VALÈNCIA, (EFE), Alumnos de cuarto de la ESO y ancianos de una residencia pueden cantar juntos canciones de Nino Bravo o de Joan Báez y a la vez compartir sus experiencias personales, como demuestra la iniciativa "Cantem junts", puesta en marcha este año por el Instituto Ferrer i Guàrdia de Benimaclet (València).
Esta experiencia educativa ha implicado a veintiún ancianos de una residencia de mayores cercana al instituto y a doce alumnos que cursan la optativa de música en cuarto de la ESO, que desde finales de noviembre se han desplazado todos los miércoles en la hora de música a la residencia para cantar en un coro intergeneracional.
"Al principio los alumnos ponían mala cara porque se pierden el recreo, pero a partir del segundo día no les cuesta nada", explica a EFE el profesor responsable de esta iniciativa, Carlos Marquina, quien asegura que los estudiantes afirman ahora que esto es "lo más atractivo de la semana" y a los ancianos les ha venido "muy bien".
Junto a las prácticas de canto coral, una sección poco trabajada en el currículum, el objetivo de este proyecto ha sido llevar a cabo un servicio a la comunidad, buscar la convivencia entre generaciones muy alejadas, y evidenciar que los alumnos de la ESO hacen cosas "mucho más positivas" que las que suelen salir en las noticias.
Marquina explica que cada alumno tiene un anciano de pareja y lo primero que hacen al llegar a la residencia es contarse cómo ha ido la semana, y luego ensayan un repertorio con canciones de la época de los mayores, como "El reloj", "Noche de ronda", "Donna Donna", "Libre" y "Mi tierra".
Asegura que "lo sorprendente" ha sido que los estudiantes, que al principio piensan que "cantar en un coro a su edad" no va con ellos, se han implicado totalmente, y eso a pesar de que el repertorio "no es el ideal para ellos", sino que se ha elegido pensando más en que los ancianos recuerden sus tiempos.
Unir a jóvenes de 16 o 17 años con ancianos de unos 80 -incluso hay una persona que supera los 100 años- y problemas de dependencia ha permitido a los jóvenes conocer otra realidad, y a los mayores recordar emociones y experiencias olvidadas, e incluso salir del aislamiento en el que viven algunos el resto de la semana.
El resultado de esta experiencia se podrá ver en un concierto que ofrecerán el próximo 7 de junio en el salón de actos del instituto, adonde esta vez se desplazarán los ancianos y en el que contarán también con la colaboración de alumnos de primero y segundo de la ESO.
Marquina destaca que esta línea pedagógica de aprendizaje de servicio forma parte del proyecto "Art per conviure" (arte para convivir), aprobado por la Conselleria de Educación para este curso y el que viene, en el que además una profesora de valenciano trabaja con alumnos el Teatro del oprimido y una de Sociales analiza con ellos el arte urbano.
Para el próximo curso, a Marquina le gustaría repetir la experiencia, que según afirma supone "un antes y un después" para los alumnos, aunque quizá en lugar de ir a una residencia de mayores podrían acudir a un colegio de educación especial, una experiencia en la que ya ha trabajado y que los alumnos "recuerdan mucho"