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al otro lado de la colina / OPINIÓN

América crispada

Parece que los nervios de los calores del verano no sólo nos afectan en el hemisferio norte. En el sur, aunque estén en invierno también parecen presos de la inquietud y excitación de estos tiempos que corren

11/08/2018 - 

Este martes pasado cualquier lector de noticias y ocioso veraneante creería ver en la toma de posesión del nuevo presidente de la República de Colombia, Iván Duque, un buen momento para realizar encuentros multilaterales entre líderes mundiales, oportunidad que no dejó pasar el nuevo presidente del PP, Pablo Casado, que sí estuvo allí, y que siempre generan un momento de distensión en las siempre complejas relaciones exteriores. Pero finalmente parece que ha sido todo lo contrario, haciendo rememorar aquella frase de Simón Bolívar: “La América es ingobernable para nosotros”. Y que parece que el presidente USA James Monroe supo traducir en su célebre doctrina de América para los Americanos; del norte, claro, tenía que haber añadido.

La toma de posesión del nuevo presidente colombiano levantaba muchas expectativas, pues entre otras vicisitudes iba a congregar en un mismo espacio al padre de la nueva Colombia, Álvaro Uribe, a su sucesor, Juan Manuel Santos, considerado un traidor por el uribismo, y al heredero de Uribe y sucesor de Santos el nuevo presidente Duque. Todo un galimatías de egos, de responsabilidades e irresponsabilidades políticas, en un entorno político fundamental para que el orden y el progreso prosperen en la republica colombina.

Y como éramos pocos…, permítanme omitir el resto del refrán que todos conocen, pero a pesar de lo tosco es muy ilustrativo del lio que ha montado, por causas exógenas y endógenas, el ya expresidente Santos en la semana de su relevo, y que tendrá unos efectos muy importantes y duraderos en el futuro de las relaciones internacionales de Colombia, antaño y antes de la llegada de Uribe presa del Narcoterrorismo.

Primero las causas externas pues según el todavía presidente, para suerte o desagracia de los venezolanos, Nicolás Maduro, el presidente Santos ha sido responsable de ese susto (fue curioso ver correr en estampida, presos del miedo, a todos esos que tienen que proteger al régimen bunkerizado y bolivariano) que supuso una detonación, y que dicen fue un atentado y que en toda la prensa internacional le anteponen la palabra –supuesto—, del que además hay muchas incógnitas sobre su posible organización, pero de lo que no hay duda es que ha servido de excusa para desplegar todo tipo de persecuciones políticas, detenciones de cargos electos, etc., en lo que parece tristemente cada vez más un república bananera.

Respecto al lío interno, producido por el propio Santos, con repercusiones fuera del país, está el reconocimiento del Estado Palestino en el último momento justo antes de abandonar el despacho presidencial, acción heroica, permítanme la ironía, y que supone un regalo envenenado al presidente entrante de ese país, núcleo en tiempos pasados de lo que era nuestro Virreinato de Nueva Granada, y que le supone un verdadero quebradero de cabeza por las grandes relaciones, sobre todo y muy importantes las económicas, con Israel y su aliado norteamericano, ahora que además Donald Trump ha trasladado su embajada a Jerusalén, por reconocer algo que se puede llamar pueblo o nación pero que difícilmente se puede llamar Estado por la entelequia que suponen sus estructuras políticas divididas en al menos dos facciones, Hamas-Gaza y Fatah-ANP, que periódicamente se enfrentan de forma fratricida, y con unos dirigentes no muy al estilo occidental como Mahmud Abás e Ismail Haniya.

Y si antes hemos hablado de orden y progreso, es inevitable hablar de Brasil (es el lema que aparece en su bandera), donde un expresidente condenado y encarcelado como Lula Da Silva, a pesar de los pesares y del Estado de Derecho, algunos no entienden que sin ley no hay verdadera democracia, ha sido propuesto por el Partido de los Trabajadores como su candidato para las elecciones presidenciales de este próximo otoño en el gigante sudamericano, mala cosa eso de creerse por encima de la ley y de la justicia. Además parece que esa campaña va a tener un elemento más de presión como es el intenso debate, por los derechos vitales que están en juego -el derecho a la vida frente a la libertad de elección-, sobre el aborto que el Supremo de Brasil parece proponer sobre la despenalización del aborto hasta la 12ª semana de gestación. Debate que se ha producido y que parecía pudiera acabarse en Argentina (crispada también por la trascendental cuestión), por el triunfo en el Senado de los grupos próvida frente a los grupos proaborto, pero que da la impresión que no va acabar.

Esperemos que para la semana que viene en pleno agosto, el mundo esté un poco menos crispado y embelesado con la posverdad. No puedo evitar en este momento recordar lo publicado en Valencia Plaza, la alucinante conversación de Luis Rubiales con Barack Hussein Obama II sobre la destitución (en mi opinión no muy oportuna) de Julen Lopetegui, que nos apuntó Pilar Vicente en su artículo de hace dos semanas. Relajémonos en verano que falta hace.

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