ALICANTE. Un auditorio repleto sobre todo de mujeres espera la ponencia de Teresa Perales en la Escuela de Talento organizada por el Ayuntamiento de Alicante que tuvo lugar el miércoles. Cuando llega, toda la atención se centra en esta mujer cargada de energía que desde el primer minuto se presenta como lo que es: una ganadora con 26 medallas olímpicas y muchas batallas superadas. Imparable y ataviada de sorpresas como el cubo de Rubik que siempre la acompaña, consigue que se pase volando su conferencia de una hora. La presentan como deportista paralímpica, escritora y embajadora del Deporte Inclusivo en España y de la Fundación Telefónica.
- (Antes de la conferencia). Más de 200 mujeres y hombres te está esperando ahí fuera, Teresa. ¿Cuál es el mensaje que hoy les traes?
Mi objetivo en Alicante es provocar reflexiones sobre cosas que habitualmente damos por sentadas y se nos suelen escapar en el día a día porque no les damos importancia, pero sin embargo son imprescindibles para sacar lo mejor de nosotros mismos. Voy a hablar de oportunidades, las que vienen de fuera y las que salen de dentro de cada uno de nosotros. Hay que ser valiente para poderlas asumir y comerte el mundo. Pero tengo claro que, por muchas oportunidades que pasen en la vida, como no quieras aprovecharlas, da exactamente igual.
- Tu discurso está ligado a la superación.
Soy una firme defensora de que los límites no existen. Nos los ponemos para quedarnos comodones y no lanzarnos a por esas oportunidades. Para mi el principio, lo más importante de todo, está en la amígdala cerebral, que está aquí detrás, que es la que transforma la experiencia y las emociones y hace que hace que la actitud se convierta en algo súper positivo.
- Rebosas optimismo. Supongo que es una cuestión de actitud, como dices.
Mucha gente piensa que la actitud no se puede entrenar, pero yo soy defensora de lo contrario. La actitud se entrena. Depende de nosotros la forma en la que gestionamos cómo nos afectan las cosas, cómo nos queremos implicar y cómo nos queremos brindar a la vida.
- Muchos de los valores de los que hablas están muy asociados a la disciplina deportiva.
Por supuesto. Al final hablo de mi experiencia particular porque me resulta más fácil y, además, es más creíble contar algo que te ha sucedido. El deporte me ha dado muchos valores. Me ha enseñado a ser muy paciente, a entender que el aquí y ahora no funciona. Se valoran además más las cosas cuando te cuestan tiempo. Yo trabajo a muchos días vista. Ahora mismo me quedan unos 900 para Tokio, son muchos días. Termino unos juegos y ya empiezo la cuenta atrás para los siguientes. Son cuatro años de tu vida en los que estás dedicado a buscar un sueño muy ambicioso.
- Como formadora, coach y motivadora, ¿cómo crees que se puede transmitir a niños, niñas y jóvenes un mensaje integrador?
Siempre les pido que no permitan que nadie les diga que no pueden hacer algo, que no van a llegar a alcanzar sus metas, que esto es imposible para ti o mejor dedícate a otra cosa. No tiene nada que ver el aspecto físico, ni el género, ni la raza, ni la cultura. En todas las culturas y en todos los lugares del mundo siempre ha habido personas excepcionales que han movilizado al mundo y han sido capaces de cambiar el entorno.
- Un mensaje ambicioso.
Aunque pensemos que para cambiar el mundo hace falta ser como esos grandes personajes que hemos leído en los libros y visto en la tele, ellos empezaron siendo como nosotros, gente normal. Cada uno de nosotros tenemos la oportunidad de cambiar el mundo si creemos en nosotros mismos, si defendemos como somos y nos mostramos a los demás como queremos que nos vean. Con la discapacidad, además, me he dado cuenta de que muchas veces el que está de pie parece el enemigo porque él puede subir las escaleras y yo no. Se genera como un amargor en mucha gente, aunque ahora cada vez menos, porque la sociedad es más sensible con las personas con alguna diversidad, de cualquier tipo. Pero todavía sigue existiendo una barrera psicológica que a veces cuesta mucho superar.
- Hay asignaturas pendientes también en entornos laborales. Ahora se habla mucho de la brecha salarial y de la necesidad de legislar al respecto.
Pues imagínate si además eres discapacitada, ahí se multiplica por diez. Y para superarlo las propuestas legislativas son muy importantes, pero se tienen que cumplir, y lo que está fallando no es el inicio que es la parte legislativa, sino la parte ejecutiva. Las empresas no cumplen y prefieren pagar la multa por no contratar a suficiente gente con discapacidad y mujeres antes que hacer el esfuerzo de tener que adaptar el puesto de trabajo y asumir, según ellos, algunos riesgos.
- ¿Cómo combatir esto?
Una de dos: o incrementar las multas, que no sé si sería la salida, o hacer un seguimiento muy cercano. Pero, sobre todo, hay que realizar un trabajo a largo plazo para generar mayor sensibilización. Yo lo digo muchas veces: mi hijo el día de mañana no se va a preguntar si alguien en silla de ruedas es válido o no para desarrollar un puesto de trabajo. Se va a acordar de que su madre hacía un montón de cosas. Pero igual que mi hijo, sus amigos, que ven como algo maravilloso que yo vaya en silla de ruedas porque pueden jugar con ella y porque lo que les he transmitido es, no una normalización, sino una naturalización de algo que es una realidad. Hay que insistir mucho más en la sensibilización.
- En el deporte femenino hay también brechas.
Si, y es por la conciliación personal, deportiva y familiar. Es complicado. Yo cuando tuve a mi hijo paré dos años de competir. Y los hombres no tienen que parar. Y tengo un niño porque ya no me podía permitir dos ciclos. Son cosas que pasan.
- ¿Qué se puede hacer para que la mujer tenga más protagonismo en el mundo de deporte, y sobre todo en los medios de comunicación?
Uno de los grandes fallos es que la comunicación no es igual para hombres y para mujeres. Ahora mismo hay más casos de éxito en el deporte femenino que en el masculino. Esto es un círculo vicioso, el pez que se muerde la cola. Los acuerdos de Forta (Federación de organismos de radio y televisión autonómicos), por ejemplo, salieron del fútbol masculino, del baloncesto masculino. Es una cuestión de dinero puro y duro generado por los acuerdos publicitarios y la repercusión económica inmediata por los derechos publicitarios. Desde el principio no ha surgido igual en el mundo del deporte femenino que en el masculino.