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Alfredo Ruiz, el artista total (que hace fallas)

3/03/2023 - 

VALÈNCIA. Artistas falleros, artistas, artistas que hacen Fallas. Las tres categorías se colaron este jueves en una conversación que tiene como marco el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM), una reflexión que conecta el museo con la calle, lo popular con lo académico. No como términos enfrentados, aunque sí con la conciencia de que las relaciones entre las instituciones artísticas y las Fallas es un camino con muchos tramos por explorar. "No he distinguido nunca mi trabajo del arte. Yo soy un artista que va creando, evolucionando, y expresándose como puede", explicaba al respecto Alfredo Ruiz, quien presentaba en el museo la exposición Caminos hacia la modernidad de las fallas, junto con los comisarios Ricardo Ruiz y Daniel Escobedo y la directora del IVAM, Nuria Enguita. "No hay artistas falleros y artistas", reflexionaba por su parte Escobedo. 

Aunque este no es el primer acercamiento del museo a las Fallas, no es ningún secreto que las conexiones entre ambos ámbitos son una casa por terminar de construir. “Me habría gustado una sala más grande”, bromeó Ruiz durante la inauguración de la muestra, que ofrece un viaje por las décadas de trabajo de este artista fallero, artista o artista que hace Fallas. Sea como fuere, artista total. El corazón de la exposición lo compone una suerte de bosque geométrico en torno al que giran las piezas que conforman la muestra, una instalación que parte de un dibujo realizado por Ruiz en 2002, año en el que vació su taller y abandonó la construcción de fallas. Dos décadas después, el artista vuelve a plantar, aunque lo hace refugiado entre los muros del IVAM, alejado de ese espacio público en el que, cada año, nacen y mueren los ninots. La pregunta era obligada, ¿arderá ese bosque multicolor? “Las llamas llegarán”. Toca esperar para saber la respuesta. 

Por lo pronto, este bosque se convierte en la primera falla de 2023 en ser plantada, una instalación en torno a la que se aglutina casi medio siglo de producción, un viaje que abre paréntesis en 1957 y lo cierra con el cambio de siglo. Entre uno y otro, décadas de exploración personal –y social- a través del arte popular, caminos que derivaron en proyectos que destacan por su continente y su contenido. El ecologismo, la desigualdad, el capitalismo, el racismo, la pena de muerte o la vejez son algunas de las temáticas que ha plasmado Ruiz en sus construcciones, temáticas “innovadoras”, explican desde el museo, con las que dibujó proyectos con muchas capas, siempre reflexivos, conectados con la filosofía o la ética. “Son temáticas que trascendían más allá del habitual juego de espejos de las fallas”, explica el comisario Ricardo Ruiz, quien señala el importante rol del artista en un contexto cargado de “dificultades” como fue el final de la dictadura franquista. “A veces los cambios colectivos vienen por fuerzas individuales”. 

Estos cambios se dan en distintos planos, el social, el moral, y, también, el formal, que Ruiz nunca descuidó, con propuestas que huyeron de convencionalismos y forzaron a más de uno a enfrentarse con una manera distinta de hacer falla. Aunque Alfredo Ruiz heredó el estilo barroco y grotesco de sus mentores, pronto cambió su acercamiento a la creación fallera, un medio en el que expresó sus inquietudes y que moldeó con unos códigos propios. Así, poco a poco, fue depurando su producción hasta producir fallas que se acercaban al minimalismo y la abstracción, un viaje hacia la austeridad que no llegó sin generar debate entre falleros y falleras. "Las fallas son el reflejo de la sociedad y serán lo que los valencianos quieran que sean", señaló. 

Este viaje a través del tiempo se traduce en una exposición que, en torno al bosque geométrico, muestra bocetos, dibujos, maquetas y fotografías, entre los que destacan algunos proyectos como Naturaleza muerta, una falla que ya en 1982 planteaba un cambio en el remate; Elegía II, de 1998, contra la explotación infantil, o Poesía horizontal, para Mossén Sorell-Corona, una pieza cuadrangular sin ningún ninot que representaba una falca, rompiendo la tradicional verticalidad del gremio. Se nombre como se nombre, artista fallero, artista o artista que hace fallas, la obra de Alfredo Ruiz ocupa hoy el lugar que le corresponde. Aunque eso él ya lo sabía desde hace mucho tiempo. “Yo siempre he pensado que mis fallas estarían en el IVAM”. Cómo no.

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