ENTREVISTA AL NUEVO EMBAJADOR DE ESPAÑA ANTE LA UNESCO

Andrés Perelló: "La declaración de Derechos Humanos se ha convertido en la única arma revolucionaria que tienen los pueblos"

15/08/2018 - 

VALÈNCIA. Cafetería del Hotel Inglés en Valencia. Chic. Es la palabra que define el lugar y que define a mi cita, Andrés Perelló. Se va a París. No hay lugar más chic. Y se va como embajador permanente de la delegación española en la Unesco. “Prefiero quedarme en casa que irme a la quinta avenida de Nueva York. Me voy a París a pasar una temporada. Conozco París”. Porque de su paso por el Parlamento Europeo, París le quedaba cerca de casa. “A una hora y 20 minutos de Bruselas en el tren Talis, con descuento”, apunta. “Y París está a dos horas de Valencia, puedo volver a casa los viernes…”, añade.

Cuando no está de moda ser de izquierdas o socialista, Perelló se define así, sin ambages. Porque además pertenece a la corriente de Izquierda Socialista, dentro del PSOE, la que coadyuvó desde la Comunitat Valenciana a la campaña de Pedro Sánchez para lograr las primarias socialistas y, posteriormente, la Presidencia del Gobierno. Con estilo.

-Hasta llegar a eurodiputado, yo le recuerdo de alcalde de su pueblo, Buñol, en el 91…

- Si es que lo he sido todo en política… Concejal, alcalde, diputado provincial, diputado autonómico, senador, eurodiputado. Y ahora, a la plaza diplomática eventual, aunque sea por poco tiempo. Yo quería un tarea de trinchera parlamentaria o para hacer política.

-Pero se va usted de “diplomático” a una embajada…

-No están la Unesco o el mundo para hacer diplomacia, sino para hacer política. Que no esperen menos. Que no crean que voy a hacer catecismo por la mañana y macramé por la tarde. Las relaciones de la ONU, la FAE o la Unesco no son instituciones protocolarias de ágape, sino para hacer política porque tienes gente pasando hambre.

-El objetivo de la Unesco para el mantenimiento de la paz en el mundo pasa por la educación, la ciencia y la cultura. ¿Tiene usted algún plan inmediato para contribuir a ello desde la cultura valenciana?

-La Ruta de la Seda es un proyecto que entronca con la cultura valenciana e incluso con el espolín de las falleras, Valencia es un puntal básico en la ruta, como recuperación de la memoria cultural y como vía de negocio. Se pueden programar rutas comerciales, exposiciones de tejidos ricos en todos el mundo como Italia, China, Azerbayan. Si el gobierno se lo plantea y la embajada Unesco funciona como debe, en el G20 sería bueno presentárselo al presidente de China. También están en nuestro haber las declaraciones de Patrimonio de la Humanidad, España tiene ya muchas y la Comunitat Valenciana tiene seis, como las fallas o el Misteri d’Elx.

-En un mundo donde se han globalizado antes la especulación financiera y la precariedad laboral que el conocimiento, ¿importa la cultura a los líderes que pugnan por cambiar el orden mundial?

-En un mundo en conflicto con líderes ególatras, cobra más relevancia el objetivo de la Unesco, que es construir la paz en la mente de los hombres y las mujeres. Tenemos en este mundo gente que muere no sólo de hambre sino por falta de conocimiento, la instrucción suficiente para defenderse en la vida, la educación y la cultura. Ello implica que la embajada trabaje de forma transversal, con tres ministerios: cultura, educación y exteriores, el Instituto Cervantes y las universidades, y también con el mundo de la comunicación, ya que otro de sus pilares es la libertad de expresión y de pensamiento.

-Eso es muy bonito, pero el mundo no camina en esa dirección, con tantos países en guerra y multitud de focos de desestabilización.

-En términos globales, el valor es que Unesco tiene que emerger ante el crecimiento de las guerras y tiene que anteponer sus armas de cultura a las que matan, con la libertad de pensamiento y la libre información. Nos debatimos entre la irracionalidad de algunos gobernantes y la necesidad de paz de los pueblos. Porque no son los pueblos los que hacen las guerras, sino los gobernantes megalómanos.

-Tal vez los pueblos no son tan inocentes. Son los que eligen a sus gobernantes. Veamos la ola populista que invade Europa pese a tener aún en la memoria los totalitarismos del siglo XX, y que resucitan, como entonces, en época de crisis.

-Tenemos que ser autocríticos. La deriva populista viene de momentos de incertidumbre económica y de  incertidumbre política. La primera viene de un agotamiento del capitalismo que, si de algo tiene que morir, es de egoísmo. Y la segunda, de la carencia de un discurso europeo para el próximo medio siglo que debía haber hecho ya la izquierda. Pero para eso tiene que olvidar sus luchas de poder domésticas, su pureza ideológica, y debe ser capaz de establecer un discurso real que estructure la Unión Europea como una unión de paz, de derechos humanos y de justicia social. Cuanta más crisis, más derechos humanos hacen falta. La receta es más Parlamento, más Comisión y menos Consejo.

-¿Siguen los Estados reticentes a ceder soberanía a Bruselas?

-Ese es el problema. Menos gobiernos y más derechos humanos: más Europa. Sólo podremos competir con otros gobiernos si tenemos una política exterior que nos represente como a uno solo ante Estados Unidos, ante el mundo.

-No se puede pedir a la gente que alimenten su alma si tienen el estómago vacío… La crisis no es sólo de valores, sino también económica…

-La declaración de Derechos Humanos se ha convertido en la única arma revolucionaria que tienen los pueblos. Si Venezuela no tuviera petróleo, no nos importaría a este lado del mundo. Como en Yemen, que está más cerca y está siendo bombardeado por su vecino todopoderoso. Tampoco parece que nos importen los derechos humanos en Arabia Saudí.

-Bueno, estamos muy cómodos en casa, en Europa…

-La Unión Europea sigue siendo, con todos sus defectos, el espacio geopolítico del mundo de mayor seguridad, estabilidad y bienestar. Si el mundo fuera un huevo, la Unión Europea sería la yema. Luego, hay bastante clara y mucha cáscara. En lo que se refiere a Derechos Humanos y servicios públicos, hay países del primer mundo como Estados Unidos donde los trabajadores no cobran si no dejas la propina.

-Lo que pasa es que viajamos poco y no vemos las injusticias más allá del telediario o de las redes sociales.

-El mundo está por hacer. Se ha hecho la economía y se ha hecho el sistema financiero global, pero no se ha hecho el mundo. El mundo sólo se puede hacer desde la globalización de la política, porque todo lo que afecta a los seres humanos está globalizado. Pero no sólo no está globalizada, sino que cada vez está más fragmentada con la aparición de  brotes nacionalistas, incluso en Estados de la Unión Europea…

-¿Se refiere al Proceso catalán?

-El Proceso catalán o cualquiera que pretenda replegarse sobre sí mismo. Pretender ser un país pequeño por el mundo…, si no fuera por lo peligroso, daría risa. Ni siquiera Estados Unidos puede caminar solo por el mundo. Si hasta Trump ha tenido que sentarse con su eterno enemigo, el líder coreano Kim Jong-un… Y aún no ha habido una guerra mundial porque conocen las consecuencias. La política debe servir para evitar que los egoístas del capitalismo generen guerras.

-Como ha dicho antes, la clave es regular, proteger.

-El gran capital necesitó la desregulación desde los años ochenta. Pero los ciudadanos están más defendidos cuanto más Estado hay, porque es el que te genera la igualdad: sanidad, educación y prestaciones sociales. Y de ahí, cada uno según su capacidad y según su trabajo.

- Esto es socialismo, marxismo…

-Tengo raíces marxistas. Pues claro… Me he criado en una familia republicana, de izquierdas, y llevo unas cuantas décadas intentando ser socialista. Aún no lo he conseguido… Pero sí, es un discurso que entronca con la tradición de izquierdas entendido como internacionalista, de igualdad y solidaridad entre seres humanos, y que a la vez tiene que obedecer a la situación peculiar de España. Somos la puerta de Europa por el sur y tenemos una fragmentación política en el Parlamento que obliga a negociar.

-Hay quien se asusta por quién pasa por esa puerta.

-El paso por el Mediterráneo no es nada nuevo. No pasa nada que no haya pasado a lo largo de la historia. Por aquí han venido los fenicios, los romanos, los cartagineses, los árabes. Pero ahora, ellos vienen porque nosotros hemos ido antes. Porque, desde las grandes multinacionales, se va a desalojar millones de hectáreas para hacer biodiésel o porque hay un cambio climático que desertiza medio país. Es muy bonito levantarse por la mañana sabiendo que tienes agua, luz, un médico y una escuela. Pero cuando te levantas y tus dos alternativas son morir o perder la vida, intentas ver si en el camino de perder la vida la puedes ganar.

-Parece que Europa aún se flagela entonando el “mea culpa” por la colonización africana.

-África parece un continente fallido, pero no se puede hablar así. La colonización fue una escuela de corrupción que dejó buenos alumnos. Los europeos robaron a espuertas y, cuando das ese ejemplo, pasan décadas hasta que alguien lo puede corregir. En España, los atavismos de la corrupción de la Dictadura siguen dando coletazos en la democracia, porque sigue vigente lo de que “el que no tienen padrino, no se bautiza” y lo de tener enchufe hasta para saltarse la cola para ir al médico.

-África tiene un problema mayor, el del yihadismo.

- El yihadismo, en África y en Europa, se combate haciendo que la información penetre en las sociedad. A un ciudadano, cuando le enseñas el camino de la libertad y le ayudas a construirse como un ser humano completo, no quiere saber nada de fundamentalismos. En España, tenemos gente que proponemos una ley de eutanasia y gente que la prohibe. Los ciudadanos saben elegir cuando les propones: con mi ley, los que quieren morir sufriendo lo hacen y los que no, no. Mientras que con los fundamentalismos, todos sufren.

-El problema es cuando el fundamentalismo religioso, en este caso, impone conductas discriminatorias a una mitad de la población y favorece a la otra media. Me refiero a los derechos de las mujeres, aplastados por todos.

-La liberación de las mujeres, en un mundo fanático, vendrá porque les llegue información para que elijan. Estamos viendo un retroceso en los derechos de la mujer, musulmana o no, pero no puede ni deben retroceder en Europa. La igualdad debe estar también en la conciencia de los hombres y ello empezará a ser una realidad en 50 años. Porque las leyes generan cambios de igualdad en apariencia e imponen comportamientos colectivos, pero no cambian mentalidades. Eso, aplicado al mundo islámico más fanático, distinguiendo por ejemplo Túnez, faltarían no 50 años sino 300. El otro día me decía una palestina que las que llevan el shador son las hijas de las que llevaban minifalda, porque les resulta más fácil moverse entre los hombres. Lo aceptan como una imposición porque no pueden elegir.

-En Europa no se ha querido abrir el debate del velo musulmán y de la campaña de cubrir a la mujer, silenciosa aquí y descaradamente abierta en Marruecos. Un claro ejemplo son las manifestaciones de protesta en Dinamarca por la ley que multa por llevar velo.

-El burka es tremendo, aunque en Europa no deja de ser una prenda de transporte que te la puedes quitar cuando llegas a casa. Pero en Yemen o en otros sitios les imponen el   niqab, que tampoco se quitan en casa. Un niño puede crecer sin conocer a su madre mas que por la voz. Que en el siglo XXI sigan ocurriendo esto…

P-Ocurre todos los días de forma flagrante en Arabia Saudita y sólo Canadá ha alzado su voz contra las detenciones de activistas feministas. Acaban de expulsar a su embajador.

-Hacen falta voces en el mundo, como la protesta de Canadá contra la violación de los derechos humanos de las mujeres en Arabia Saudita. Si lo hicieran todos los países y expulsaran a todos los embajadores… A un planteamiento gubernamental de violación sistemática de los derechos y libertades se debe responder con un embargo económico. Por eso hablo de hipocresía de la política internacional. ¿Por qué podemos hablar de los derechos humanos en Cuba y no en China? La diferencia son 1.300 millones de habitantes. O de toneladas de crudo. Yo creo que en este siglo deberíamos ser capaces de volver a darle a la diplomacia un sentido real y no el de la hipocresía.

-Está claro pues que el factor económico prima sobre el político…

-Un ejemplo es lo que está ocurriendo en Venezuela. Toda la comunidad internacional está volcada en este país, que hace poco nacionalizó una petrolera que produce 120.000 millones en crudo. Parece que existe la intención de que vuelva a manos de las grandes internacionales. Hay multinacionales que tienen más presupuesto que media África, que tienen aparatos suficientes para practicar una permanente elusión de carga fiscal y pueden tener un ejército propio mejor preparado que el de algunos Estados. Son estos poderes económicos los que hacen todas las campañas contra la regulación y la intervención de los Estados.

-En Europa hemos asistido en los últimos cuarenta años a una progresiva desregulación y liberalización de los mercados… Esta receta nos ha llevado a no poder afrontar la crisis financiera sino con pérdidas de derechos laborales.

-Cuando llega la crisis a Europa, está gobernada por una derecha política que atiende a los gobiernos más conservadores y a las grandes corporaciones. Las medidas de austeridad adoptadas para hacer frente a la crisis se han visto ineficientes.

-Christine Lagarde, presidenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), acaba de pedir perdón a Grecia por ello…

-Se tomaron las medidas que el FMI y Bruselas dijeron que eran las únicas posibles. Pero todavía está por ver cuáles eran las medidas imposibles. Le pregunté a un  técnico del Banco Central Europeo y no me contestó, Divagó…: “No estaban sobre la mesa”. ¿Cómo podemos saber que es una buena receta cuando los pobres son más pobres y los ricos son más ricos? Tendrán que dar explicaciones los gobiernos y los grandes instituciones internacionales. Cuando digan que van a poner una tasa a los bancos, verán las medidas posibles.

-Ya lo han dicho, lo anunció la Ministra de Hacienda recientemente. Y los bancos han clamado al cielo…

-Pues es la única medida posible, regular los mercados, incluido el financiero. La banca está acostumbrada a socializar pérdidas y a no repartir beneficios. Cuando te levantas por la mañana, en España tenemos una ley, la Constitución, que te garantiza la libertad de movimientos. Llegas a Valencia y hay un semáforo a la entrada que te hace parar para que otros pasen. Porque si no, sólo pasarían los coches más potentes. El Estado no te restringe, pero te regula para que todos podamos pasar.