las leyes que se tramitaban en el Congreso y tedio las jornadas que estamos viviendo en las que de lo único que se habla es de sillones o de alianzas post electorales. Estoy saturado de tanto chismorreo, de tanto teatro, de un circo en el que tenemos a unos políticos con apariencia de proletarios que están ganando miles de euros todos los meses sin hacer absolutamente nada. Porque en eso convierte esta parálisis a la situación política, en nada. En un vacío existencial en el que pese a que los miembros de las instituciones no trabajan y el tiempo sigue pasando, estos continúan de brazos cruzados sin poner ni un ápice de empeño para atajar esta situación errática. ¿Ustedes se creen que si de verdad Pedro Sánchez tuviera interés en formar gobierno no se habría reunido hasta la madrugada con Iglesias con el fin de cerrar por fin un acuerdo entre ambos? Si esa cita no se ha producido y tan solo se han dado pequeños piscolabis protocolarios en La Moncloa, es porque parece que a ninguno de los dos les interesa llegar a un acuerdo. Convenio de gobernación, que cada día que pasa tiene menos posibilidades de producirse, y más si tenemos en cuenta, que el Doctor Sánchez, se ha ido 21 días de vacaciones dejando que el libre albedrío o los astros conformen un acuerdo para un nuevo ejecutivo.
Gobierno incierto, que ocupa, como es normal, toda la actualidad política, y que de no conformarse dará paso a un nuevo período electoral en el que tampoco se hablarán de los temas importantes, sino sobre ideas preconcebidas sin ningún tipo de fondo que no tienen la consistencia necesaria para garantizar su aplicación y que de esa forma se solucionen los problemas de verdad de los ciudadanos. Asuntos, entre los que no se encuentran, los nombres de los personajes esperpénticos que ocuparán los ministerios.
