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El secreto de una buena digestión

Ángela Quintas: «El 80% de la compra deberíamos hacerla en un mercado»

Tras explicar las claves de una buena dieta, la divulgadora y coach nutricional Ángela Quintas vuelve a las librerías con 'El secreto de una buena digestión'

26/02/2020 - 

VALÈNCIA. — Cada vez me llegan más libros de ciencia y salud, pero cada vez la temática es más concreta, lo que da una idea de la poca idea que tenemos de temas tan importantes. De hecho la Universitat Oberta de Catalunya lanzó hace poco un curso online abierto sobre ‘alfabetización en salud’. ¿Tan mal está la cosa?

— Yo creo que cada vez se habla más en los medios sobre estos temas, pero es cierto que aún nos queda mucho por aprender. Pero está claro que hay interés y mientras más se sepa, mejor, sobre todo en un tema como es la digestión al que apenas le prestamos atención y eso que es algo que hacemos tres veces al día.

— En la vida se me hubiera ocurrido que la digestión es tan importante, a lo mejor porque nos parece una cosa mecánica. Lo curioso es que la ciencia tampoco parece haberse preocupado mucho hasta hace relativamente poco. La historia es muy curiosa

— Sí, la idea al escribir el libro fue conseguir el tono, porque un libro sobre la digestión al principio parece que echa para atrás. Me pasé las primeras semanas mirando la pantalla del ordenador y escribiendo cosas que no valían para nada y yo quería hacer algo ameno de leer, que siempre hubiera una anécdota o algo que llamara la atención. Pues curiosamente la historia de cómo se ha ido estudiando lo que es la digestión cumple ese papel. A la gente le va a sorprender mucho.

— Lo curioso es que tenemos tan poca idea que tienes que empezar por la boca ¿No sabemos ni masticar?

— Sí es verdad que la digestión es tan importante como desconocida. Yo a mis pacientes a veces les pregunto si saben qué les está pasando dentro de su cuerpo, porque cuando tienes un coche y vas a repostar, sabes qué gasolinas le pones. Pues lo mismo pasa con lo que comes, que es mucho más que adelgazar o engordar. Hay gente que tiene estreñimiento, diarreas, alteraciones realmente importantes … y lo primero que hay que mirar es el tránsito intestinal.

— Este libro parece una precuela de tus anteriores trabajos. ¿Cómo se te ocurrió el tema?

— Yo en Madrid tengo una consulta y nos damos cuenta de que hay gente que viene con que algo le sienta mal, que tiene una intolerancia. Y yo me he estado formando en Francia durante muchos años, que son pioneros en el estudio de prebióticos y probióticos y aquí eso empieza a sonar. Hasta hace poco, ese tema era un gran desconocido, incluyendo para los médicos. Así que intenté aunar el tema de la alimentación, que sea correcta, y ver por qué se producen alteraciones. Esa es un poco la génesis del libro.

— Hablas de las consecuencias de una mala digestión y son muchas y son malas

— Cuando tiene diarrea, reflujo… la gente sabe que algo funciona mal, pero hay otro tipo de síntomas que no identificamos con una mala digestión como un dolor en la cabeza o en las articulaciones. En el libro he ido poniendo casos que más me han llamado la atención, cada vez tenemos más información pero cada vez comemos peor por culpa de los ultraprocesados, que tienen muchas grasas, mucho azúcar. Yo a la gente el primer consejo que le doy es que haga el 80% de la compra en el mercado, porque allí no hay que leer etiquetas, esa comida ‘va de cara’. Con eso ya has ganado parte de la batalla. Cada vez tenemos menos tiempo para comer porque estamos más estresados.

— Y lo que tú propones es pararnos a pensar qué comemos y cómo comemos.

— Sí, porque hay cosas tan básicas como la masticación que ni siquiera nos planteamos.

— ¿Has aprendido mucho escribiendo este libro?

— Un tema que me llamó mucho la atención durante mi investigación es que muere más gente por atragantamiento que en accidente de coche, cuando hay mil campañas contra los accidentes. Me parece bien, claro, pero deberíamos estar enseñando en los colegios la maniobra de Heimlich y salvaríamos cientos de vidas. También he encontrado cosas muy curiosas, como el wombat, que es un marsupial herbívoro australiano que hace cacas cuadradas perfectas. O por qué las lenguas de las jirafas son negras, y es que tienen melanina para que no se les queme al comer.

— ¿Qué parte de nuestra salud es la alimentación y que parte el médico, la medicación…?

— La alimentación y el estilo de vida son fundamentales, pero cuando hay que utilizar la medicina hay que utilizarla, pero sin abusar como ha ocurrido con los antibióticos. Pero una alimentación sana es fundamental.

— Tú te prodigas en medios, escribes libros, dan conferencias… y de repente sale Gwyneth Paltrow, suelta la primera burrada que se le ocurre y hay millones de personas que le hacen caso. O Madonna, que lo último es recomendar beber orina ¿Cómo se lucha contra eso?

— La verdad es que es un problema. Yo busco argumentar mucho lo que digo, y apoyarlo en investigaciones, pero sin ser pedante y sin ponerme divina para no perder contacto con la gente. Yo ahora estoy con Javier del Pino y David Broncano en A vivir que son dos días y he aprendido a usar el humor sin perder el rigor.

— ¿Es verdad que el estómago es el segundo cerebro?

— Sí, tenemos tantas neuronas en nuestro estómago como en el cerebro de un perro, 200 millones. Hay un neurotransmisor muy importante, la serotonina, que es el neurotransmisor de la felicidad, del placer… y que se fabrica en un 90% en nuestro intestino. El porcentaje de gente que toma antidepresivos en nuestro países es increíble, y lo que toman son inhibidores de la recaptación de serotonina. Esta se convierte en melatonina, que nos hace dormir de manera profunda. ¿Qué cantidad de medicamentos se toma en nuestro país para dormir? A lo mejor hay que mirar a nuestro intestino.

— Seguro que uno de los capítulos que más llama la atención es el de la caca, y eso nos lleva a la tipología de inodoros.

— Pues es más importante de lo que parece. Nosotros usamos el francés, que es el que hace que las heces desaparezcan inmediatamente. Luego está el alemán o el anglosajón, que permiten verla y eso nos puede ayudar a ver alguna enfermedad. Por ejemplo, un caso extremo es el del cáncer de colón que se pude detectar en fase temprana si vemos que hay sangre, o si flotan es que puede que no se digiera bien la grasa. O si es líquida… dan mucha información ¿por qué no hablamos? Con los niños en las guarderías te lo dicen, pero nos hacemos mayores y dejamos de hablar. Podríamos hablar de la gente que toma laxantes. No digo que hablemos de eso todo el día, pero habría que normalizarlo.

— Y luego están los transplantes de heces.

— Se hace desde hace tiempo, pero en España solo es legal en casos muy específicos de colitis. En Barcelona está el primer banco de heces público y pronto habrá uno privado. También se puede congelar, y así congelas tu microbiota [flora microbiana] de joven y te puede servir cuando seas mayor. En el fondo es un poco el futuro pero nos parece curioso. Hay un informe en Francia sobre ratones estériles de laboratorio, a la mitad se le ponía microbiota de ratones delgados y a otros de obesos y se les daba a comer lo mismo. Al tiempo, se vio que los segundos subían más de peso. Imagínate que se pusiera microbiota a una persona que tiende a la obesidad. Es el futuro, estamos empezando, y hay otras alternativas, pero es muy interesante.

— Tú te has encargado de la alimentación de actores. ¿En qué consiste?

— Es muy interesante. En Gordos (Daniel Sánchez Arévalo, 2009), había actores que subían y bajaban de peso y había que controlarlos. En otros casos, en El hombre de las mil caras (Alberto Rodríguez, 2016), el actor puede subir o bajar peso, y tengo que verla porque sus analíticas no vean alteradas. Me pasó con Manuel Burque, en Requisitos para ser una persona normal (Leticia Dolera, 2015) , le hicimos una analítica para ver si podía subir peso y salió que no. Pero lo tratamos y, cuando engordó, sus analíticas estaban mejor porque había subido de manera razonable.

– ¿Estáis ganando la batalla contra las dietas milagro?

— Espero que sí, pero aquí tenemos el problema de las influencers y eso. Pero yo a la gente le digo ‘oye, que no te has levantado gordo, que esto lo llevas cultivando mucho tiempo y no puedes perder peso de un día para otro’. Eso tiene consecuencias.

— Pero muchas veces hacemos dietas correctas y, con el tiempo, volvemos a ganar peso.

— Es que adelgazar y mantenerse es cuestión de educación y aprender a comer. Pero también pasa que si no te gusta la dieta, a largo tiempo no sirve de nada. Una cosa es perder peso, que implica restricciones, y luego es menos dura. Pero claro, si te recomiendan digamos pavo y no te gusta, pues mal. Lo que hay que hacer es adaptar la dieta a la persona y a la realidad. Alguien que viaja todo el día no va a ir con el tapper todo el día bajo el brazo.


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