VALENCIA. Los hábitos ahorradores de las familias españolas están cambiando ante la caída en picado de los tipos de interés aunque todavía las inversiones más conservadoras siguen siendo las que tienen un mayor peso. El 42,2% del ahorro total durante el pasado año se concentró en depósitos y efectivo, si bien es cierto que fue la cifra más reducida desde 2007 cuando monopolizaban el 37,9%. Así lo constata el último informe del Ahorro Financiero de las Familias Españolas realizado por la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones (Inverco) con datos del Banco de España.
La política monetaria ultralaxa del Banco Central Europeo (BCE) ha provocado que los pequeños ahorradores tengan que asumir más riesgo para obtener de tratar mayores rentabilidades. Cuanto menos batir la inflación para no perder dinero con las inversiones y para ello los minoristas han optado por incrementar las posiciones en fondos de inversión y planes de pensiones -por aquello de que la 'hucha de las pensiones' cada vez está más raquítica-; mientras que han levantado el pie del acelerador de depósitos y productos vinculados a la renta fija a corto plazo -básicamente Letras del Tesoro que ya ofrecen tipos negativos-, sin duda la más afectada por la política monetaria de Mario Draghi.
A pocos se les escapa que uno de los productos de inversión preferidos por las familias españolas sean los fondos de inversión por tres razones fundamentales: rentabilidad, fiscalidad y liquidez. De ahí que hayan sustituido en el gusto minorista a depósitos y Letras del Tesoro, otrora los grandes destinatarios. A lo largo del pasado año, los fondos de inversión se incrementaron un 12,9% hasta los 182.489 millones de euros, la cota más alta desde los 195.564 millones alcanzados en 2007.
Como también repuntó durante el ejercicio anterior el volumen de los planes de pensiones, concretamente un 3,1% hasta los 113.878 millones de euros, lo que representa un nuevo máximo histórico y encadenar cuatro ejercicios consecutivos al alza, según los datos de la patronal del sector presidida por Ángel Martínez-Aldama. El mismo que en el número de marzo de la Revista Plaza recomendaba a las familias españolas "ahorrar más en productos financieros".
Algo que por otro lado volvió a plasmarse el pasado año, dado que el ahorro financiero de las familias españolas a finales de 2015, con datos del Banco de España, se situó en los 2,01 billones de euros en lo que fue un nuevo máximo histórico a cierre de año.
A lo largo de dicho ejercicio, los hogares españoles incrementaron en 32.852 millones de euros su volumen de activos, es decir, un 1,7% respecto a 2014. Cierto es que los depósitos sufrieron una caída del 16%, al pasar de los 407.154 millones de euros hasta los 342.131 millones retrocediendo hasta niveles que no se veían desde 2006.
Como también se redujo en lo que a las acciones cotizadas se refiere (un 5,6%) cerrando en los 155.890 millones de euros por debajo de los 165.135 millones de 2014. Cierto es que buena culpa de dicha caída la tuvo el mal tono bursátil durante el pasado ejercicio, que mermó las inversiones de los pequeños ahorradores.
El 100% del aumento de los activos financieros durante 2015 correspondió a los flujos positivos experimentados por las instituciones de inversión colectiva (IIC), fondos y sociedades de inversión (sicavs), que por tercer año consecutivo se convirtieron en el activo financiero que logró captar casi en exclusiva el interés inversor minorista. El volumen de las sociedades de inversión, que pese a estar enfocadas a los grandes patrimonios pueden participar los pequeños, creció a doble dígito (10,5%) hasta los 67.394 millones de euros. O lo que es lo mismo: nuevo récord histórico.
Finalmente, las familias españolas -tal y como siguen haciendo las empresas- continuaron el proceso de corrección de su nivel de endeudamiento. Sus pasivos financieros registraron un descenso del 2,9%, concretamente 23.514 millones de euros, que unido al incremento de los activos generó un aumento de 56.366 millones de euros en su riqueza financiera neta, para situarse en una cifra récord de 1,231 billones de euros.