VALÈNCIA (EFE). El municipio valenciano de Almussafes, ligado a la planta de la multinacional Ford desde hace casi medio siglo, mira el futuro laboral de sus vecinos con preocupación y a la vez con la esperanza de que la electrificación de la automoción haga surgir nuevos negocios en torno a la nueva movilidad.
Con una población de 9.000 habitantes, la idiosincrasia de esta localidad de la comarca de la Ribera Baixa evolucionó con la presencia de la factoría y la atracción que ha desarrollado para la industria de componentes en los polígonos Juan Carlos I y norte, que concentran el 95 % del sector de la automoción de la Comunitat Valenciana.
Su futuro depende de la industria de la automoción, según asegura a EFE su alcalde desde 2015 con mayoría absoluta, el socialista Toni González, que augura unos años malos durante la transición a los vehículos eléctricos y reclama políticas fiscales para la compra de eléctricos y la implantación real de una red de electrolineras.
Dos cuestiones que ve "básicas, urgentes, imprescindibles", como también lo es un plan específico de apoyo a la industria auxiliar de cara al periodo valle que se avecina con la transformación de la automoción, que está seguro supondrá más destrucción de empleo. Sin embargo, el alcalde cree que "tarde o temprano" se recuperará y traerá nuevos negocios. El reciclaje de baterías o la propia fabricación de baterías en el municipio son algunos ejemplos que cita.
Almussafes presenta una tasa de paro del 8 % pero viene del 6 %, cerca del paro técnico, antes de la pandemia. El 80 % de sus vecinos en edad laboral depende directa o indirectamente de la industria del motor y sus componentes, incluido el sector servicios y otros derivados; a gran distancia está el sector agrícola, con unos 400 empleos.
De ahí que esté "muy preocupado" por la situación prevista en la planta de Ford y la producción de un solo modelo, el Kuga, a partir del año que viene, cuando a mediados de 2024 deje de fabricarse la Transit.
La factoría "no podrá mantener la plantilla, ni siquiera la actual". Con un ERE para 1.124 personas en marcha, la planta reducirá el número de trabajadores hasta los 4.600, tras la pérdida de otros mil empleados en los despidos de 2020 y 2021, en contraste con el pico de plantilla que alcanzó en 2015 con más de 9.000 trabajadores, afirma el alcalde. A su juicio, la planta tendrá que ajustarse más en 2024 y 2025 y se quedará en torno a los 3.200 trabajadores antes de la producción eléctrica en 2026 o 2027.
Pero el problema no se limita a la fábrica de Ford, donde se negocian y aprueban planes de prejubilaciones e indemnizaciones en condiciones muy favorables para los trabajadores, sino el sector auxiliar, con el agravante de que no dispone de un plan específico para afrontar los próximos años, según lamenta.
De cada trabajador de Ford dependen seis empleos en otras actividades, incluyendo la de componentes, la restauración o el transporte. Por eso Toni González exige ayudas fiscales para la compra de vehículos eléctricos y el desarrollo en todo el territorio español de una red de electrolineras que permita la recarga de la batería en un tiempo "lógico".
Unas peticiones que también se canalizan a través de la nueva asociación de Ciudades del Sector Automoción y Componentes, que piden inversiones en el territorio para mejorar infraestructuras y la empleabilidad de los trabajadores.
El alcalde destaca la responsabilidad de la dirección y de los trabajadores de Ford en los últimos años, especialmente cuando la multinacional debía decidir entre Almussafes y Saarlouis (Alemania) para su nueva plataforma eléctrica, y habla de su vinculación al sector por ser su padre empleado de Ford, primero en Colonia y después en Almussafes, donde él mismo pudo entrar a trabajar en 1990 pero el estallido de la segunda guerra del Golfo echó atrás las nuevas contrataciones previstas.
El alcalde también reclama planes de formación e inserción laboral para el mantenimiento del empleo ante los "probables" cierres de empresas, y se pregunta si podría haber acuerdos de empleabilidad para el entorno industrial de Sagunto, donde se levantará la gigafactoría de celdas de baterías de Volkswagen.
El municipio ha aprobado ayudas de 4.000 euros para las empresas que contraten a vecinos, y la intención del alcalde, si es reelegido en el cargo en las elecciones municipales, es aumentar esa partida si es necesario.
"En situaciones de crisis hay que reestructurar el presupuesto", dice un alcalde que dispone de un presupuesto muy superior al que correspondería por población y que asciende a 18 millones de euros, que permiten situar el tipo del IBI en el 0,40 %, la gratuidad de los libros de texto para los alumnos desde 1991, becar a los alumnos donde la Generalitat no llega o fijar precios simbólicos para los eventos culturales que se desarrollan en la localidad.
La Asociación Valenciana de Industrias de la Automoción (AVIA) reconoce que se perderán empleos en las empresas tanto como efecto directo del ERE en Ford como relacionados con la menor carga de trabajo que requiere un vehículo eléctrico, ya que también son proveedores de otras factorías automoción.
Pero esta industria aprendió de la crisis de 2008 que tenía que comenzar a diversificar su cartera de clientes a otros sectores (aeronáutico, ferroviario, energías renovables, agroalimentario o maquinaria y herramientas) y una parte de ella trabaja con actividades ajenas a la planta de Almussafes.
AVIA considera una oportunidad la movilidad sostenible y confía en sus capacidades para proveer a la futura gigafactoría de Volkswagen que se levantará en Sagunto; y también abre el abanico de posibilidades a través de una aceleradora puesta en marcha con Valencia Startup.
Según un informe externo sobre el proyecto de baterías de Volkswagen que fue presentado en la última asamblea de AVIA, la gigafactoría supone "un soplo de aire fresco" para un sector que tiene un peso del 10 % en el PIB regional y que convive "en medio de una tormenta perfecta".
El estudio apunta a la oportunidad que supone el coche eléctrico para los proveedores: materias primas para celdas de carga; baterías, cableados y motor eléctrico; componentes y equipación para la gestión térmica; disminución de la acústica y en las vibraciones de interiores; y nuevas tecnologías de manufactura (industria 4.0) en producción de vehículos. Y en concreto, las celdas y los procesos 100 % automatizados que traerá la planta de Volkswagen de Sagunto.