VALENCIA. El armario es ese espacio simbólico en el cual se sitúan muchas personas que no pueden o quieren hacer pública una parte de su vida. En el caso de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales estamos ante la ocultación de nuestra orientación sexual o identidad de género. Pero el armario es también un espacio físico cuando hay una prohibición legal o social que impide que, aunque queramos, no sea recomendable salir de él. Porque peligra nuestra vida.

Ése es el espacio que ocupan en este fantástica imagen Jon y Alex. Ellos se muestran al mundo pero se esconden en su país. Ellos exhiben su amor sincero, pleno, universal y sin límites en un contexto de sombras. Mientras la luz ilumina sus rostros, la oscuridad política y social les obliga a esconderse. Abren sus corazones y cierran sus cortinas. Así es la vida de millones de personas en el mundo. Aman con orgullo y viven con temor. Y ese temor desgraciadamente se traduce en muerte en demasiadas ocasiones. Una realidad que debemos seguir denunciando. En San Petesburgo, en Kampala o en Teherán. Porque amar no puede ser un delito. Es nuestro derecho humano a la felicidad.

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José de Lamo es Director General de l'Agència Valenciana d'Igualtat en la Diversitat de la Generalitat Valenciana

Este comentario pertenece a una serie de reflexiones en torno a los ganadores de World Press Photo 2015 promovida por su organización y Valencia Plaza.