Hoy es 14 de octubre
CASTELLÓ (EFE). Un diminuto microchip implantado en un diente o en una férula dental permitirá a las personas con diabetes medir su glucosa y les facilitará un mejor control de su enfermedad sin tener que pincharse varias veces al día para determinar cuál es su nivel de azúcar en la sangre. Esta tecnología, que está siendo desarrollada por el médico y odontólogo valenciano Salvador Albalat, se conectará a través de unos sensores y mediante tecnología de radiofrecuencia al móvil, donde una aplicación guardará los datos tanto de la glucosa como de la temperatura.
Albalat, que confiesa ser un "ingeniero frustrado" al que le "encanta la tecnología", explica a EFE que la idea del microchip se le ocurrió cuando volvía de un lugar con nieve y pensó: "¿Por qué no colocar un teléfono dentro de la boca?". Aunque en un principio comprobó que tecnológicamente era "un poco complicado" colocar un microcircuito, cuando un día acudió a su clínica un paciente diabético que precisó pincharse a mitad de tratamiento asoció ideas entre usar el microchip como un laboratorio "o como un sistema de medición de variables fisiológicas".
Empezó entonces a trabajar en el proyecto, hizo la patente y contactó en 2017 con un ingeniero del Instituto Tecnológico de Zúrich (Suiza) que le desarrolló unos primeros prototipos, que demostraron la posibilidad de comunicación con el móvil y que podía medir la temperatura a tiempo real. "Pero el proyecto era mucho más ambicioso, era medir la glucosa por el problema que sufren los diabéticos", señala Albalat, que confiesa que se trata de un dispositivo médico: "Sé que es un proceso largo y costoso, porque estamos haciendo un diagnóstico en personas".
Gracias al apoyo del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), a través del programa Neotec, que apoya la creación y consolidación de empresas de base tecnológica, tienen dos años para desarrollar este proyecto, aunque en seis meses ya podrían probarse los primeros prototipos.
Ahora trabajan con dos ingenieros, uno de ellos una experta procedente de la India que ha trabajado en la NASA, en el proyecto Marte, y tiene experiencia en este tipo de sensores, y también con la Universitat Politècnica de València.
Albalat ha explicado que el microchip, de inteligencia artificial, también permitirá recoger datos como cuánto anda el paciente, que superficie recorre o cuántas calorías consume, información que se podrá registrar a través del móvil y que en las personas diabéticas permitirá predecir cuándo tendrán variables en su glucosa.
El proyecto se encuentra en una fase de desarrollo "bastante avanzada", según Albalat, que explica que se trata de un reto "muy importante porque colocar el microchip dentro de la boca en un medio salino (donde hay saliva y hay muchas variables) tiene su complejidad".
El microchip, de un tamaño de tres por cuatro milímetros, iría pegado en el diente como un bracket de ortodoncia o también podría colocarse mediante una férula de plástico que puede poner y quitarse solo en el momento en que se quiere medir el nivel de glucosa. Tanto adultos como niños podrían usar esta tecnología, según Albalat, quien indica que en principio, no hay ninguna contraindicación en su uso "porque no lleva pila" y funciona con radiofrecuencia.
También ha descartado que pueda haber rechazo al material del microchip ya que, explica, es "como un bracket de ortodoncia, es totalmente inerte. Casi es más peligros un chicle dentro de la boca". Además, no descartan utilizar el mismo microchip si el sistema de inteligencia artificial funciona bien, eliminando todos los errores que pueda tener y colocándolo en la ropa, reloj u otras partes del cuerpo.
Salvador Albalat asegura que no quieren quedarse solo en la medición de la glucosa, sino que en el futuro sea un "laboratorio móvil que permita medir de forma continua muchísimos parámetros, entre ellos el colesterol". También ha subrayado el bajo coste de este microchip, ya que al ser microelectrónico cuesta dos o tres dólares de fabricar en producciones masivas, y una vez desarrollado su objetivo es que sea un proyecto social y se permita el acceso a esta tecnología a gente sin recursos.
El sobrepeso, la escasa actividad física y el crecimiento demográfico han provocado que el número de personas con diabetes se haya cuadruplicado en los últimos 39 años, con lo que el número de enfermos ha llegado a los 420 millones, según estima la Organización Mundial de la Salud (OMS).