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concierto este sábado

Aaron Rux llega a La Vitti acompañado de su música y The Crying Cowboys

15/11/2019 - 

VALÈNCIA. Roswell, New Mexico. Hotel. Viernes por la noche. Un grupo de mariachis están tocando en el restaurante del hotel. La música llega hasta la habitación donde se hospeda Aaron Rux, que se encuentra en medio de una crisis de ansiedad. Recibe una llamada de una amiga de la universidad. Después de un rato conversando, ambos llegan a la misma conclusión: la vida es demasiado corta y demasiado larga para no estar haciendo lo que uno quiere hacer. Al día siguiente, Aaron deja su puesto como perito de reclamos y comienza a pensar en su huida hacia Madrid donde iniciará su futura carrera artística.
 
Desde su llegada a España a comienzos de esta década, Aaron Rux (Spokane, Washington, EEUU) se ha convertido en uno de los agitadores culturales más interesantes de este país, y que actuará en La Vitti este sábado. Empezó con un grupo de folk orquestal llamado Akrobats. Un proyecto con el que compuso las bandas sonoras de algunas de las películas de la directora Beatriz Sanchís. Fruto de esta colaboración, accedió al circuito de festivales de cine, como la Berlinale o el Festival de cine Español de Málaga. En este último, se hizo con la Biznaga de Plata a la mejor banda sonora por la película Todos Están Muertos. Paralelamente, Rux conoce a Julián Génisson y Lorena Iglesías y juntos crean el colectivo humorístico Canódromo Abandonado, adquiriendo rápidamente un estatus de culto dentro de la escena artística madrileña. Ellos fueron los responsables de la primera Brucesplotation española con su película La Tumba de Bruce Lee (2013). 
 
Recientemente, algunos reconocen a Rux como el americano que acompaña a Joe Crepúsculo en sus directos, y que compuso la balada Rosas en el Mar incuída en el álbum Disco Duro de Joe Crepúsculo. Una colaboración que comenzó en 2016 y que continúa hasta ahora. También ha conseguido reconocimiento con la composición de la banda sonora de la serie Vergüenza de Movistar+ de Juan Cavestany y Álvaro Fernández Armero, aportándole un particular sabor afro-funk en clave lounge a la serie. b es un artista que trabaja en los márgenes pero que consigue colar su personal y subversivo universo estético dentro del mainstream de un modo natural.


En 2016 publica Pacific Princess (2016, El Volcán Música), su primer disco en solitario concebido como un viaje en barco al atardecer. Con toques de lounge, bossa nova y bandas sonoras italianas de los años 70, la producción mezcla elementos electrónicos con instrumentos orgánicos, como una propuesta de música de happy hour actualizada.
 
Dos años después de la publicación de su debut conceptual en alta mar, Aaron Rux deja el timón del crucero para juntarse con los crying cowboys, unos crooners nómadas que cabalgan las borracheras y las resacas del amor en un paisaje desértico para su segundo álbum Crying cowboys (2019, El Volcán Música). Grabado a caballo entre Madrid y Spokane (WA), Crying Cowboys es una reflexión sobre el amor y la soledad bajo un sol hostil en un desierto poblado de recuerdos. Par la ocasión, Rux ha montado una banda compuesta por músicos de la nueva generación de la escena musical independiente de Madrid. Los crying cowboys son Juan Serra (Club del Río), Lete Moreno (Angel Stanich), Juan Torán (Time for T, Club del Río) y Joshua Taylor (Time for T). 
 
Mientras que la sombra del cowboy del oeste americano aullando estribillos a lo country está presente, la música tira hacia el soul, el soft-rock y folk con texturas vintage de los años 60’s y 70’s que recuerdan a artistas como J.J. Cale, The Troggs, e incluso ecos de Ramsey Lewis y The Blackbyrds. Ese frágil equilibrio en el que se experimentan emociones contrarias al mismo tiempo queda reflejado en la portada, obra de la artista Beatriz Lobo. Un Rux desnudo, quemado por el sol, sonriente y tocando la guitarra al lado de una serpiente de la que se ha hecho amigo. Sirve tanto como una introducción al viaje que se va a hacer con el disco, como la conclusión sobre el mismo: el amor, a pesar de sus peligros, sigue siendo la experiencia humana más completa y bonita que se puede experimentar.

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