VALÈNCIA. Suma y sigue. La historia de Manolo Valdés se cuenta a través de su pasado pero, también, de su presente y futuro, un relato al que se siguen añadiendo capítulos. Uno de los más destacados, claro está, la próxima apertura del Espai Valdés en una de las naves del Parc Central, un proyecto impulsado por el Ayuntamiento de València que dará un espacio expositivo estable para la obra escultórica del valenciano. Para su inauguración tendremos que esperar algunos meses, pero la maquinaría del taller de Nueva York donde opera no para, un espacio desde el que siguen naciendo obras que, en este caso, marcarán el inicio de curso expositivo en València.
Es la galería Benlliure (Cirilo Amorós, 47), uno de los ‘hogares’ del artista en la ciudad, la que abre temporada en el marco de Abierto València con la exposición Manolo Valdés: Perfección Imperfecta, una muestra única que reúne hasta ocho esculturas inéditas, recién salidas del estudio del artista y nunca antes vistas por el público, una serie de piezas realizadas con materiales como el alabastro, el acero, el cristal de Murano, el bronce o la resina que hablan de ese presente y futuro del artista y, cómo no, también de un camino en el que le siguen acompañando esas referencias y obsesiones a las que siempre vuelve.
La exposición, que abrirá sus puertas el próximo 26 de septiembre, se configura en torno a una idea del propio Manolo Valdés, que defiende que la belleza no está en la uniformidad, sino en lo singular. “Cada una de sus piezas incorpora las marcas del proceso, las texturas imprevistas, las huellas de la mano del artista”, reflexionan a este respecto desde la galería Benlliure. “En un contexto en el que la tecnología y la producción en serie tienden a borrar las diferencias, Valdés defiende la fuerza de lo único y lo irrepetible”, subrayan.

Estas nuevas piezas suponen una reflexión y revisión de una de sus obsesiones, esos bustos con tocados que han marcado buena parte de su obra en los últimos años, una serie de piezas en las que juega con la tensión entre el rostro estático y el tocado dinámico. En este sentido, uno de los elementos que se repite en las piezas son esas mariposas que un día vio revolotear en torno a una mujer en el Central Park de Nueva York, en uno de esos numerosos paseos en los que encontró de manera inesperada la inspiración.
Así, piezas como Light Blue Butterflies, Golden Butterflies o Sofía, todas ellas producidas este mismo año, reinterpretan esas mariposas a través de materiales como el aluminio, latón pulido o el cristal de Murano, obras en las que conviven la idea de ligereza y pesadez, en la que lo robusto del material se difumina en la forma y la disposición. Los conocidos como tocados verticales, en los que el artista genera una suerte de trencadís con volumen, también estarán presentes en una muestra que habla de resultados y de procesos.
“Sus obras no ocultan las huellas del proceso, sino que las convierten en protagonistas: cada textura irregular, cada asimetría y cada rastro de la mano del artista son signos de autenticidad y de grandeza. Frente a la perfección pulida y estandarizada de la producción en serie, Valdés reivindica la singularidad de lo irrepetible”, explican desde la galería Benlliure.
Manolo Valdés
Manolo Valdés (València, 1942) es una de las figuras clave para entender el arte valenciano del último siglo, empezando por Equipo Crónica, que impulsó junto a Rafael Solbes, un colectivo que dio la vuelta al arte pop americano, acuñado por Andy Warhol, utilizándolo como herramienta social y política. “Contribuyó a transformar la escena artística española con un lenguaje pop y crítico que combinaba compromiso político, ironía y referencias a la historia del arte", subrayan desde la galería.
Más tarde, desarrollaría su carrera en solitario, con reconocimiento mundial y marcada, en gran medida, por un trabajo escultórico que ha conquistado espacios públicos y museos de todo el mundo. No en vano, su obra está presente en colecciones de referencia mundial como el MoMA de Nueva York, el Centre Pompidou de París o el Museo Reina Sofía de Madrid, además de museos valencianos como el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM), Fundación Bancaja o el Centro de Arte Hortensia Herrero (CAHH).
