Poco a poco se van materializando en papel los anuncios que el president Puig ha ido lanzando desde la vuelta del verano. Una materialización que deja más oscuros que claros en el futuro de nuestra Comunitat, en una semana que debe culminar con la publicación del proyecto de Presupuestos de la Generalitat Valenciana.
Se anunció a bombo y platillo la llegada de la multinacional Volkswagen a Sagunto y lo que parecía la consolidación del sector automóvil en Valencia, con el anuncio de la propia Ford de mantener su inversión en Almussafes. Pero esta semana parecía tambalearse todo cuando Volkswagen alzaba la voz reclamando plasmar esos anuncios en documentos para confirmar su inversión y apuesta por Valencia. En una jugada a tres barajas (Gobierno de España, Generalitat Valenciana y Volkswagen) por no decir a cuatro barajas, si sumamos los Fondos Europeos, todos quieren ganar. O, mejor dicho, nadie quiere perder cuando el tiempo va consumiéndose y la rueda no deja de girar con un final nada claro. Y no solamente por la campana de Europa, sino por las próximas elecciones autonómicas y, como no, nacionales en 2023.
Pero si bien en esta partida la multinacional Volkswagen tiene poco que perder y mucho que ganar, tanto Sánchez como Puig no pueden descuidarse ni un minuto, ya que les sucede lo contrario, pues todos dan por hecha la inversión del gigante automovilístico. Y en efecto, este martes, tras el anuncio del fin de semana en forma de órdago, los millones prometidos que la multinacional alemana no lograba vislumbrar se elevaron a la cifra de 397 por parte del PERTE. Dentro de poco sabremos también cómo se materializa la ayuda del Gobierno valenciano al grupo alemán para la instalación de la anunciada gigafactoría. Suma y sigue.
Los que no tendrán tanta suerte para recuperar nivel adquisitivo son los contribuyentes valencianos. Y no me refiero únicamente al 2,6% de valencianos, como nos quiere hacer creer el Botànic encabezados por Robin Puig. Me refiero a todos los valencianos que deberían poder recibir parte de lo que han tenido que pagar de más en impuestos por esa galopante inflación y que en los ocho primeros meses de 2022 llevan pagados de más unos 1.800 millones de euros. La llamada reforma fiscal valenciana devolverá únicamente 150 millones de euros de ese exceso, lo que es claramente insuficiente. Y es que, en este asunto, una errónea ideología de unos pocos llevada a la práctica prevalece sobre el interés general.
¿Creen ustedes que el Botànic le ha preguntado al presidente de Volkswagen si cobra más de 60.000 euros para poder recibir alguna subvención? ¿Y a sus directivos? ¿Saben que el beneficio neto del grupo Volkswagen en 2021 aumentó un 27% hasta llegar a los 10.296 millones de euros?
Mientras tanto todos estamos expectantes de ver en papel los detalles de esos anuncios de Puig junto al proyecto de presupuestos de la GVA para 2023.
Las urnas de mayo serán las que confirmen el suicidio de los unos o el resurgir de los otros.