“Parece que ivimos en una era en la que las manifestaciones de buenos sentimientos, el gusto por el eufemismo y el activismo de sofá son protagonistas. Da la sensación de que un sentimentalismo empalagoso lo impregna todo, para esfumarse en el siguiente clic. Sin embargo, no es cierto que el conjunto de la ciudadanía viva ajena a la relevancia de lo común. Más bien al contrario, una parte significativa de la sociedad es consciente de la importancia de reivindicar, proteger y garantizar los derechos que nos unen como seres humanos en cualquier parte del planeta. Pero no basta con querer, hay que saber. Superar el activismo de sofá exige educar en derechos humanos, para pasar a la acción.”
Así arranca Ángeles Solanes Corella, Catedrática de Filosofía del Derecho y Política de la Universitat de València, su discurso en la quinta edición del Congreso Internacional sobre Derechos Humanos de la Fundación Mainel de la que es directora académica. Un congreso, que ha reunido este mes en Valencia, a un importante grupo de expertos para debatir sobre la situación actual del Derecho a la Educación, un derecho en retroceso en muchas partes del planeta debido a la pandemia. Un congreso que ha unido dos conceptos que no se entienden por separado o de manera aislada: educación y derechos humanos.
¿Puede hablarse de educación sin tener el enfoque de los derechos humanos? ¿Se puede hablar de derechos humanos sin educación?
La educación es un derecho humano universal y un bien común que capacita a las personas para alcanzar y defender el resto de sus derechos. Según la UNESCO, si todas las personas adultas del mundo concluyeran su educación secundaria, se podría reducir en más del 50% el número de población en situación de pobreza.
La educación tiene que ser inclusiva, equitativa y de calidad, y se deben promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos.
El congreso contaba con expertos de lo más interesante y se abordó la educación desde diferentes ramas y perspectivas. Todas cada una de ellas aportaba tanta información que me es complicado resumirla . En cualquier caso quedó en evidencia que este tipo de congresos son necesarios e imprescindibles. Son una demostración que queda mucho por avanzar y muchas reivindicaciones por conseguir. De entre todas las reivindicaciones en materia de educación hoy voy a centrarme en la primera infancia. La gran olvidada cuando hablamos de educación.
La ponencia de la experta Ana Ancheta, sobre el reto de la educación en la primera infancia. Me resultó de lo más interesante y todo un descubrimiento.
Y es que no podemos olvidar que la primera infancia ( desde los 0 hasta los 6-8 años de edad) es la etapa del desarrollo humano más importante. Una etapa que marcará para siempre el desarrollo de las personas. Una etapa en la que las bases marcarán el día de mañana. Una etapa especialmente sensible y que es la gran olvidada, la gran invisible, para el sistema público educativo.
La primera infancia no es sólo una etapa educativa, es un derecho que se sigue desatendiendo. Ancheta denunciaba que la primera infancia se trata de la etapa educativa con menos inversión pública y con menos políticas públicas eficientes.
Asegura que se debería establecer un marco conceptual común y de actuación pero existe una gran diversidad de entendimiento en torno a la primera infancia. Además de recursos materiales hacen falta recursos cognitivos de docentes y políticas con más sensibilización.
Muestra de ello , en nuestro país al menos, es la gran oferta en el sector privado que hay de las escuelas infantiles ( antiguas guarderías). Y es que donde no hay una buena intervención pública consistente, el mercado privado crece y da lugar a servicios que crea desigualdades y que no cumple con los criterios básicos.
El Congreso dejó muchas preguntas en el aire y muchos retos además del compromiso de volverse a celebrar y que el año que viene tenga lugar la sexta edición. Eso sí, en este marco del congreso todavía podemos seguir disfrutado lo que queda de mes es la exposición alrededor del congreso.
La muestra versa sobre el reto del ODS4. El ODS 4 Educación de calidad conlleva unas metas que deben cumplirse en 2030. Para alcanzarlas es necesario que los gobiernos den prioridad a la educación en las políticas y en las prácticas. Según la Fundación Mainel, como ciudadanía tenemos un papel fundamental en la promoción del derecho a la educación y en el cumplimiento del ODS 4. Tenemos que exigir a los gobiernos que cumplan sus compromisos, alentar al sector privado a que invierta recursos, y podemos apoyar a las ONG para que fomenten la educación en los países empobrecidos.
Hasta el 25 de febrero tenemos la oportunidad de disfrutar de la exposición organizada por la Fundación Mainel que ilustra los Objetivos de Desarrollo Sostenible en el ICAV. Se trata de una mirada desde la ilustración que lleva por nombre “Educación de Calidad. Un Objetivo Ilustrado”
Unas reivindicaciones que suscribo totalmente pues sólo con la educación de las personas desde su infancia en los derechos humanos podremos crear sociedades con personas justas, solidarias y responsables.
Como recordaba Solanas en su discurso, Naciones Unidas definió la educación en derechos humanos al inicio del decenio 1995-2004, dedicado precisamente a esta cuestión, como el “conjunto de actividades de capacitación, difusión e información encaminadas a crear una cultura universal en la esfera de los derechos humanos, actividades que se realizan transmitiendo conocimientos y moldeando actitudes, y cuya finalidad es: fortalecer el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales; desarrollar plenamente la personalidad humana y el sentido de la dignidad del ser humano; promover la comprensión, la tolerancia, la igualdad entre los sexos y la amistad entre todas las naciones, las poblaciones indígenas y los grupos raciales, nacionales, étnicos, religiosos y lingüísticos; facilitar la participación eficaz de todas las personas en una sociedad libre; e intensificar las actividades de las Naciones Unidas en la esfera del mantenimiento de la paz”.
La semana que viene… más!
La gestora estadounidense de activos financieros Lazard recopila (y analiza) en un informe las tendencias sobre fondos activistas a nivel mundial