Arte y fotografía

Los valencianos de la Colección Thyssen vuelven a 'casa'

  • José Benlliure, El mercado de flores. Colección Carmen Thyssen-Bornemisza
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VALÈNCIA. Aunque los caminos hasta llegar a materializar un proyecto expositivo pueden ser muchos, el que ha llevado a que una pequeña selección de obras de la Colección Carmen Thyssen encuentre acomodo en el Centre del Carme es ciertamente singular. Todo empezó con una llamada telefónica entre la baronesa Carmen Thyssen y el gerente del Consorci de Museus (CMCV), Nicolás Bugeda, apenas unas semanas después de la terrible Dana del pasado 29 de octubre, una conversación en la que se mostró “muy preocupada” por la situación. “¿Qué puedo hacer por València?”, preguntó a Bugeda, según ha desvelado el propio gerente.

 

Tras la charla, se puso en marcha la maquinaria para tratar de avanzar en una cesión de obras que, claro está, tenía que tener en cuenta tanto las piezas de la colección que ya estaban comprometidas en otros proyectos como un objetivo a medio plazo que tampoco se puede perder de vista: la apertura de la sede del Museo Thyssen en Barcelona, del que formarán parte las obras finalmente seleccionadas. No eran pocos los condicionantes para armar una muestra con un plazo tan ajustado, de apenas dos meses, cuando lo habitual es que “la elaboración de una exposición sea de 14 o 15 meses”, tal y como confesó el conservador general de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza, Guillermo Cervera, durante la presentación a medios de la exposición fruto de esta colaboración. 

 

Esta premura ha derivado en el diseño de una exposición en la que primero han llegado las obras y, después, el discurso expositivo, algo poco habitual pero que unos y otros explican en esta suerte de conjunción solidario-cultural que ha sido el origen del proyecto y que se presenta, además, con la mirada puesta en que “vuelva el turismo cultural”, destacó Bugeda. En este sentido, la propia directora general de Patrimonio Cultural, Marta Alonso, señaló en no pocas ocasiones la “solidaridad” y la “deuda infinita” con la entidad y destacó que el proyecto abra sus puertas “coincidiendo con las Fallas” como momento de poner el “foco” en la ciudad. "Valencia necesita todo el apoyo para la reconstrucción”.

Todos estos caminos han conducido finalmente a Valencia en el alma de los artistas. Artistas valencianso en la Colección Carmen Thyssen, una exposición que reúne catorce obras de la colección envueltas por un proyecto del artista digital Chema Siscar hecho ad hoc para la muestra, una propuesta a través de la que ‘filtra’ las piezas allí expuestas con unas proyecciones generadas a partir de herramientas de Inteligencia Artificial, instalaciones que buscan “respetar la contemplación de las obras incorporando un ambiente de armonía y tranquilidad a través de la luz, el color y el movimiento”, explicó el propio artista.

Esta no es la primera vez que la colección recala en el espacio, pues ya estuvo en el año 2000 con la muestra De Corot a Monet, aunque en ese tiempo el centro no era el museo de cultura contemporánea que es hoy. En este nuevo encuentro, el proyecto de Siscar aporta ese elemento de “futuro” a una selección de obras realizadas entre el siglo XIX y XX, un recorrido breve pero que incluye algunos nombres clave de la historia del arte que ha dado València. Entre ellos, cómo no, el icono Joaquín Sorolla, que junto a Emilio Sala o Navarro Llorens ofrecen una mirada a las aguas mediterráneas, aunque no solo. De hecho, de Sorolla se muestra Rompeolas. San Sebastián, una pieza que, aun siendo marítima, muestra una mirada más oscura.

Estas estampas vienen precedidas por una primera sección que propone un singular dialogo entre la singular Bailaora de Manuel Benedito, quien precisamente se formó la mano de Sorolla, y el retrato Carmen Thyssen-Bornemisza en blanco y negro del artista pop Antonio de Felipe, del que también se incluye la pieza California Dreams II, que refleja al personaje de dibujos Betty Boop en Beverly Hills. El costumbrismo y las escenas de ciudad están representados en las piezas de Ignacio Pinazo, Cecilo Pla, Paco Barrachina, José Francés Agramunt, José Benlliure, Emilio Sala o Muñoz Degrain, de los que se exponen piezas tan destacadas como Lavanderas o El mercado de flores. Así, realismo, impresionismo, modernismo y pop art conviven en un recorrido que finaliza con los delicados juegos geométricos de Hernández Mompó.

 

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