Alba Molina presentará su último disco, un homenaje a Lole y Manuel, este domingo 13 de noviembre en el Teatre El Musical como parte del programa del MUV! Fest.
VALENCIA. Ha pasado un año y medio del adiós a Manuel Molina Jiménez, la mitad de Lole y Manuel, aquel dúo que actualizó el flamenco en los 70 de tal manera que 30 años después el tiempo todavía no les ha alcanzado; que le pregunten a Tarantino, que los incluyó en una de sus famosas bandas sonoras. Poco después de la muerte de su padre, la única hija de la pareja, Alba Molina, entró en el estudio para forjar su homenaje con los sentimientos todavía en avalancha. “La verdad es que lloré bastante”, reconoce la cantante, que explica la rapidez con la que ella y el guitarrista Joselito Acedo grabaron Alba Molina canta a Lole y Manuel: “en 15 días grabamos el disco, prácticamente en directo”.
Con su hijo siempre alrededor de la conversación, Alba Molina es tan cristalina en las respuestas al teléfono como lo es su disco, desprovisto de todo ornamento. “Ellos podían hacer lo que quisieran, pero yo no me atrevo de momento”, confiesa la cantante, permanentemente huyendo del circunloquio. “Yo no me considero demasiado flamenca, la verdad. Soy gitana y estoy encantada de serlo, pero no he cantado flamenco nunca”, recuerda días antes de presentar en Valencia (13 de noviembre, Teatre El Musical) su primer disco de flamenco tras una carrera llena de guiños al jazz, el soul o la mal llamada músicas del mundo. “Estoy asimilando poco a poco tener que interpretar estas canciones, era hora de que lo hiciera”.
-¿Cómo te estás sintiendo en directo con un disco tan especial para ti?
-Bueno, en principio es una sensación fuerte, pero, verás, es un poco como una medicina para mí. Es hasta curativo.
-Es curioso que digas que es curativo, porque en un principio me recordaba a cantantes que, como Josh T. Pearson, no quieren tocar en directo porque significa revivir sus dramas.
-Cada uno puede tener su manera. A ver, no es una tarea fácil; ya no sólo por el proyecto y porque las canciones son complicadas de interpretar, sino porque, como tú bien dices, revives ese momento. Pero bueno, yo creo que tiene su parte positiva; es cierto que te pone un poco la piel de gallina, pero a mí ahora mismo me hace bien, no me hace mal.
-A raíz de esto quería preguntarte por aquello que dijiste de “el dolor es inevitable, pero el sufrimiento se escoge”.
-El dolor es opcional. Es verdad. Doler va a doler igual, es tontería. Una pérdida, por muy poco que te importe una persona, siempre es una pérdida. Y más una cosa así, de esta envergadura: son mis padres, es mi padre en este caso, y está claro que eso me va a doler lo ponga como lo ponga; pero es una manera muy hermosa que no tiene mucha gente de recordar a su padre. No todo el mundo puede cantar las canciones de su padre. Es agridulce, pero es así. Yo lo estoy asimilando poco a poco, no el que se haya ido, sino el tener que interpretar estas canciones; era hora de que lo hiciera.
-La grabación en sí fue bastante rápida; en 15 días grabamos el disco, prácticamente en directo. En ese momento sí que estaba un poco más sensible, si cabe, porque hacía menos tiempo que había pasado. La verdad es que lloré bastante. He llorado bastante. Pero bueno, creo que es una cosa a recordar como la vida misma, y ya está. No tengo una sensación amarga, tengo una sensación de mucho miedo, en realidad; miedo de enfrentarme a eso, musicalmente me refiero. Es un recuerdo bastante bonito, en verdad, no lo recuerdo como algo malo.
-¿Hiciste tú la selección de las canciones?
-Sí, las hice yo con Joselito (Acedo), el guitarrista. Elegimos que, de una manera u otra, nos llevaban a nosotros a un momento más nostálgico de nuestra niñez o porque eran simplemente las canciones que creemos que quiere escuchar la gente: ‘La Mariposa’, ‘Romero Verde’… Son canciones que necesitan ser cantadas y necesitan ser escuchadas; aunque mi madre está viva, por supuesto, y las podría cantar. Me ha tocado a mí, en este caso.
-¿Participa tu madre en el disco?
-Sí, sí, sí. Con palmas.
-Imagino que, además de las del disco, en directo tocaréis alguna más.
-Sí. Tocamos como cuatro más o así, porque son cortitas.
-¿Hay alguna que, después de tocarla en directo, pienses que te hubiera gustado meter en el disco?
-Bueno, meter en el disco hubiera metido muchas más, lo que pasa es que me parecía excesivo para un primer disco homenaje. Creo que once temas está bien y que meter más a lo mejor me parece que sería una burrada. Pero bueno, hacemos ‘Cabalgando’, hacemos también alguna canción de mi padre que había grabado yo con él, como ‘La Pena Negra’ de García Lorca, y algunas cositas más. Pensamos que está bien así, aunque luego para el directo hay que hacer un poquito más obviamente, también por cubrir tiempo, pero estoy bastante contenta con lo que hemos hecho.
-¿Hay alguna que te guste cantar especialmente?
-Me gustan todas. Me gustan todas de Lole y Manuel. Todas tienen un algo.
-El disco es muy desnudo: tú y una guitarra. Lole y Manuel era eso, pero también era la producción de ‘Tu mirá’, por ejemplo. ¿Por qué optas por eso?
-Porque es así. Ahora mismo no cabía otra cosa. Verás, esto es un homenaje, no es un disco que… Ellos podían hacer lo que quisieran, pero yo no me atrevo de momento. En principio nosotros hemos querido hacerlo así. Lole y Manuel en su esencia. Ellos ya tocaban con la sinfónica y hacían de todo, ¿no? No tengo yo que ser justamente la que lo haga, y menos en el primer disco. A lo mejor si hiciera un segundo disco sí, pero creo que es así. Y creo que es más valiente por nuestra parte.
-Tu primer disco de flamenco es, además, un disco de homenaje a Lole y Manuel. ¿Todo muy fuerte?
-Fuerte es todo. El proyecto en sí es fuerte: desde por qué ha sido hasta… todo es fuerte. Y sobre lo del flamenco: yo no me considero demasiado flamenca, la verdad. Soy gitana y estoy encantada de serlo, pero no he cantado flamenco nunca; lo había hecho así, con lo que me viene de fábrica. Y como a mí lo que me gusta es el jazz y otro tipo de rollo… pues, para hacerlo, yo creo que lo que hagas en la vida lo tienes que hacer bien. El flamenco hay que cantarlo de otra manera; creo que hay que cantarlo cuando ya uno es más viejo, quizá, y me veía joven aún.
-¿Has tenido presión en algún momento por ser tus padres quienes son?
-No. No tengo presión en absoluto. Yo siempre he sido hija de Lole y Manuel, desde que nací. No soy hija de otras personas y no sé lo que significa serlo. Para mí es natural. Desde que yo estaba en la barriga de mi madre, ella cantaba, entonces es lo más normal del mundo para mí. Nadie me ha presionado: al revés, yo creo que me he sentido bastante cómoda donde he nacido, al lado de personas súper creativas, súper vacilonas y chulas. Estoy acostumbrada. No me ha hecho daño, todo lo contrario, creo que me ha venido bastante bien: posiblemente, si no hubiera sido hija de Lole y Manuel, no cantaría.
-Definitivamente es lo que has dicho: no has sacado un disco de flamenco antes porque no te nacía.
-Yo es que tengo mucho respeto al flamenco. Y creo que deberían tenerlo también los demás. Al flamenco y a la música en general.
-En todo este tiempo, que son ya más de 15 años, has pasado por muchos géneros (entre ellos el jazz que has mencionado). ¿Volverías a alguno en especial?
-Todas esas cosas soy yo ahora mismo. Todo lo que fui ayer es lo que soy hoy. No es que volvería, es que yo soy así todavía, no me he ido de ahí; he hecho esta pequeña escisión aquí, pero no sé cuánto durará y estoy viviendo el momento.
-De hecho, cuando he dicho “volver” pensaba sobre todo en Las Niñas.
-Las Niñas… Ojalá. Es una cosa a la que me encantaría volver, claro que sí, pero es imposible. Es imposible. Completamente imposible. Tres mujeres bastante diferentes y con perspectivas diferentes. Me encantaría pero es imposible.
-¿Qué esperas de tu concierto en Valencia?
-Espero no defraudar yo, eso lo primero. Luego espero que la gente lo trate como lo está tratando, con mucho cariño. Necesito ese calor para poder hacerlo bien, pero en realidad me exijo más a mí que a la gente; no espero tanto del público como sí de mí misma.