sin complejos / OPINIÓN

Alicanqué

14/11/2022 - 

Por si no lo saben, soy de San Bartolomé, pedanía de Orihuela. Tu pueblo y el mío como le cantaba en verso Miguel Hernández a su amigo Ramón Sijé. Ese pueblo donde, desde hace siglos, los nazarenos visten de morado; donde las alcachofas son alcansiles y donde el rio que nos da nombre y vida, cuando quiere, también nos la quita.

Este fulgor patrio no es un arrebato, viene con razones y argumentos. Porque ya está bien de querer cambiar el nombre de las cosas que no nos gustan.

Ni al PSPV ni a Compromís les gusta Alicante, por eso la llaman “las comarcas del sur”. Pues bien, eso es mentira. Comarca del sur sólo hay una: la Vega Baja. El resto, como decía aquel, es tierra conquistada.

Y cuando falta agua del Tajo a la Vega Baja es como si le faltara a la Comunitat Valenciana. Y cuando hace años está pendiente el desdoblamiento de la carretera de Torrevieja, lo tiene pendiente la Comunitat Valenciana. Lo mismo con el tren al aeropuerto de Alicante-Elche y tantas cosas.

Y cuando Alicante es la última provincia en inversión en todo el Estado en los presupuestos de Pedro Sánchez, el agravio es para toda la Comunitat.

¿Se imaginan si en lugar de Alicante fuera Lérida? ¿Y que los de Barcelona no movieran un dedo por una parte de Cataluña?

Pues ese es el sentimiento que existe en Alicante con la Generalitat Valenciana. Que los tiene abandonados y que Ximo Puig solo se acuerda de ellos una vez cada cuatro años. Casualidad, siempre justo el año antes de votar.

Que si pone una Conselleria en Alicante, en Valencia crea una Agencia para lo mismo. O que sí Alicante quiere tener la Agencia Española de Supervisión de la IA, Elche también la del Espacio. Porque hay que dividir esfuerzos.

¿Y saben cómo se decidirán las sedes? No con estudios, informes o auditorías, si no con encuestas. No duden que allá donde los socialistas crean que necesitan votos para ganar, les pondrán una Agencia Española.

Tengan por seguro que las dos no van a caer en Alicante y Elche, que hay que repartir.

Y me duele decirlo, pero mira que lo voy a sentir por Alicante. Espero equivocarme.

De lo que sí estoy segura es de que Alicante está infrafinanciada por el Gobierno de Pedro Sánchez.

Y que, o no escucha a Puig o, lo peor, que le importa un bledo. Y que después de recoser el Consell por cuarta vez en un año, ahora vaya desbocado por Alicante con unos presupuestos del Consell que no cubren ni los tobillos ni las necesidades de los alicantinos.

Porque no tiene competencias para realizar las obras necesarias ni fondos para ejecutarlas.

Aquí no se cambia una carretera por un carril bici, esto no funciona así.

Lo que sirve es que el presidente de la Generalitat se una con los empresarios y le reclame a Pedro Sánchez lo que nos merecemos. No los alicantinos, si no todos los valencianos. Y eso es: respeto.

Que si marginan a uno, nos marginan a todos. Nunca podrá haber un país de iguales si en sus regiones existe la división.

Y eso los socialistas lo saben hacer muy bien. Que en Málaga se conocía como la Junta de Sevilla, no de Andalucía. Hasta que llegó Juanma Moreno, claro.

Por eso reclamo desde Valencia Plaza al presidente de la Generalitat que se una a la manifestación del viernes 18 en Alicante contra unos PGE que ahondan en la herida de nuestra autonomía. Que esta batalla es la de todos los habitantes de la Comunitat y no podemos perder ninguna más.

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