VALÈNCIA. Un Mickey Mouse vigilante y con mitad del cuerpo en huesos da la bienvenida a los visitantes de la Galerie Alaux, el nuevo espacio que está gestándose en la antigua milla de oro valenciana. Su director Stéphane Alaux toquitea la escultura, obra de Nicolas Rubenstein, sin reparos "que para eso es suyo”. Tampoco se corta un pelo con la obra de murano que cuelga al lado, del artista italiano Annalù. Su precio oscila los 20.000€ y Alaux aclara que es el precio medio con el que suele trabajar: "Las obras que exponemos van de los 3.000 a los 50.000€, hay arte para todos los públicos e intento no exponer solo a artistas que sean ya demasiado reconocidos", de hecho predica con el ejemplo, y mantiene varias copias de Andy Warhol firmadas por el artista en la escalera que dirige al visitante al sótano, aún en construcción.
Las obras que conviven en la galería son de todo tipo de artistas: internacionales, valencianos y sin importar su nivel de fama. Lo que realmente atrae a Alaux es hacer una selección variada y muy estudiada para traer el buen arte al público valenciano, el cual considera que es el más difícil de impresionar de toda España: "València es como el final boss del arte, o al menos así lo vemos desde Francia. Si algo funciona aquí luego lo hará también en el resto de España, la idea es que Alaux se expanda pero primero vamos a ver que tal va a aquí”. Su idea de emprendimiento empezó en realidad en el Carmen, hace cosa de un año, donde decidió exponer parte de su colección privada, pero como el espacio era limitado decidió mudarse hace medio año a este nuevo espacio en la calle Poeta Querol: "Mi hijo me hizo ver que tenía muchas obras de mi colección propia entre embalajes, y que eso no era del todo "justo". Es por ello que empecé a buscar un nuevo espacio en el que poder disponerlo todo".
Ahora el objetivo del galerista es terminar con las obras cuanto antes y poder abrir sus puertas oficialmente de cara a diciembre, cuando esté todo expuesto: "Podría abrir ya con las obras que tengo en la primera planta, pero quiero que esté todo perfecto. Tengo muchísimas obras en el sótano que aún tengo que colocar en condiciones", explica, "también quiero traer a los artistas para que conozcan a los futuros compradores". Esa toma de contacto es para Alaux lo que marca la diferencia en las galerías, y él como comisario hace esa selección de una manera muy intuitiva y emocional: "Lo que distingue a Alaux es que no hay un eje central temático, son artistas de todo el mundo con diversas inquietudes. Lo mismo hay un Andy Warhol firmado que la obra de un artista filipino que acaba de empezar", y todos ellos tienen cabida en su espacio.
Su pasión por el arte viene inculcada directamente por su padre, con el que empezó a conformar su colección privada con todo tipo de nombres: Pitu, Sergio Porzionato, Robert Combas, Attasit Pokpong... Cuyo trabajo se puede ver ya en la ciudad, acercando el arte del mundo a València, rompiendo las fronteras "geográficas artísticas" en la galería: "Muchas veces veo que las galerías españolas tienen un nombre o dos de personas extranjeras, pero para mi es clave que esa variedad sea latente en Galerie Alaux. Junto con mi padre y mi representante he conocido a artistas increíbles de todo el mundo, que confían en mi y han querido traer su trabajo a València", explica el galerista, quien a su vez sabe poner el foco en el arte valenciano: "Esto no quita que yo observe lo que pasa a mi alrededor, he conocido muchos artistas valencianos que se exponen en la galería también, como Enrique Senís-Oliver, por ejemplo".
Sin haber abierto de cara al público ya ha vendido una obra escultórica, una calavera de bronce que se encuentra en la entrada de la sala principal, comprada por un curioso paseante por 18.000€: "Las personas que pasan por la calle se asoman a ver que es el espacio, y yo les abro la puerta y les invito a pasar, aunque no esté todo montado", cuenta Stéphane, "pero la galería aún no está lista, necesito que todo esté perfecto antes de dejar las puertas abiertas definitivamente". En el sótano Stéphane pretende generar un espacio de arte "pop" y street art, con sopas Campbell coloridas y grandes piezas escultóricas, entre las cuales destaca una escultura a tamaño real de Marilyn Monroe, que contará con su propia máquina de viento para mover su falda, con el motivo de generar "una experiencia única de la visita de la galería", y planteando un espacio diverso, donde caben todo tipo de trabajos de nombres de todo el mundo: "Al final lo que distingue a la galería es su variedad, la diversidad de obras expuestas y los formatos, aquí se puede encontrar de todo", explica feliz Alaux.