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el valenciano comisaría un proyecto de sandra gamarra para el pabellón español

Agustín Pérez Rubio y la 'Pinacoteca migrante' en la Bienal de Venecia: "Los museos hay que rehacerlos"

18/07/2024 - 

VALÈNCIA. Nuestros museos son todo un ejemplo de ‘cultura blanca’. Literalmente. El debate lleva abierto mucho tiempo a nivel internacional, hace algunos menos años a nivel nacional, y ha tenido el salto a la política institucional en los últimos años (el melón lo abrió el anterior Ministro de Cultura, Miquel Iceta; y abordado por el actual, Ernest Urtansun, con no pocas contestaciones y resistencias). El comisario Agustín Pérez Rubio y la artista Sandra Gamarra han transformado el pabellón de España en la Bienal de Venecia en una nueva institución cultural, Pinacoteca Migrante, un proyecto expositivo que toma la forma de un museo en sí para señalar las ausencias y sus presencias, su historia, y cómo esta contamina de prácticas coloniales algunos pilares básicos de su actividad.

Gamarra es la primera artista no nacida en España que es seleccionada para llevar a cabo el proyecto. “España llega tarde. Pero yo siempre lo digo: mejor tarde que nunca”, reconoce el comisario en conversación con este diario. “Creo que en España llegamos tarde a muchas cosas debido a los 40 años de dictadura que nos retrasaron en relación con Europa. En otros países, la apertura hacia la diversidad cultural llegó mucho antes. Lo que ocurre en España parece una novedad, pero en un contexto internacional como la Bienal de Venecia, donde participan más de setenta países, nos damos cuenta de que es algo que ya ha ocurrido en otros lugares hace décadas. No debemos vanagloriarnos, sino reconocer que hemos llegado tarde y alegrarnos porque por fin haya pasado: es muy positivo que una artista migrante, mujer latinoamericana, tenga la oportunidad de representar a España en la Bienal, y esto abre el camino para que otros artistas de orígenes diversos tengan las mismas oportunidades en el futuro”.

Casualmente, España eligió Pinacoteca Migrante meses antes de una bonita casualidad, la decisión de Adriano Pedrosa, curador de la Bienal, de titular el proyecto global Foreigners Everywhere: “La representación española en la Bienal no desentona, sino que está en sintonía con la diversidad presente en otros pabellones”, explica Pérez.

El museo europeo

Pinacoteca Migrante es un “mini-museo” en sí, que en sus cinco primeras salas imitan a las grandes instituciones europeas, convertidas ahora en réplicas de sí mismas. No todas son iguales, pero sí funcionan igual, y han establecido una manera canónica de observar y visitar el arte, de recorrer las salas… Y se convierten así casi en un no-lugar.

Pinacoteca Migrante también es un “mini-museo” que está formalmente en suelo español (la Bienal lo considera, a efectos legales, territorio de cada nación, como si fuera una embajada). “El proyecto toma como referencia la cultura española y su patrimonio, con pinturas que homenajean a artistas como Zurbarán. Sin embargo, va más allá de lo español. Está diseñado para que personas de todo el mundo, independientemente de su origen o conocimiento de la cultura española, puedan entender el mensaje. Las iconografías y los textos que acompañan a las pinturas están pensados para que el universalismo que presuponemos sea una trampa, y para que la atmósfera de museo clásico te desarme”, explica Pérez Rubio.

“La trampa de Sandra Gamarra es que llegas al pabellón esperando un museo tradicional, pero lo que encuentras es una subversión del relato histórico a través de diferentes géneros de la pintura: el paisaje, el retrato, el bodegón…”, añade. El proyecto también cuestiona la centralización de las colecciones en España y la perpetuación de la colonialidad a través de instituciones como la iglesia y la monarquía.

Sandra Gamarra Heshiki

Sin embargo, la crítica que plantea el proyecto no es enfrentativa, sino que se va presentando poco a poco al espectador. “Sandra Gamarra no te dice directamente que eres racista o xenófobo, sino que te lo va mostrando a través de las pinturas y sus mensajes. Por eso notamos que la propuesta emociona mucho al público, porque parece hablar de algo histórico, pero en realidad se refiere a problemáticas actuales como el extractivismo o la explotación en las colonias. Es un proyecto que quiere reflexionar sobre el pasado pero también sobre el presente”.

Cinco salas…

La Pinacoteca se inicia con la sala Tierra Virgen, donde paisajes de diversos museos españoles evocan tanto el territorio nacional como antiguas colonias. Citas de pensadores sobre ecología se superponen a las pinturas, estableciendo un diálogo entre arte y reflexión. Las citas son uno de los elementos más repetidos a lo largo de la propuesta de Gamarra, y cumplen una doble función: primera, armar el discurso a través de las reflexiones; y segundo, mostrarse en diferentes idiomas, minorizados o mayoritarios, para dar esta sensación de universalidad a través del lenguaje (de hecho, los textos no están traducidos precisamente para el espectador pueda entender, suponer o simplemente observar un nuevo idioma).

La siguiente sala, Gabinete de la Extinción, vincula colonialismo y extractivismo al exhibir tesoros de expediciones botánicas europeas. Gamarra interviene facsímiles de ilustraciones de la Real Expedición Botánica al Reino de Nueva Granada para enfatizar la interdependencia entre humanos y naturaleza.

Máscaras Mestizas explora el retrato como herramienta colonial para inmortalizar normas sociales y políticas. Las obras cuestionan la estructura patriarcal y las divisiones de género, recordando —por ejemplo— que el cisheteropatriarcado no deja de ser un marco establecido por los países occidentales y mantenido y reafirmado por el papel de la religión en este proceso de colonización.

Gabinete del Racismo Ilustrado revela cómo la ciencia se usó para discriminar racialmente. Ilustraciones y objetos de la época, presentados como "científicos", respaldaban la idea de clasificación y la supuesta superioridad occidental. En esa sala hay una colección de intervenciones en las que se recuerda a diferentes militantes indígenas o afrodescendientes que han sido asesinados por empresas del países norteamericanos o europeos.

La penúltima sala tiene una única gran obra, Retablo de la Naturaleza Moribunda, que sintetiza los temas previos a través del bodegón. Un políptico revela cómo nociones de acumulación y ostentación, asociadas al mito de la libertad, se han naturalizado en nuestra forma de habitar el mundo.

El trabajo de armar estas salas ha conllevado un ejercicio largo de investigación y comisariado antes que la propia producción. El trabajo de Gamarra siempre toma referencias de obras existentes para que el reflejo tenga siempre un anclaje a la realidad, que más tarde su intervención subraye o deshaga. Más de una década de investigación previa a la realización de este pabellón de la propia Gamarra ha permitido este resultado. 

La segunda parte, claro, ha sido la propia producción. Y en ella no se ha dejado ningún cabo suelto. Por ejemplo, la vitrina en la que está en el Gabinete del Racismo Ilustrado es del Museo Casa de la Moneda porque las piezas representan las huchas con las que se recaudaban fondos para proyectos como el Domund, que tenían forma de cabezas de personas racializadas. La conexión dinero—racismo se enmarca en esa vitrina de la histórica institución. Cada textura y cada elemento de cada obra, se ha pensado para representar algo. Cada textil, cada color, cada forma, cada referencia.

Jardín Migrante

… Y una utopía

Y en la última sala, la central, todo cambia. La museografía clásica se transforma en un espacio nuevo, un Jardín Migrante, un nuevo ecosistema vital y artístico, la propuesta final para decir que los museos se tienen que transformar de arriba a abajo: Lo que cambia es la institucionalidad, no solo el contenido. Se trata de abrir los museos, crear una grieta y explorar nuevas formas de mostrar. Nuestra propuesta es crear museos más diversos, sostenibles y cercanos al público, abarcando propuestas tanto humanas como no humanas. No se trata solo de mostrar el sufrimiento, sino de fomentar la confraternización de saberes segregados por la modernidad. Jardín Migrante es un lugar para sentarse, tumbarse y llevarse algo a casa. Se han hecho dibujos de semillas para que los niños los pinten y planten en casa, conectando lo natural y lo ecológico con el arte. Es una forma más permeable de entender los museos hoy en día, no solo como espacios de élite, sino como lugares con una función educativa fundamental”, explica el Pérez Rubio.

“Los museos hay que rehacerlos”, señala. Y lo hace a través de la obra de Gamarra, que habla principalmente de colonialidad, pero propone que revirtiendo y reparando esto, se abra un debate verdaderamente universal que abarque también la ecología, el género, la dominación económica y todas las relaciones de poder: “Debemos cambiar las estructuras y modificar los privilegios para que la accesibilidad sea intrínseca a la institución. No como un washing, ni como una mera representación, sino como una estructura transformadora”.

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