VALÈNCIA. La lectura fácil es un método que recoge un conjunto de pautas y recomendaciones para redactar y maquetar textos que hagan accesible la información a las personas con dificultades de comprensión lectora. Es el término que empleó Cristina Morales para titular la novela por la que en 2018 se alzó con el Premio Herralde y en 2019, con el Nacional de Narrativa. Este próximo 10 de diciembre se estrena en el TEM una versión libre de este éxito editorial escrita y dirigida por Alberto San Juan, quien define la materia prima de la que parte como “un artefacto explosivo que había de mantener su potencia inflamable al pasar del libro al escenario”.
La propuesta es una comedia sobre cuatro chicas que comparten piso. Todas ellas tienen discapacidad intelectual y están bajo la tutela de los servicios públicos. Una lo abandona sin comunicar al resto ni a sus tutores dónde ha ido ni cuándo piensa volver. Inevitablemente entra en liza el juzgado. La policía inicia su busca.
"Lectura fácil es, al menos en esta versión, un relato sobre el deseo de vivir y las dificultades de llevarlo a cabo en un sistema diseñado contra lo vivo. Un sistema que determina qué es la vida, quién puede vivirla y cómo. Esta propuesta es un relato sobre el poder y la necesidad de reírnos mientras chocamos contra el muro al intentar abrir un agujerito por el que asomarnos a la vida", explica el responsable de esta adaptación, para la que ha contado con la autora de la novela, que participa a través de su colectivo de danza contemporánea Iniciativa Sexual Femenina.
Lectura fácil es una reflexión que reivindica el derecho de las personas con diversidad funcional a gobernarse a sí mismas. El cuerpo es el centro de todo en esta obra, el lugar de la opresión y el único desde el que es posible emanciparse.
Sus protagonistas son cuatro jóvenes inadaptadas, libertarias y con discapacidad. Son personas no normales, es decir, con grandes dificultades para adaptarse a las normas. Están marcadas por distintos diagnósticos de discapacidad asociados a trastornos mentales. Sobre el escenario están interpretadas por Carlota Gaviño, Pilar Gómez, Estefanía de los Santos y Anna Marchessi. Les acompañan sobre las tablas Desirée Cascales Xalma, Marcos Mayo y Pablo Sánchez. Las tres primeras tienen que construir a sus personajes, dado que no poseen ninguna discapacidad, mientras que los cuatro últimos son actores con diversidad funcional que interpretan roles que también la tienen.
“Cristina Morales cita a la coreógrafa Mónica Valenciano al proponer que para desplazar los muros, exteriores e interiores, además de empujar o chocar, también se puede probar a acariciar. Las estrategias para ensanchar los espacios vitales necesarios son infinitas. Sigamos explorando”, anima San Juan.