VALÈNCIA. El Palau de Les Arts vuelve a su ritmo habitual tras un noviembre marcado por la Dana con una nueva producción de Il trovatore de Giuseppe Verdi, dirigida escénicamente por Àlex Ollé (tras su exitoso Tristan und Isolde) y bajo la batuta de Maurizio Benini. El montaje, que podrá verse desde el 8 de diciembre, traslada una turbulenta historia de pasiones, venganzas y odios irracionales con la firma de Verdi al contexto de la I Guerra Mundial.
Tras más de una década sin escucharse sobre los escenarios de Les Arts, Il trovatore vuelve como el último integrante de la conocida ‘trilogía popular’ de Verdi en ser programado nuevamente en València. “Es una obra muy compleja que necesita un quinteto vocal a la altura”, destacó Jesús Iglesias Noriega, director artístico de Les Arts, durante la rueda de prensa de presentación.
En palabras de Àlex Ollé, trasladar la historia de Il trovatore a las trincheras de la I Guerra Mundial permite corregir una trama que, en su momento, recibió críticas por su carácter inverosímil. “En su época, los críticos señalaban que era una historia absurda, aunque obtuvo un gran éxito de público desde su estreno”, apuntó el director escénico. Según exponía ayer Ollé, el conflicto de principios de siglo XX se erige como el espacio ideal para reflejar el choque entre el pasado y un futuro marcado por la modernidad, una guerra en la que había caballos pero armas de fuego y máscaras de gas.
Ollé ha trabajado junto con Alfons Flores en la escenografía, Lluc Castells en el vestuario y Urs Schönebaum en la iluminación para recrear un paisaje que evoca las trincheras. En el centro de esta propuesta escénica se encuentra un “leviatán” de 24 cajas móviles que representan múltiples escenarios: desde un campamento militar hasta un palacio o un campo de batalla. “La escenografía quiere resaltar lo simbólico de la obra pero también dar agilidad a la narrativa”, explicaba en la presentación Ollé.
La I Guerra Mundial arrastra la trama a una época de transición que permite vehicular su sentido simbólico, aunque el director de escena puntualizaba ayer que “muchas veces hay críticas por crear dramaturgias paralelas al actualizar su contexto, pero este no es el caso. Siempre hay que preguntarse qué quería transmitir el autor originalmente y pensar en el público”. La respuesta de Ollé y su equipo es la de crear un mundo donde las pasiones verdianas resuenan con fuerza en el contexto más desolador de la historia moderna: las trincheras.
La intensidad vocal y dramática de Il trovatore es otro de los grandes atractivos de esta producción. Para resolverla con éxito Les Arts cuenta con la batuta Maurizio Benini, experto en belcanto y el repertorio del siglo XIX, a quien esta obra le es de sobra conocida y ya ha defendido en otras ciudades.
El quinteto protagonista, que combina experiencia y proyección, se verá arropado por el Cor de la Generalitat y la Orquestra de la Comunitat Valenciana. La soprano Olga Maslova debuta en València como Leonora, tras haberse consolidado como una de las jóvenes promesas del repertorio italiano en roles tan icónicos como Aida o Turandot. A su lado, Antonio Poli regresa a Les Arts tras 14 años para encarnar a Manrico.
Ekaterina Semenchuk, por su parte, retoma el papel de Azucena, con el que ya triunfó en este escenario en 2012, y que cuenta con siempre con el cariño del público valenciano. El barítono polaco Artur Ruciński y el bajo italiano Adolfo Corrado completan el elenco principal, que incluye también a jóvenes talentos como Holly Brown y Filipp Modestov, seleccionados del Centre de Perfeccionament de Les Arts.
El tour de force vocal para el elenco también ajusta el papel del director de escena, Ollé: “Cuando la obra es tan exigente vocalmente, es difícil priorizar la búsqueda de verdad en el acting del cantante”, admitía ayer.