El intérprete recala en València con una cita doble en La Rambleta
VALÈNCIA. Hace apenas unos meses le veíamos ganar su segundo Goya por Sentimental, una comedia de Cesc Gay. Alberto San Juan, llamada de Zoom mediante, aprovechaba los minutos en prime time para dar un mensaje al gobierno: "El derecho a la vivienda es un derecho humano muy básico". Este momento es claro reflejo de la manera en la que el intérprete gestiona su carrera. Sin ataduras -o, al menos, con pocas- y con mucha implicación social. Es por ello que, quizá, a pesar de haber logrado el aplauso general en la gran pantalla, es en el teatro donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera, un escenario en el que se ha sentido libre para hacer y deshacer. Ese camino le trae ahora en València, ciudad que visita este fin de semana con una doble propuesta en La Rambleta.
El 26 de junio, 'Canciones de Alberto San Juan y La Banda’ un concierto en el que recupera las canciones compuestas por Santiago Auserón para la obra ‘Mundo obrero’, a las que se suma un puñado de canciones originales. Un día después es el turno de ‘Mucho más que dos’, de la mano de su eterno compañero, el guitarrista Fernando Egozcue, con el que presenta un espectáculo en el que recopila fragmentos algunas de sus obras más populares, como son ‘España Ingobernable’, ‘Polvo enamorado’ y ‘Te quiero Benedetti’. El futuro se acerca. Despacio, pero viene, escribía el genio Benedetti. Sobre ese futuro que próximo, dentro y fuera del teatro, hablamos con Alberto San Juan.
-Decís que este espectáculo parte de la voluntad de afirmar la vida, de la necesidad de reencontrarse.
-El panorama de la civilización humana es extremadamente sombrío. Por la catástrofe ecológica y, también, por la catástrofe antropológica. El sistema que nos organiza, que se llama capitalismo, nos ha alejado de nuestra esencia humana, nos ha hecho mirar al prójimo como mercancía. Necesitamos reencontrarnos fuera del sistema, reconocernos como seres vivos, dejando atrás el principio comercial para agarrarnos al principio vital. La vida está por encima de la mercancía, no puede ser de otra manera, aunque el sistema nos ha forzado demasiado en esa dirección hasta ponernos, parece, al borde de la extinción. Reencontrarnos no es solo un necesidad emocional, sino existencial.
-Esa reflexión no es nueva, pero quizá se ha visto subrayada en estos meses de pandemia.
-Evidencias no podemos tener más, pero se nos da muy bien distraernos, apartar la mirada de lo que necesitamos ver y ponerla en cosas que no aportan nada a nuestra felicidad o desgracia, cosas como son una bandera, una frontera... Estamos distraídos con cosas como el patriotismo y, por otra parte, ocupados inevitablemente tratando de llegar a fin de mes. Son tantas las dificultades para lo elemental que queda poco tiempo para imaginar cómo escapar de este sistema. Hay una conciencia mayoritaria de que esto no funciona, pero no se ve claro el camino para pasar de esa conciencia a la acción.
-Hay algo de distracción y, también, de insatisfacción.
-Estamos educados en eso, en valorarnos en función de una carrera competitiva, no en un sentido profundo de dignidad. Parece que solo nacer no vale, luego tienes que pelear para quedar por encima de los demás. Si no tenemos, no somos.
"parece que ante una obra de teatro o una película los actores elegimos la segunda y no siempre es así"
-En tu discurso de los Goya precisamente reivindicabas que los "derechos humanos no pueden ser bienes de mercado”.
-Es importante aprovechar las ocasiones para conversar de todo aquello que consideremos importante.
-¿Qué suponen para ti los premios?
-Es una enorme alegría, sobre todo esa noche y en los días siguientes, porque luego ya se te olvida. No se traduce necesariamente en más trabajo y es, además, algo muy subjetivo. Disfruto de recibirlo, sin más.
-Quizá fruto de la coincidencia, tienes ahora pendientes distintos proyectos en la gran pantalla como El cuarto pasajero, con Álex de la Iglesia, o El Test, con Dani de la Orden.
-Álex está terminando de montar la película, que se estrenará en el próximo curso, y con Dani de la Orden ruedo una comedia este mes de agosto. Es verdad que en los últimos diez años he estado muy metido en el teatro. Me metí a arrancar una sala en Madrid, Teatro del Barrio, donde he estado unos años sumergido. A veces no es compatible el teatro y el cine.. y no siempre se elige el cine. Parece que el cine es más atractivo porque lo ve más gente, ganas más dinero, parece que ante una obra de teatro o una película los actores elegimos la segunda y no siempre es así.
-Mucho más que dos supone un reencuentro con el público y también, de la mano de Fernando Egozcue, con algunas de las piezas en las que habéis trabajado en estos años, como ‘España Ingobernable’, ‘Polvo enamorado’ y ‘Te quiero Benedetti’.
-Fernando y yo llevamos cerca de diez años trabajando juntos. Somos una pareja que se entiende bien en escena, él con la guitarra y yo con la palabra. Hacemos prácticamente lo que nos da la gana [ríe] Canciones, chistes, poemas, fragmentos de obras de teatros... El criterio para escoger ha sido aquello que más nos divierte hacer, aquello que más nos emociona, de Antonio Machado a Albert Pla pasando por Santa Teresa de Jesús o Serrat. Hemos cogido lo más lúdico, lo más amoroso, sin alejarnos por ello de lo profundo.
"Saber que puedo ganarme la vida yendo por ahí con las manos vacías me gusta mucho"
-También en ‘Canciones de Alberto San Juan y La Banda’ hay un punto de reencuentro, pues parte de canciones de 'Mundo obrero’.
-Hemos montando esas seis canciones que compuso Santiago Auserón, junto con seis mías y un par de versiones. Es curioso porque yo no soy cantante, ni pretendo serlo, pero en este caso me animaron los músicos a hacerlo. Soy un actor que canta. Siempre he tenido el gusanillo de la música, en mi casa siempre ha estado muy presente. Mi hermano mayor formó su primer grupo de rock en el año 1979, también he tenido mucha amistad con Coque Malla cuando éramos adolescentes, de hecho uno de los músicos del grupo es hermano de Coque. Somos amigos de toda la vida, es muy familiar.
-Hablas de hacer lo que te gusta, ¿has dado con la clave del éxito?
-Me considero muy afortunado por tener tal libertad a la hora de trabajar, y ganarme la vida con ello, a través del teatro. Tengo mucha libertad para salir al escenario a contar historias sin necesidad de un gran producción teatral detrás, con Fernando Egozcue o con la banda. Hacemos básicamente lo que nos da la gana. Intentando dar lo mejor de nosotros mismos, claro. Cuando trabajo en una película es muy distinto, es más parecido al trabajo. Me apasiona el cine, por supuesto, y hay mucha gente con la que estoy deseando trabajar, aunque es distinto. Saber que puedo ganarme la vida yendo por ahí con las manos vacías me gusta mucho.