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DESEMBARCA EN VALÈNCIA 629 MIGRANTES DE 31 PAÍSES DIFERENTES

Aquarius: del horror a la esperanza 

18/06/2018 - 

VALÈNCIA. Hubo que huir del horror y la violencia en Libia. Y el camino fue el Mediterráneo. Pero ahí, en el Mare Nostrum, en aguas libias, casi se fue la vida el pasado 9 de junio. El angustioso rescate llegó con el veterano Aquarius, un barco humanitario de la ONG francesa SOS Méditerranée con el apoyo de Médicos Sin Fronteras (MSF). Una oportunidad para 629 personas de 31 nacionalidades diferentes, para las que ni Italia ni Malta quisieron ser puerta de acceso a Europa, al no admitir el desembarco de estas personas en sus costas. El faro se encendió en España desde el Puerto de València. Ocho días después pisaron tierra los más de seiscientos migrantes, repartidos en una flota formada por la embarcación italiana Dattilo, de la Guardia Costera; el propio Aquarius; y el Orione de la Marina Militar también italiana.

Este pasado domingo, soleado en València, con ese azul diferente y brillante que se mezcla con el mar, acabó la travesía angustiosa de los migrantes. Y en este caso, a diferencia de muchos otros relatos que resuenan cada día en el sur, con buen final. La entrada en la bocana significó un levantar a todas esas personas, no sólo los 629 migrantes repartidos en las tres embarcaciones, sino también para esas personas que les acompañaron y cuidaron en estos ocho días, que cantaron, rieron y proyectaron imágenes de esperanza. La alegría de estar cerca de una oportunidad. Un momento en el que en ningún caso hubo espacio para el punto de incertidumbre de cuál será su futuro real una vez se estudien cada uno de los casos.

El médico de la organización Médicos Sin Fronteras que navegó a bordo del Aquarius, David Beversluis, finalizado el desembarco de todos los migrantes, explicó algunos de los capítulos vividos estos días. Los casos más graves fueron una hipotermia y un joven nigeriano de unos 20 años al que tuvieron que reanimar, porque cuando lo rescataron tenía mucha agua en sus pulmones y se estaba ahogando. "Hicimos muchas maniobras para reanimarlo y ahora está saludable. Para mí como médico es muy importante que todos los pacientes tengan una buena salud y este paciente que hace casi una semana se estaba muriendo, hoy está vivo", relató Beversluis.

Hubo otro joven al que salvaron la vida: "Cuando lo rescatamos pensaba que se iba a morir y tras días en el barco no se podía creer que estaba ahí". Hubo situaciones de nervios ante la situación del cambio de rumbo, y otros de escasez de comida.

Ocho días en difíciles situaciones, con algunas de las personas, 21, sufriendo quemaduras hasta el 10% de su cuerpo, pero que huían de una situación dramática en Libia. Beversluis contó el caso de un joven nigeriano que llevaba siete meses en Libia, donde estuvo encarcelado y vivió "una de tortura sin comida y sin agua" y con el trauma de perder a su hermano en esa misma prisión.

Más de dos mil personas

En València, para el desembarco de las personas que viajaron estos días en la flotilla comandada por el Aquarius, esperaba un dispositivo de asistencia de 2.320 personas para cubrir, primero, todas las necesidades sanitarias con una revisión inicial en los propios buques y luego ya en las carpas organizadas en tierra en el muelle 2 de cruceros o mandando a quienes los precisaban a diferentes hospitales.

El acceso de los barcos al puerto de València fue escalonado. Primero, hacia las 6:30 horas, entraba en la bocana el Dattilo, en el que viajaban 273 de las 629 personas rescatadas ocho días antes en aguas de Libia. Realizado el triaje a bordo, a las 7:20 horas comenzaron el desembarco 182 hombres, 32 mujeres y 60 menores no acompañados (ocho chicas y 52 chicos). Un varón de 29 años de Sudán del Sud fue primer migrante identificado y examinado por los equipos sanitarios.

Patrón de trabajo

El patrón de trabajo de asistencia sanitaria, jurídica, psicológica, policial, lingüística... se aplicó con las 629 personas llegadas al puerto de València. Desembarcaron en grupos de veinte personas y pasaron por diez puestos habilitados en caso de necesidades de atención médica o de traslado a alguno de los hospitales. Quienes no precisaban asistencia, accedían a las carpas donde se les dio apoyo psicológico por parte de Cruz Roja para luego iniciar el proceso de filiación de la Policía Nacional, que desplegó 25 equipos fijos de reseña y dos móviles con un total 52 agentes para labores de policía científica e identificación. Después de esto, fueron trasladados en autobuses a diferentes puntos de la región habilitados el descanso de estas personas en albergues y hospitales.

Sobre las 10:30 horas, ya se vio el casco del Aquarius entrando en la bocana del puerto valenciano. Llegó el buque símbolo de la travesía. A bordo, 106 personas (51 hombres, 45 mujeres y 10 menores). En el Aquarius, llegaron las migrantes en situaciones más vulnerables: seis mujeres embarazadas, una decena de menores y una veintena de personas con quemaduras provocadas por la mezcla del fuel de los motores de las embarcaciones en las que viajaban y el agua salada del mar. El desembarco comenzó a las 12:15 horas, siguiendo el mismo patrón que en el caso del Dattilo.

"Su actitud es de ilusión y esperanza", aseguró Carmen Romero, miembro de Cruz Roja Andalucía, quien explicó que cuando los barcos atracaron los migrantes "se han puesto a cantar". Algunas lesiones, quemaduras, pero en líneas generales ninguna circunstancia grave de salud.

Por su parte, Fátima Cabello, de la Unidad de Emergencias de Cruz Roja, que colaboró en las primeras atenciones a los inmigrantes, detalló que están "animados" y bajan a suelo valenciano "tranquilos y sonrientes". "Es impresionante que después de lo que han pasado lleguen con una sonrisa. Pone los vellos de punta", dijo.

Poco antes de las 13:00 horas, el Orione entró en el puerto de València con 250 personas: 228 hombres y 22 menores no acompañados (ninguna mujer). De ellos, 17 presentaban problemas leves de salud los últimos días. A las tres comenzó el desembarco, y los primeros en bajar fueron un grupo de una veintena de hombres, cubiertos con toallas en la cabeza ante las altas temperaturas y para refugiarse del sol, ya que muchos de ellos esperaban en la cubierta el desembarco.

Tras el trabajo de filiación se contabilizaron que las 629 personas pertenecen a 31 países diferentes, la mayoría africanos, de Sudán, Argelia, Eritrea y Nigeria, y una representación minoritaria de países asiáticos como Afganistán y Pakistán. 

Lección de civismo y respeto

El subdirector de Emergencias de la Generalitat, Jorge Suárez, explicó que los inmigrantes "están dando una lección de civismo, respeto, cortesía y educación" y los más jóvenes del Aquarius han recibido al personal médico con "entusiasmo". 

Los ministros de Fomento, José Luis Ábalos, y de Sanidad, Carmen Montón, visitaron el Puesto de Mando Avanzado, donde saludaron y alabaron el trabajo realizado, trasladándose a los representantes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, Inmigración, Salvamento Marítimo, Sanidad Exterior, Cruz Roja, ACNUR y Protección Civil.

Permiso especial de 45 días

El propio José Luis Ábalos avanzó el sábado que los 629 migrantes que viajaban en la flotilla comandada por el Aquarius tendría una "autorización especial". Se trata de un permiso extraordinario de estancia en España de 45 días, quince más que el plazo habitual y tras los cuales tendrían que regularizar su situación, bien pidiendo asilo o bien la residencia, según lo que establezca la ley de extranjería.

El drama del sur

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Filippo Grandi, alertó de que la situación de los inmigrantes del Aquarius podría repetirse en el futuro y defendió que no se debe cuestionar el rescate de naves en situación de emergencia.

"El principio del rescate en el mar es lo suficientemente importante como para no ponerlo en riesgo, y cualquier cuestionamiento sobre los desembarcos puede suponer un grave peligro no solo para los refugiados e inmigrantes sino para cualquier persona que se encuentre en situación de riesgo en el mar", subrayó Grandi, al tiempo que recordó que la organización se pone a disposición de los Estados del Mediterráneo.

ACNUR defiende "desembarcos predecibles y garantizados" para situaciones de rescate marítimo y, tras el desembarco, por el establecimiento de "mecanismos adecuados de redistribución de responsabilidades, para evitar que se penalice a países a los que se deja solos con la gestión, la tramitación y el seguimiento".

La historia del Aquarius, sin embargo, contrasta totalmente con los hechos que a diario se suceden en aguas del sur de España. Miles de migrantes que arriesgan sus vidas desde África para cruzar en pateras. Salvamento Marítimo informó que desde el viernes y hasta la tarde del domingo se habían rescatado un total de 1.290 personas (1.138 en el mar del Alborán y el Estrecho, y 152 a 220 millas de Gran Canaria). Sin embargo, constataban un total de 43 desaparecidos tras el rescate de cuatro personas con hipotermia, y cuatro cadáveres recuperados del mar. El trabajo de Salvamento Marítimo se centraba en la búsqueda de dos pateras más.


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