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REGENERACIÓN URBANA

¿La regeneración urbana se nutre del arte o lo desplaza? El último premio Turner, punto de inflexión

Arquitectura efímera como proyecto social de la mano del arte

15/12/2015 - 

VALENCIA. El colectivo Assemble, ubicado en Londres, trabaja de forma interdisciplinar a través del arte, el diseño y la arquitectura para crear proyectos en comunidades en riesgo de exclusión, promoviendo el DIY (Do It Yourself, hazlo tú mismo) y recuperando espacios con la ecología en el punto de mira. Ha levantado ampollas en el mundo del arte al ganar el premio Turner 2015, o sea, el más prestigioso galardón de arte contemporáneo que han ganado artistas como Damien Hirst y Tracey Emin, por primera vez no lo recibe un artista ni un colectivo de artistas sino de arquitectos. Lo organiza la Galería Tate de Londres, y desde sus comienzos en 1984 se ha convertido en el premio artístico más promocionado del Reino Unido, la resolución de que Assemble recibía un Turner hace apenas una semana ha provocado un gran revuelo.

¿Acaso es este un modo de intrusismo profesional? ¿Arquitectos ganando un premio destinado a artistas? ¿Arte y arquitectura compitiendo? Nada más lejos que una competición, Assemble apuesta por unir fuerzas y trabajar en equipo. Alrededor de una veintena de personas, algunas todavía estudiantes, no todas del campo de la arquitectura precisamente, conforman el colectivo premiado por una de sus intervenciones. Se caracterizan por reavivar espacios desolados en los que los vecinos se encuentran incómodos o no quieren ya habitarlos porque están en malas condiciones. El colectivo llega allí, estudia el terreno y las necesidades del barrio y desarrolla una idea para generar espacios participativos y agradables, de tránsito, de reunión, de descanso, de diversión. Con materiales reciclables y no contaminantes, además de en tiempo breve y en colaboración con los lugareños.

Dedicados a la autoconstrucción, a la colaboración y, sobre todo, a escuchar a los usuarios, los miembros de Assemble denominan a su obra "un diseño desde abajo, una dialogante forma de trabajar" en oposición a la vieja costumbre de diseñar desde la teoría en los sectores de arquitectura más clásicos o tradicionales en vez de desde las necesidades de la gente. Sus claves son: autoconstrucción, activismo, reivindicaciones e ingenio, así como imaginación y empeño por encima del dinero y los medios. ¿Quién pierde? La banca. ¿Quién gana? El ciudadano, el vecindario, los habitantes, favorecidos por estas prácticas revolucionarias.

Hablamos sobre esto con el arquitecto valenciano Pablo Peñín, actual Delegado de Cultura del Colegio Territorial de Arquitectos de Valencia (CTAV) y Profesor asociado del Departamento de Proyectos Arquitectónicos de la ETSAV-UPV desde 2006. A primeros de diciembre supimos que el Colegio iba a reformar el patio interior, de su sede en la calle Hernán Cortés y convertirla en un punto de encuentro cultural y social. Inutilizado hasta el momento o aprovechado erráticamente, el destino del patio ha sido decidido mediante una convocatoria para que, por votación, los propios colegiados dilucidasen qué hacer con nada menos que 200 metros cuadrados dentro de su sede en pleno centro de Valencia, en el cual podrían tener lugar actividades.

Amelia Perea Almenar, arquitecta por la Universidad CEU Cardenal Herrera, ha ganado el concurso para la reforma de la sede del CTAV, en concreto esa zona, el patio y la caseta que hay en él, en equipo junto a Álex Etxebarría (Zarautz) y Eduardo Landia (Durango). Su proyecto se titula En el patio del Colegio, valga la redundancia, y tras ese título aparentemente ingenuo "la propuesta consigue transformar algo banal en algo sugerente y útil", explica Peñín, quien aclara que el objetivo primordial de esto es "que la gente entre, que esté más vinculada a las actividades culturales y formativas que el colegio ofrece".

Recuperar espacios que ya no tienen vida y podrían tenerla, que la gente participe de ellos y no tema a lo efímero, a la sazón del bajo coste que supone emplear materiales reciclados, es una cuestión a tener en cuenta, aunque para configurar espacios habitables hay que pensar también en las normativas que a veces limitan. Para Peñín, que tiene además su propio estudio familiar de trayectoria consagrada, como para la mayoría de colectivos jóvenes de arquitectos que operan también en España, no solo en el ámbito anglosajón, las arquitecturas efímeras y las intervenciones artísticas que facilitan la recuperación de espacios son concebidas como una forma de resistencia.

"La arquitectura efímera es una crítica al sistema capitalista en el que si no hay dinero no se actúa. Estas acciones mueven a los ayuntamientos a ceder espacios y recuperar el espacio público es importante, para mí un ejemplo muy positivo es el Festival Intramurs, destacando el Espacio Ideo que el festival revitalizó con éxito en el Carrer de Sant Miquel, un lugar privado que se prestó a su reutilización".

Recordemos que el festival al que alude el arquitecto junta a profesionales de muchos medios diferentes pero sobre todo artistas, es un evento de arte contemporáneo, no obstante no está en absoluto reñido con la arquitectura, todo lo contrario, aboga por lo multidisciplinar. "Debe superarse el tema de la capacitación por título. La unión de fuerzas a camino entre Bellas Artes y Arquitectura es crucial y de sentido común, en especial en Paisajismo, donde ya está muy asumido que una variedad de aptitudes son necesarias", dice Peñín.

Así que los límites del título de turno, las fronteras académicas, quedan difuminadas frente a la capacidad para desarrollar un proyecto interesante y de integración. En ese sentido, el solar Corona tiene nuevo escenario efímero creado por un grupo en el que hay arquitectos y artistas. El proyecto Ceci n'est pas un cube ha sido seleccionado de entre diez propuestas presentadas a concurso, planteadas por los alumnos del Taller 2 de la Escuela de Arquitectura, una iniciativa de corte duchampiano y con miras a Mondrian, ideada por Sergio Díaz, Roberto Antón, Alicia Marco, Ramón Mansergas y Boronat Huertado.

Los jóvenes arquitectos buscan espacios que son "no lugares", intervienen de forma creativa como los artistas que llevan a cabo una instalación, lo cual tiene que ver con una originalidad y generosidad de cara a recuperar espacios olvidados, degradados o tristes. A propósito del proyecto que va a erigirse en el solar Corona Peñín comenta: "Se trata de una acumulación de buenas intenciones y de recuperar la vida en el barrio; es abierto, es alternativo".

Los materiales que van a emplearse son materiales de toda la vida, baratos, sencillos, sin el condicionamiento del mercado, siguiendo la estela de otros grupos que han trabajado en esta línea como pueden ser el colectivo Basurama, que reflexiona sobre la reutilización y el reciclaje de basura no solo con construcciones o intervenciones si no también con ponencias, talleres etc. O el equipo de Ecosistema Urbano que diseña lugares dinámicos y huye de lo estático o estanco. Por otro lado, el sevillano Santiago Cirugeda (Recetas Urbanas) encabezó ese proceder cercano a Rural Studio en Norteamérica o al propio Assemble londinense.

"Londres es un laboratorio de ideas del que bebe mucha gente. En Valencia sí que es cierto que el tema Fallas, que no deja de ser arquitectura efímera, es experimentación en el límite con el arte", añade Peñín, "Enlaza con la tradición nuestra valenciana, de hecho existe una formación reglada, un ciclo formativo en el que me consta que se han matriculado algunos arquitectos y diseñadores, sobre el estudio de Artista Fallero y construcción de escenografías. Es que las Fallas son una construcción efímera también".

Peñín es consciente de que los tiempos para la construcción han cambiado: "Se ha construido tanto que o lo recuperamos o lo rehabilitamos o no queda otra. Esta actitud no es nueva pero sí la conciencia de sostenibilidad, que nuestra disciplina reflexione sobre los deshechos y la posibilidad de darles un nuevo uso". Tal vez sea cierto que las conclusiones de la cumbre de París contra el cambio climático no distingen entre disciplinas, al fin y al cabo Assemble ha utilizado la dotación del premio para realizar la transformación de un conjunto de casas de protección oficial en un barrio deprimido de Liverpool, todo con materiales ecológicos, una labor premiada cuyo galardón estuvieron a punto de no aceptar, debatiéndose entre ellos, porque no se consideraban a sí mismos artistas... Sin embargo acabaron haciéndolo como plataforma de captación de fondos para sus futuros proyectos sociales.

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