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La sociedad, tal y como recoge la escritura de su constitución, es “propietaria de las obras hechas hasta el momento para el suministro a Valencia y de la concesión municipal para abastecer la ciudad por 38 años”. Por primera vez, una misma empresa controlaba el tratamiento y la distribución del agua potable a la ciudad de Valencia.
De esta forma, el proyecto empresarial para la traída y suministro de agua potable a Valencia se consolidaba definitivamente desde que, en 1845, el canónigo Mariano Liñán dejase en herencia a Valencia 28.000 duros en deuda pública francesa con la condición de financiar el abastecimiento a la ciudad para que comenzasen las obras antes de un año y, si no fuese así, el dinero pasaría a la Beneficencia.
Para materializar este proyecto se crea una comisión formada por el Ayuntamiento de Valencia, la Sociedad Económica de Amigos del País y el hermano del canónigo Liñán que solicita a la reina Isabel II la realización del abastecimiento a la ciudad. La reina concede el permiso para crear la red y la planta de abastecimiento para la ciudad el 9 de octubre de 1845. Tras varios estudios se decide que la toma se realice en el río Turia. El proyecto lo realiza el ingeniero Calixto Santa Cruz y la obra es dirigida por el ingeniero D. Ildefons Cerdá i Súñer con la colaboración de D. Leodegario Marchessaux.
Una vez realizado el proyecto, se ve que es insuficiente la cantidad económica legada por el canónigo. La herencia del canónigo supuso aproximadamente el 10% de la obra, ascendiendo a más de 6 millones de reales (unos 36 millones de euros actuales).
Este primer revés financiero es solucionado por D. José Campo, Marqués de Campo, entonces Alcalde de Valencia, al crear el 8 de enero de 1846 una Sociedad Anónima donde particulares aporten dinero que se retornaría mediante impuestos en la ciudad: en aduanas sobre el trigo y otros alimentos básicos; y los espectáculos públicos. Con este sistema se consigue la financiación para poder llevar a cabo el proyecto. Con el tiempo, D. José Campo deja la alcaldía y se erige presidente de la empresa Sociedad Valenciana para la Conducción de Aguas Potables.
Entre 1845-1850 se construye el azud de “La Presa”, en Manises, desde el que se capta el agua del Turia; una balsa de decantación y un acueducto que llega hasta el Arquillo. Desde el Arquillo parten dos tuberías de 355 mm que llegan hasta el Depósito General de la Cruz de Mislata (actual Museo Histórico de la Ciudad de Valencia). Desde este depósito salen las primeras tuberías de agua potable que abastecen la ciudad por la C/Quart y C/Caballeros, abasteciendo una media docena de fuentes bebedero. La ceremonia inaugural de la traída de agua a Valencia tuvo lugar en la fuente de la Pza. Negrito (antigua Pza. de Calatrava) el 19 de noviembre de 1850.
Entre 1850 y 1878 la población crece considerablemente y con ella las necesidades de agua de la ciudad. Así, el sistema de captación, tratamiento y distribución es insuficiente para abastecer a la población. El ayuntamiento pide a la empresa que aumente el agua que suministra a la ciudad tanto en calidad como en cantidad.
Este aumento de la demanda y necesidad de mayor servicio en cantidad y en calidad, coincide con el derrocamiento de las murallas y los planes de ensanche.
A finales de 1885, nace un nuevo proyecto para el incremento de caudal, presión y calidad del agua potable para intentar que nunca más se produzcan episodios de epidemia. Para ello, se publica un concurso para realización de una nueva obra para mejorar la captación y el tratamiento del agua potable, con una concesión de 40 años.
Se adjudica a Fernando de Vicente y Charpentier que, el 3 de julio de 1886, constituye para su ejecución la mercantil “De Vicente, Solarich y Pérez”. La obra llega en 1888. Ésta consiste en el depósito de San Onofre en Quart de Poblet, tubería DN 600 mm en el tramo San Onofre-Arquillo, balsas de decantación en “La Presa” y mejoras en los filtros de Manises.
Las obras son más costosas de lo que se preveía y necesitarán de nueva financiación. Es aquí donde aparece Emeterio Albors y constituye la empresa germen de Grupo Aguas de Valencia.
Perteneciente a una de las familias de la aristocracia industrial alcoyana, Emeterio Albors se instaló en Valencia a finales de los años 80 del siglo XIX integrándose en la élite burguesa valenciana y participando activamente en instituciones económicas como la Sociedad Económica de Amigos del País de Valencia, de la que era socio desde 1883.
Los negocios familiares de los Albors evolucionaron desde la industria textil hacia la papelera y la tercerea generación de la familia, principalmente Emeterio y su hermano Rigoberto, son los que sin descuidar la industria papelera diversifican el negocio familiar convirtiéndose primero en banqueros y, posteriormente, en financieros privados de empresarios e industriales.
El camino de Emeterio Albors se cruza con el suministro del agua a Valencia el 16 de noviembre de 1889, cuando Fernando de Vicente y Charpentier, Eduardo Solarich y Dolz y Juan Manuel Pérez y Hernández, socios únicos de “Pérez y Compañía”, empresa propietaria de la concesión y explotación del servicio de aguas potables de Valencia y de las obras ya ejecutadas para dicho servicio, ante la falta de liquidez para afrontar las obras que aún faltaban por ejecutar recurrieron a él. Así, le cedieron todos los derechos y acciones de “Pérez y Compañía” con la condición de que formase una sociedad anónima nueva y se repartieran las acciones en cuatro partes iguales.
De esta forma nace la Sociedad Anónima Aguas Potables y Mejoras de Valencia con un capital social de 1 millón de pesetas repartido a partes iguales entre los cuatro socios. Además, para capitalizar la sociedad, Emeterio dispone 1.000 obligaciones de 1.000 pesetas cada una que tienen como garantía todas las pertenencias de la sociedad y devengan un 6% de intereses a lo largo de los 38 años a que tiene derecho la concesión. El acuerdo con los empresarios a los que financia establece que él será el administrador y director de la nueva sociedad.
La actividad empresarial e institucional de la tercera generación de familia Albors es muy variada. Rigoberto era propietario de mayor industria papelera de Alcoi; era dueño de la mayor papelera de Andalucía situada en Huelva; fundó junto a otros empresarios la aseguradora “La Unión Alcoyana”; miembro fundador de la Caja de Ahorros de Alcoy; era propietario de la Compañía Alcoyana de Alumbrado a Gas; financió la línea férrea Alcoy-Gandía; financió la canalización de aguas en Torremolinos, Huesca y Cartagena; así como a numerosas empresarios locales.
Por su parte, Emeterio fue alcalde de Alcoi entre 1883 y 1885; era propietario de “La Claraiana”, la mayor fábrica de papel de Onteniente, y de un molino papelero en Alcoi; distribuía el papel de fumar a todos los estancos de Valencia; invertía en bienes inmuebles como el edificio de la calle del Mar, 57 de Valencia.
Emeterio Albors difícilmente pudo imaginar que la empresa que creó para dar servicio a una ciudad de 179.000 habitantes sería, 125 años después, la primera empresa de España dedicada a la gestión del agua de capital íntegramente españo. Y mucho menos que la “Sociedad de Aguas Potables y Mejoras de Valencia” se convertiría en el Grupo Aguas de Valencia cuyas empresas gestionarían el abastecimiento y tratamiento del agua en más de 300 municipios, de 12 comunidades autónomas, abasteciendo a más de 3 millones de personas y gestionanado proyectos vinculados con el agua en América Latina y África.