CASTELLÓ. "Permítanme levantar esta sesión desde el manifiesto orgullo de ser de esta tierra y decir, en lugar de un adiós, un valió la pena". Estas han sido las últimas palabras de Javier Moliner como presidente de la Diputación de Castellón. Tras ocho años al frente de la corporación provincial, Moliner deja la institución y la política entre aplausos, como le han despedido este martes los presentes en el salón de plenos del palacio de la plaza de las Aulas.
En un discurso en que no ha querido hacer balance de su gestión y ha estado plagado de agradecimientos -a la oposición, a todos los diputados, a los funcionarios, a los alcaldes y alcaldesas, a los medios de comunicación y a los ciudadanos, "que nos han permitido compartir una reflexión" sobre las comarcas castellonenses, ha dicho- Moliner se ha despedido de una institución en la que ha dejado la impronta de su afán de "consenso", como le han reconocido los diputados de Castelló en Moviment, Compromís y PSPV-PSOE que, por ese turno, han querido también despedir el mandato momentos antes.
Tras ello, el presidente en funciones ha tomado la palabra para "cerrar un ciclo de ocho años" en los que su empeño ha estado centrado en revertir la "crisis económica, social, reputacional e incluso identitaria" en que vivía la institución y la provincia en 2011, ha señalado. Para ello, lo primero fue "apuntalar la institución", una labor en la que ha agradecido, sin nombrarlo, el "papel decisivo del vicepresidente económico" de la Diputación en el primer mandato y actual presidente provincial del PP, Miguel Barrachina.
Posteriormente, la labor de Moliner y su equipo se ha centrado en que la corporación no fuese la "protagonista", sino que lo fuese "una provincia, a la que una Diputación útil" la ayudase, en clara referencia a la labor anterior. Tras ello han llegado los agradecimientos, "especialmente" a los alcaldes y alcaldesas "que no cobran" (los de las localidades pequeñas) por su "dedicación obsesiva por trabajar por su pueblo". A ellos les ha expresado su "absoluta gratitud".
"Me voy con la serenidad de la conciencia tranquila, con la satisfacción del trabajo realizado, de dejar grandes amigos en su pasión por esta tierra extraordinaria", ha concluido prácticamente Moliner. Finalmente, "a quienes comienzan", el presidente de la Diputación les ha deseado "suerte, porque será la de toda la provincia".